
El conflicto en la Franja de Gaza atraviesa un momento clave tras la respuesta de Hamás al plan de paz de 20 puntos propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump. En la noche del viernes, el grupo armado comunicó la aceptación del grueso de los términos, lo que llevó a Trump a ordenar a Israel un cese “inmediato” de los bombardeos. Sin embargo, en las últimas horas se reportaron nuevos ataques y autoridades gazatíes confirmaron al menos 70 muertos, lo que evidencia la fragilidad de la tregua.
La carta, difundida públicamente por Trump en su red Truth Social, señala que Hamás acepta parte de las condiciones propuestas, aunque las negociaciones deben continuar. Entre los puntos clave figuran la disposición a liberar a todos los rehenes israelíes capturados el 7 de octubre de 2023 —48 en total, de los cuales se cree que unos 20 siguen con vida— y la aceptación de entregar la administración de la Franja de Gaza a un órgano integrado por tecnócratas palestinos con respaldo árabe e islámico.
Hamás acepta parte del plan, pero deja abiertos puntos clave
En el comunicado, Hamás asegura que está dispuesto a “liberar a todos los cautivos de la ocupación, tanto los vivos como los restos, de acuerdo con la fórmula de intercambio descrita en la propuesta del presidente Trump”, siempre que se garanticen las condiciones necesarias sobre el terreno para llevar a cabo los intercambios. Además, añade que está listo para “iniciar negociaciones inmediatamente a través de mediadores” con el fin de discutir los detalles del proceso.
El grupo islamista también sostuvo la posibilidad de “entregar la administración de la Franja de Gaza a un organismo palestino de independientes (tecnócratas) basado en el consenso nacional palestino y con apoyo árabe e islámico”. Este aspecto de la declaración sugiere que Hamás busca que la gestión de Gaza permanezca en manos palestinas, incluso si ello implica renunciar al poder, en oposición a la “Junta de Paz” internacional ideada por Trump y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
La “Junta de Paz” figura como el noveno de los veinte puntos incluidos en el plan pactado por Trump y Netanyahu y presentado el 29 de septiembre en la Casa Blanca. Este proponía la gobernanza temporal de Gaza a través de un comité de tecnócratas palestinos bajo supervisión internacional, encabezada por el propio mandatario estadounidense y por el ex primer ministro británico Tony Blair. Sin embargo, Hamás afirmó que la administración del enclave debe ser exclusivamente palestina.
En ese marco, la respuesta de Hamás parece sugerir que el movimiento no cierra la puerta al plan, aunque tampoco lo acepta en su totalidad. Su postura apunta a abrir una nueva ronda de negociaciones en la que se discutan cuestiones más amplias, como el futuro político de Gaza y los derechos del pueblo palestino, que, aseguran, todavía están en discusión. Al mismo tiempo, el texto también evita pronunciarse sobre el desarme de la organización, otra de las principales exigencias de la propuesta de Trump.
“Una ventana para las negociaciones”
Mientras tanto, Qatar y Egipto, principales mediadores, celebraron la respuesta de Hamás y destacaron el avance en las negociaciones. El portavoz del Ministerio de Exteriores de Qatar, Majed al-Ansari, señaló que Doha comenzó a coordinar con Egipto y Estados Unidos para dar continuidad a las conversaciones. Por su parte, Egipto expresó su expectativa de un “desarrollo positivo” y adelantó que trabajará junto a otros Estados árabes, EE.UU. y países europeos para alcanzar un alto el fuego permanente en Gaza.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró alentado por la postura de Hamás e instó a las partes a “aprovechar la oportunidad para poner fin al trágico conflicto en Gaza”, según indicó su portavoz Stéphane Dujarric. A ese llamado se sumó el respaldo de varios mandatarios internacionales —entre ellos los de India, Malasia, Francia, Alemania y Canadá— que coincidieron en subrayar la necesidad de un alto el fuego inmediato y la liberación de los cautivos.
