
Están confinados en un espacio mínimo de territorio, obligados a moverse día y noche para huir de los bombardeos y los francotiradores. Los quieren fuera, pero a la vez no los dejan salir. Los declararon enemigos por ser quienes son y los están matando mientras van a buscar comida o atención en hospitales. Un comité de la ONU acaba de declarar que son víctimas de un genocidio.
Lo relata así a CONNECTAS Refaat Alathamna, médico boliviano-palestino atrapado en la Franja de Gaza: “Hemos tenido que desplazarnos varias veces. Hemos escapado de un lugar para otro. Hemos perdido a familiares. Acaba de ser asesinado un tío mío hace cuatro días. Otro sobrino fue gravemente herido hace una semana aquí a la puerta, por un ataque muy cerca. Y cada día recibimos malas noticias de algún ser querido que fue atacado, ya sea por bombardeo o por disparos de francotiradores”.
Alathamna tiene cinco hijos. Recalca que es lo único que le queda. Por eso está obsesivamente enfocado en salvarlos. En su Instagram muestra imágenes de lo que queda de Gaza, de su constante búsqueda de refugio, comida y agua, de los precios (huevos a ocho dólares, un litro de gasolina a 100 dólares) y también de algunos momentos felices, como cuando uno de sus hijos recuperó su pelota. En uno de sus últimos post dio gracias al presidente chileno, Gabriel Boric, por haber evacuado a 68 personas. A la vez le pidió ayuda para que alguien los rescate a él y su familia. “Le pido humildemente que, si es posible, pueda ayudarme a salir con el apoyo del gobierno de Bolivia”, escribió en Instagram.
Aunque el médico no pierde la esperanza, en sus audios se le nota desilusionado sobre el papel que han jugado los Estados del mundo: “Estamos hablando de gobiernos que han optado por el silencio o algunos son cómplices. Son muy pocos los que están rechazando lo que está pasando. Pero gracias a todos los pueblos en todo el mundo que están tratando de presionar a esos gobiernos para que actúen para frenar lo que está pasando aquí”.
Las redes sociales están desempeñando un papel fundamental para dar a conocer los crímenes en medio de la ofensiva israelí. Cualquiera puede ver por Instagram o TikTok a un grupo de periodistas asesinados en un hospital, o al otro día un edificio derribado para desplazar a sus habitantes o unos padres que lloran a su hijo muerto.
La periodista argentina Teresa Bo, que lleva cubriendo conflictos en Medio Oriente desde principios de siglo, dice que todo eso muestra una característica que contrasta con los conflictos de décadas anteriores: “Pocos podrán decir ‘no lo sabía o no lo vi’”.
Bo pone de ejemplo los hechos que se han viralizado: “Estamos viendo como Israel creó una nueva ONG que se llama el Gaza Humanitarian Foundation, para reemplazar a las organizaciones tradicionales que reparten alimentos, y que mata a 30, 40, 50 personas casi todos los días, cuando la gente va a buscar comida desesperada”.
De hecho, el médico Alathamna decidió no acudir a las convocatorias de esa polémica fundación. “Parece que para los soldados fuera un juego dispararle a la gente que va a buscar comida”, dice. Según la misma ONU, más de mil personas que iban a buscar alimentos murieron por ataques israelíes.
Teresa Bo trabaja en Al Jazeera, la cadena de noticias que tiene más periodistas en la tragedia de Gaza y que ha sufrido la muerte de algunos de ellos. Ella misma ha estado en territorio israelí después de octubre de 2023, cuando comenzó el conflicto con el ataque terrorista de Hamás.
A Bo le preocupa que a pesar de la evidencia, hay quienes justifican las muertes de civiles (más de 60 mil) y de periodistas (más de 210).
