viernes 7 de noviembre de 2025

Ramón González Perlaza, el ecuatoriano que lleva su ritmo al Sur

El artista ecuatoriano radica en la Ciudad de Buenos Aires desde hace 33 años, y es el líder de su propia orquesta internacional “El Son de Ramón”.
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El ecuatoriano Ramón González es un referente de la música afro esmeraldeña que encontró en Argentina, su segunda Patria. Crédito: Ramón González.

Ramón González Perlaza nos invitó a su búnker, una casona antigua situada en el tradicional barrio de Parque Patricios de la Ciudad de Buenos Aires. Entre instrumentos, fotos que evocan sus comienzos y una marimba enorme que sobresale en su estudio de grabación, nos contó su historia como migrante ecuatoriano.

Ramón nació en Esmeraldas un 24 de mayo de 1967 y desde temprana edad se inclinó por los ritmos afro esmeraldeños, un gusto heredado de su abuela que bailaba este ritmo y su padre guitarrista. Quería ser abogado, pero la vida lo llevó por otros caminos, esos que conducen a la salsa. Orgulloso, comentó que a los 14 años de edad participó en los talleres del Banco Central en Esmeraldas bajo la dirección de David García y luego se unió a la agrupación musical “Los Chigualeros”, muy conocida por la salsa, son montuno y la música afro ecuatoriana.

En 1992 se trasladó a Guayaquil para seguir la carrera universitaria de abogacía en la Universidad de Guayaquil, pero sin dejar de lado su pasión. Trabajaba como instructor de talleres infantiles del Banco Central del Ecuador, preparando a niños de 5 a 12 años en ritmos afro ecuatorianos. Como un curioso y ávido aprendiz, se enfocó en la marimba, el bombo, cununo e incursionó en el canto. Al año siguiente, su vida tomó un giro diferente cuando conoció al grupo Bejuco, liderado por Freda Montaño, quien también es ecuatoriana y reside en Buenos Aires desde hace más de 30 años.

Una noche, tras salir de la facultad, observó a unas personas bailando alegremente y se preguntó intrigado: “¿Qué hacen aquí?” “¿Serán de Esmeraldas?”. Se acercó a saludar y se dio cuenta que era la agrupación esmeraldeña Bejuco, pero ninguno de los integrantes tocaba la marimba y lo invitaron a formar parte de los ensayos. Fue entonces cuando empezó la aventura que lo llevaría a ser el director musical del grupo afro ecuatoriano. Después, Bejuco recibió una invitación de la Subsecretaría de Cultura de Antofagasta (Chile) para realizar una gira musical intensa por dicho país.

Ramón González se atreve a lo nuevo

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“El Son de Ramón” es la orquesta internacional que Ramón González conformó en 2008 con músicos de diferentes países que viven en Buenos Aires. Crédito: Ramón González.
 

“Al comienzo me negaba ir porque tenía que estudiar, además en ese momento no tenía pasaporte”, relató Ramón. Sin embargo, Freda Montaño, líder de Bejuco, lo convenció y tramitó todo lo necesario para agarrar su maleta y su mejor ritmo. Antes del viaje, el protagonista de nuestra historia habló con los profesores para garantizarles que regresaría después de la gira. Recorrieron todo Chile vía terrestre, realizaron presentaciones a la gorra, durmieron en hoteles precarios, pero nada fue impedimento para transmitir su amor por la música afro. Las presentaciones se extendieron por toda Sudamérica, tocando en Colombia, Perú, Brasil, Uruguay y Argentina. Fue ahí donde decidieron finalmente radicarse en Buenos Aires.

“Tuvimos la oportunidad de ser becados por la Asociación de Actores de Argentina para estudiar teatro, bajo la dirección de Omar Fanuchi. Eso fue muy importante para nosotros”, expresó sobre aquella época. En 1994, Ramón decidió iniciar un nuevo rumbo pero sin dejar al grupo. Se convirtió en instructor de música y danza afro ecuatoriana en el Estudio Danzario Americano, fundado por Jorge Winter.

La vida profesional de Ramón González fue en ascenso, y en 1998 lanzó su primer disco titulado A Mi Gente. Desde entonces produjo otros materiales de su autoría como Tumbao Latino, Goza Mi Son, y Jolgorio. Próximamente se sumarán El Emigrante y Tumbao.

En el año 2000 abrió su propia escuela a la que bautizó Rumbason, donde continúa con su legado de expandir la cultura. “Desde ese momento empecé a enseñar a hombres y mujeres argentinos a bailar salsa, bachata, pop latino, danzas árabes, y tocar la marimba”, comentó.