Uno de los más críticos con el plan de Trump fue el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien sostuvo que “el plan de paz presentado por Estados Unidos no es perfecto, e incluso discrepamos con gran parte de él. Sin embargo, nuestra prioridad actual es salvar la vida del pueblo palestino”. Incluso, agregó que el apoyo de los países árabes e islámicos “no es una señal de acuerdo con todo lo descrito en ese plan, sino un paso colectivo para detener el derramamiento de sangre, rechazar la expulsión y dar al pueblo de Gaza la oportunidad de regresar a su patria”.
En tanto, el periodista Ali Hashem, de Al Jazeera, sostuvo que la declaración de Hamás abrió una ventana para las negociaciones y que en las próximas 48 horas podría concretarse un gran intercambio. Según explicó, las reservas del grupo armado frente a la llamada “Junta de Paz” responden a que esa propuesta “aísla a Gaza de toda la causa palestina”. Hashem destacó, además, que Hamás mostró “mucha positividad” al aceptar el espíritu del plan y que ahora “la pelota está en la cancha del presidente Trump”.
En esa misma línea, tras la difusión de la declaración, el alto dirigente de Hamás, Mousa Abu Marzouk, fue aún más explícito al rechazar la “Junta de Paz”. “Nunca aceptaremos a nadie que no sea palestino para controlar a los palestinos”, afirmó. En referencia a Tony Blair, señalado como un posible actor clave en la planificación de la reconstrucción y la gobernanza de la Franja de Gaza, subrayó que sería “particularmente mal recibido” por su papel en la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003.
La presión interna a Netanyahu
El debate se concentra ahora en los mapas de una “eventual” retirada israelí, la lista de prisioneros palestinos —unos 250 con largas condenas y cerca de 2.000 detenidos durante la guerra— que serían liberados a cambio de rehenes capturados por Hamás, y las garantías para que el plan no quede en promesas vacías. Una de las primeras presiones provino del propio Trump, quien este sábado instó a Israel a “dejar de bombardear Gaza inmediatamente” y aseguró que Hamás estaba “listo para una paz duradera”.
Horas más tarde, el mandatario republicano volvió a anunciar que Israel había acordado una “línea inicial de retirada” en Gaza, que —según explicó— fue compartida con Hamás como paso previo a un alto el fuego “inmediato”. “Tras negociaciones, Israel ha aceptado la línea inicial de retirada, la cual hemos mostrado y compartido con Hamás. Cuando Hamás la confirme, el alto el fuego será inmediato, comenzará el intercambio de rehenes y prisioneros y se establecerán las condiciones para la siguiente fase de la retirada”, escribió Trump en su red Truth Social.
A las expectativas internacionales se suma la presión interna que enfrenta el primer ministro israelí. En la noche del sábado, miles de personas se congregaron en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv para exigir a Netanyahu la liberación de todos los cautivos retenidos por Hamás y reclamar un alto el fuego inmediato. También se registraron manifestaciones en distintas ciudades del mundo, entre ellas Londres, Barcelona, Roma y Lisboa. En el Reino Unido, la policía informó 442 detenciones, mientras que en otras capitales europeas se reportaron múltiples arrestos.
De momento, se espera que Egipto organice conversaciones sobre la liberación de los rehenes.
Gaza y un optimismo cauteloso
Este sábado, el ejército israelí continuó realizando ataques contra objetivos que, según dijo, “representaban una amenaza”, de acuerdo con el diario The Times of Israel. Entre los bombardeos estuvo el barrio de Tuffah, en la Ciudad de Gaza, donde se reportó la muerte de al menos 18 palestinos, incluidos varios niños. La información se conoció poco después de que Trump asegurara que Israel había “dejado de bombardear” el enclave. De hecho, la cadena Al Jazeera informó la muerte de unas 70 personas, mientras que el número total de víctimas desde octubre de 2023 supera las 67.000, según el Ministerio de Salud gazatí.
Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) mantienen sus operaciones ampliadas en Gaza, el periodista Hani Mahmoud, de Al Jazeera, señaló que muchas personas en el enclave “son muy cuidadosas al expresar su emoción o mostrar sus verdaderos sentimientos sobre lo que está sucediendo”. Por estas horas, miles de familias desplazadas siguen esperando señales concretas de un alto el fuego y poder regresar a lo que queda de sus hogares. Pero la fragilidad de una eventual tregua refleja la dificultad de trasladar los compromisos diplomáticos al terreno.