
El oficialismo de Javier Milei logró este jueves en la Cámara de Diputados la aprobación general del Presupuesto 2026, marcando un hito legislativo para su gestión. Sin embargo, la sesión terminó con un revés político significativo: la oposición consiguió que se rechazara el Capítulo 11 del texto, que contenía la polémica intención de eliminar las leyes de financiamiento universitario y emergencia en discapacidad, obligando al gobierno a excluir esas derogaciones del proyecto final.
El Presupuesto obtuvo 132 votos a favor, 97 en contra y 19 abstenciones en la votación en general, lo que aseguró su avance rumbo al Senado. No obstante, el intento del oficialismo de blindar las derogaciones dentro de un solo capítulo desató una fuerte resistencia en bloques opositores y entre aliados provinciales que terminaron rechazándolo.
El corazón de la disputa fue el Capítulo 11, que incluía no solo la derogación de las mencionadas leyes sociales, sino también otros recortes y ajustes controvertidos. Tras intensos cruces y negociaciones, ese apartado fue derrotado por 123 votos contra 117, una victoria celebrada en el recinto por las fuerzas opositoras.
La estrategia oficial consistió en forzar una votación por capítulos y no por artículos, buscando así que los aliados del gobierno respaldaran todas las medidas de ajuste de manera conjunta. La maniobra fracasó cuando varios diputados provinciales, e incluso algunos aliados del gobierno, optaron por votar en contra del capítulo más conflictivo.
Para la oposición, la caída del capítulo que contenía las derogaciones significó más que una cuestión técnica: representó la defensa de normas que habían sido aprobadas por amplias mayorías y que el Ejecutivo buscaba desactivar a través de la herramienta presupuestaria.
Desde el oficialismo, pese a la derrota en ese punto específico, intentaron presentar la media sanción como un triunfo en términos de política fiscal, destacando que el Presupuesto 2026 consolida metas de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) y control de la inflación proyectadas para el próximo año.
Por su parte, los sectores opositores celebraron la decisión de frenar las derogaciones y destacaron la movilización interna que consiguieron para resistir la presión oficialista, interpretando el resultado como una señal de límites a las ambiciones de ajuste más profundas del Gobierno.
El resultado bipartidista de la sesión —con aliados que acompañaron la aprobación general del Presupuesto pero se apartaron en la votación del capítulo más sensible— expone tensiones dentro de la base oficialista y augura mayores desafíos para el Gobierno en la negociación con el Senado y en futuras iniciativas legislativas.