Actualmente su hija Jael González, está al frente de la escuela y su esposa, Karina Nudenberg, quien fue su primera alumna, lo acompaña en todo lo que concierne a su carrera. Junto con su otro hijo, Joan González, forman una familia fusionada por raíces ecuatorianas y argentinas. 

En 2007 presentó una comedia musical de su autoría llamada “Raíces Latinas”. Al año siguiente formó una nueva compañía y realizó el espectáculo teatral y musical “Cosas de Negros”. Además, formó grupos musicales como “La Son Charanga”, “Súper Combo”, “Son Clasic”. Hoy en día produce y dirige a la orquesta internacional el “Son de Ramón”, conformada por músicos de Cuba, Venezuela, Perú y Colombia, como así también el grupo “Afro Experimental”. A su vez, prepara el show “Cantos de Mi Tierra Negra”.

 “El Son de Ramón” se formó en el año 2008 y es, sin duda, uno de sus más ambiciosos proyectos porque es autor, compositor y voz principal. En Buenos Aires participó en diferentes eventos como “Buenos Aires Celebra Ecuador”, organizado por la Embajada de Ecuador en Argentina. La música de Ramón ensambló en Argentina el espíritu afro ecuatoriano, contagiando la alegría y el ritmo que lo caracteriza.

Segunda Patria

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Ramón González lleva 33 años viviendo en la Ciudad de Buenos Aires a la cual ama profundamente y le dedicó una canción. Crédito: Ramón González.

El productor musical pondera el amor que siente por Argentina y muestra su profunda gratitud. “No pienso nacionalizarme, no tengo necesidad. Hice el tema “Ven a mi Buenos Aires” en agradecimiento a esta ciudad, porque me dio estudios, a mi familia, y el cariño del público”, expresó Ramón, quien conserva su acento ecuatoriano.

Por otro lado, se refirió a cómo triunfar en la vida: ser siempre humilde y no dejarse llevar por el ego. “Lo que pasa es que uno tiene que ser dócil, flexible en algunas cosas, saber de dónde viene uno”, dijo al respecto.  

En ese sentido, recordó al músico cubano Wilber García, una de las personas que lo acompañó en su recorrido y forma parte de “El Son de Ramón”. Se conocen desde hace 15 años y reconoce con mucho aprecio que recibió su ayuda cuando más lo necesitaba. “Siempre estuvo en los momentos que lo necesité y eso para mí es algo que no se olvida”, aseguró.

Ramón no se olvida de sus compatriotas y destacó la colaboración que hizo en julio del 2023 con Albita Cangá, una ecuatoriana que formó parte del grupo Bejuco y por problemas de salud necesitaba ayuda económica. El esmeraldeño no vaciló en organizar un gran evento musical llamado “Todos por Alba”, al que asistieron muchos ecuatorianos residentes en Buenos Aires.

Por su parte, la ecuatoriana Ruth Palacios -una de las artistas que trabaja con Ramón- habló de su amigo y el valor cultural que aporta al país. “Tiene mucha fuerza para trabajar, creatividad y garra en los ensayos. Crea un ambiente de buen humor. Siempre uno termina riéndose con él”, comentó. “Soy artista y valoro la historia de cada canción que compone y sus letras tienen que ver con las raíces de su tierra. Hay otras que hablan de los padres. Es muy interesante a la hora de presentarse con la banda. Veo mucha voluntad y perseverancia de todo el tiempo que ha estado en Argentina ha sido perseverante”, expresó.

La esencia de ser ecuatoriano

Al preguntarle si regresaría a Ecuador, Ramón respondió con un rotundo “no”. “Viajé antes de la pandemia, pero no podría vivir allá porque acá tengo mi vida, mi familia, mis amistades, mi trabajo”, sostuvo. “Donde vaya soy y seré ecuatoriano. Muchas veces cuando estoy en escenario cantando, creen que soy cubano, puede ser porque estoy rodeado de muchos, pero mientras tenga vida, seré ese esmeraldeño que con su música dejará huella”, recalcó.

En ese sentido, enfatizó en su deseo de seguir conectando su trabajo con la comunidad de migrantes que siempre acuden en cada acto que realiza. Los comienzos de Ramón González le permitieron hacer base en tierras del sur. “Los argentinos son muy buenas personas. Me gusta como son los porteños porque se dejan llevar por el sabor de la salsa y les gusta conocer todos sobre nuestras raíces”, concluyó.

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