Como el reportero Anas al Sharif, muerto junto a cuatro compañeros durante un bombardeo israelí en las inmediaciones de un hospital. Israel ni siquiera disimuló el hecho como un error. Por el contrario, justificó el ataque diciendo que Anas al Sharif había “ejercido como jefe de una célula terrorista de Hamás”, pero no aportó pruebas. “Es matar al mensajero. Es algo que hemos visto a lo largo de la historia y que Israel lo ha convertido en sistemático. No lo digo yo, lo dice Reporteros sin Fronteras, lo dice el Comité para la Protección de Periodistas, lo dicen incluso las Naciones Unidas”.
A Bo le preocupa que la violencia se naturalice, se pierda en el scroll de las redes sociales entre influencers, o que la misma tecnología se use para encubrir. “Hay mucha distribución de fakes. Están pasando videos que eran viejos para decir que se está exagerando con lo del hambre. No nos olvidemos que hasta el día de hoy hay un gobierno en Israel que dice que la gente en Gaza no tiene hambre. Lo dice Netanyahu abiertamente”.
No es lo único que ha dicho el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El lunes 8 de septiembre instó a la población palestina a irse de la ciudad de Gaza. “Le digo a los residentes: han sido advertidos, ¡váyanse ahora!”, dijo. Advirtió que pretende controlar militarmente toda Gaza para después traspasar el poder a una autoridad civil. “Queremos tener un perímetro de seguridad. No queremos gobernarla”, expresó.
[Video] Enfermo y desnutrido: El niño de Gaza que según Israel son fake news #Cooperativa90 https://t.co/kzjd2IbkAo pic.twitter.com/CIaDdikw8Y
— Cooperativa (@Cooperativa) August 6, 2025
El director de la oficina de Amnistía Internacional en Chile, Rodrigo Bustos, sostiene que el mundo tardó demasiado en reconocer lo que está pasando. Amnistía fue una de las primeras en concluir que lo de Gaza es un genocidio. “Al menos se cumplen tres características: las dos primeras son que hay una matanza masiva (al menos 65 mil muertos, según cifras conservadoras), y lesiones graves contra una población debido a su origen étnico o su religión. Y la tercera característica es generar condiciones que impidan la continuidad de la vida”. Esta, para Bustos, es clara, pues Israel ha utilizado la hambruna como arma de guerra, ha destruido hospitales, establecimientos educacionales y campos de cultivo. “Pero el genocidio está siendo reconocido por cada vez por más estados, por cada vez por más autoridades, por cada vez por más organizaciones de la sociedad civil, e incluso por organizaciones de derechos humanos de Israel”, dice.
Un ejemplo de esto es lo ocurrido en la Vuelta de España, que no pudo terminar debido a las protestas por la participación de un equipo perteneciente a un magnate israelí, amigo de Netanyahu. El mismo presidente, Pedro Sánchez, aplaudió a quienes boicotearon la carrera: “Vaya por delante nuestro reconocimiento y respeto absoluto a los deportistas, pero también nuestra admiración a un pueblo español que se moviliza por causas justas como la de Palestina”. En Latinoamérica también varios presidentes han salido a condenar las acciones de Israel, la mayoría de izquierda o progresistas. Por ejemplo, el chileno Gabriel Boric sostiene que lo que ocurre en Gaza es directamente un genocidio.
Lo mismo ocurre con los presidentes de Brasil, Lula da Silva, y de Colombia, Gustavo Petro.
En el caso de Petro, rompió relaciones con Israel, prohibió por decreto la exportación de carbón hacia ese país y acogió este año una conferencia de emergencia sobre Gaza.
Por su parte Lula da Silva, durante la cumbre de los Brics de este año, dijo: “No podemos permanecer indiferentes ante el genocidio practicado por Israel en Gaza, la matanza indiscriminada de civiles inocentes y el uso de hambre como arma de guerra”. El presidente brasileño ya había sido declarado persona non grata en 2024, después de que Lula comparó lo que ocurre en Gaza con el holocausto.
