Este viernes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmaría una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Departamento de Defensa por Departamento de Guerra.
Según los medios locales, la medida permitiría que el nombre se use como título secundario en la correspondencia oficial, con referencias como “secretario de Guerra”. Cabe mencionar que este cambio legal debe contar con la aprobación del Congreso para que sea efectivo.
Respecto a la modificación, el mandatario y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, argumentaron que el renacimiento subraya un “espíritu guerrero” más fuerte.
Durante agosto, Trump ya había pronunciado que “la defensa es demasiado defensiva”. “Queremos ser defensivos, pero también queremos ser ofensivos si tenemos que serlo, así que me pareció un nombre mejor”, agregó en aquel entonces.
El Departamento de Guerra, creado en 1789, dirigió y supervisó el Ejército de Estados Unidos a través de ambas guerras mundiales antes de ser consolidado en el Departamento de Defensa en 1949.
Estados Unidos y un récord de intervenciones militares
El debate sobre el nombre no es solo semántico. Un informe del Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS, por su sigla en inglés), elaborado a comienzos de 2002, recopiló los “centenares de casos en los cuales Estados Unidos utilizó sus fuerzas armadas en el exterior en situaciones de conflicto militar (o de potencial conflicto)” con el argumento de proteger a sus ciudadanos o promover sus intereses.
La lista inicial del CRS enumeraba 300 casos, el último de los cuales fue el bombardeo de Kosovo en noviembre de 2001. Por lo tanto, excluye intervenciones posteriores como la Guerra de Irak (2003-2011), la operación militar en Somalia (2007), la guerra en Libia (2011) y las acciones en Yemen, Pakistán y Siria entre 2011 y 2014. Con esas adiciones, el cálculo supera las 310 intervenciones militares.
El propio informe señalaba que muchas de esas operaciones se realizaron sin declaración de guerra del Congreso, lo que las volvía ilegales bajo la propia Constitución estadounidense.
Ningún otro país acumula un récord semejante. Estados Unidos mantiene más de 800 bases militares en los cinco continentes, fue el único en lanzar bombas atómicas sobre ciudades y, a diferencia de Rusia, suele ser presentado en la narrativa mediática dominante como un garante de orden global y no como un agresor.
El historial de más de 300 intervenciones militares en el exterior muestra que la ofensiva fue parte constitutiva de la política exterior estadounidense. La idea de Trump de “ser más ofensivos” no inaugura una nueva etapa: más bien explicita el rumbo característico de Estados Unidos.