
Enriqueta Estela Barnes, presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo e histórica dirigente por los Derechos Humanos, celebra este miércoles sus 95 años. Estela de Carlotto, como se la conoce popularmente, nació el 22 de octubre de 1930 en Buenos Aires, y ejerció la docencia durante casi 30 años. Se casó con Guido Carlotto, con quien tuvo cuatro hijos.
Su vida dio un giro en 1977 cuando su marido y, posteriormente, su hija Laura fueron secuestrados por la última dictadura cívico-militar. Su esposo fue liberado tras un pago en dólares, pero Laura, que estaba embarazada de tres meses, no tuvo la misma suerte. En agosto de 1978, los militares le entregaron su cuerpo y desde entonces Carlotto se convirtió en una figura reconocida por su militancia, su búsqueda de los desaparecidos y su lucha por Memoria, Verdad y Justicia.
En 1980, recibió noticias de que su nieto posiblemente habría nacido y se encontraría con vida. Fue durante este periodo que se unió formalmente a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. En 1989 fue designada como presidenta de la organización, cargo que mantiene hoy en día.
Además, es miembro de numerosas organizaciones de Derechos Humanos, y presidenta del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Por su activismo y búsqueda de los nietos apropiados recibió varios doctorados honoris causa y una gran cantidad de reconocimientos nacionales e internacionales.
El 4 de agosto de 2014, logró el hito más emotivo de su vida: su nieto, Ignacio Montoya Carlotto, fue identificado a través de una comprobación de ADN a la que se presentó voluntariamente. Tras más de tres décadas de búsqueda, se convirtió en el nieto 114 en ser restituido.
A través de las redes sociales, Abuelas de Plaza de Mayo saludó a su presidenta. “Es la abuela del amor y la esperanza, la que nunca baja los brazos, la que se levantó contra la dictadura y cada vez que brotan las injusticias”, expresaron. “Estela es la presidenta de la Asociación que se volvió referencia del derecho a la identidad en la región y el mundo, y con sus flamantes 95 años sigue trabajando por la defensa de los derechos humanos: ‘Es lindo envejecer luchando’, dice y vuelve a encender la esperanza”, agregaron en el emotivo saludo.
A sus 95 años, Estela y su lucha nos recuerdan que la memoria no es pasado, sino presente y futuro. Hoy, su cumpleaños se celebra también como un homenaje a la verdad, la justicia y la esperanza que ella encarna.