En un complejo operativo que tomó meses, hemos hoy recibido exitosamente a 68 ciudadanas y ciudadanos palestinos provenientes de Gaza, 36 de ellos niños, niñas y adolescentes, cuya vida corría peligro ante el genocidio en curso.
— Gabriel Boric Font (@GabrielBoric) September 13, 2025
Chile hace honor a su himno patrio. https://t.co/ziLEfzYMJJ
Latinoamérica tiene una alta simpatía por la causa palestina. De hecho, sólo Panamá no le reconoce como estado. Pero también la región tiene muchos negocios con Israel, sobre todo en el área de defensa. Por eso algunos líderes políticos recibieron críticas cuando comenzaron a plantear que el ejército israelí se estaba excediendo en Gaza.
Y algunos sostienen que lo mejor es mantenerse neutral. En Chile, por ejemplo, el candidato presidencial Franco Parisi, de tendencia populista, sostuvo que si fuera electo, su política sería no meterse “en ese lío… Israel es un socio estratégico de Chile”.
También hay líderes, sobre todo en la derecha y en sectores evangélicos, que muestran directamente su apoyo a Israel y que incluso niegan la hambruna denunciada por los organismos internacionales. Entre ellos está el presidente argentino, Javier Milei, quien dijo a principios de este mes: “Los alimentos van, pero los terroristas de Hamás no los dejan entrar”. Además sostuvo: “Una tapa de una famosa revista que mostraba el problema que en la Franja de Gaza la gente se moría de hambre y sucede que la foto era trucada”.
Teresa Bo explica que Milei se siente un aliado de Israel y Estados Unidos, por lo que incluso invitó a Netanyahu a visitar Argentina, lo que no se concretó. “Que haya un presidente que tan abiertamente lo apoya y todo lo que eso representa, es ir en contra de Naciones Unidas, en contra de la Corte Penal Internacional (hay una orden de arresto contra Netanyahu de parte de la CPI) y en contra de la ley internacional humanitaria”.
Bo agrega que aunque en el siglo pasado tampoco se respetaban las reglas del derecho internacional, “al menos parecía que existían, pero ahora transgredirlas se volvió normal”.
Es que a pesar de las resoluciones de la ONU y los informes de organismos internacionales neutrales, nada parece detener el acorralamiento de la población palestina en Gaza. No muy lejos, el 12 de septiembre, la ONU respaldó, con 142 votos a favor y 10 en contra (entre lo que se opusieron estaban Israel, Estados Unidos, Argentina y Paraguay), una resolución que busca revitalizar la solución de dos Estados: Palestina e Israel, y el desarme de Hamas. “Los países sacan acuerdos en busca de una solución y luego surge Estados Unidos y los veta. Lo mismo pasa en Ucrania, con los vetos de Rusia. Es frustrante”, dice Bo.
Eso sí, ya hay líderes incluso en la derecha radical, que están cambiando su discurso. Por ejemplo la primera ministra de Italia, Georgia Meloni, dijo en una conferencia que los ataques de Israel en Gaza son “desproporcionados” y que ha habido “demasiadas víctimas inocentes”.
Bustos, por su parte, manifiesta que la invasión de Israel no se sostendría sin el apoyo de otras naciones occidentales. “Se muestra la fragilidad del sistema de protección de los derechos humanos cuando Estados Unidos veta resoluciones que sólo piden un alto al fuego para detener la barbarie. También ha habido complicidad porque la mayor parte de las armas utilizadas por el Estado de Israel han sido suministradas por Estados Unidos y Alemania. Por eso una de las solicitudes de Amnistía Internacional es un embargo de armas hacia Israel”.
Para el médico Refaat Alathamna, en tanto, cada día en que el mundo no logra un alto al fuego, es un día de peligro mortal para él y su familia. “No quiero perder a mis hijos. No quiero ser víctima. Ya hemos visto lo peor. Ya basta”.
*Artículo escrito por Cristian Ascencio, publicado originalmente por CONNECTAS. Disponible en el siguiente link.