
La guerra en Gaza se convirtió en el conflicto más mortífero para periodistas y trabajadores de medios en la historia. Desde el 7 de octubre de 2023, al menos 189 comunicadores fueron asesinados mientras cubrían la guerra entre Israel y Hamás, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). Sin embargo, la oficina de derechos humanos de la ONU y medios locales gazatíes elevan esa cifra a más de 240.
La semana pasada, cinco periodistas palestinos —Hussam al-Masri, Mariam Abu Dagga, Mohammed Salama, Ahmed Abu Aziz y Moaz Abu Taha— murieron en un doble ataque israelí contra el hospital Nasser. Dos semanas antes, el 10 de agosto, otros cinco trabajadores de prensa de Al Jazeera —entre ellos Anas al-Sharif y cuatro camarógrafos— fallecieron en un bombardeo contra su tienda de campaña instalada frente al Hospital Al-Shifa en Gaza.
El asedio a la libertad de prensa en Gaza
El número de periodistas muertos en territorio palestino varía según la fuente consultada. El CPJ estima que al menos 189 fueron asesinados desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre de 2023. La oficina de derechos humanos de la ONU, en cambio, sitúa la cifra en 247, mientras que el Centro de Medios de Gaza, junto con medios locales, contabilizan 238.
A la delicada situación se suma la prohibición de acceso a la prensa extranjera en la Franja desde el inicio de la guerra. Frente a este bloqueo, los medios locales se convierten en la única fuente directa de información dentro del enclave, donde los periodistas padecen las mismas condiciones de hambre y precariedad que la población civil, además de quedar expuestos a ataques, detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos en represalia por su trabajo.
“Al silenciar a la prensa —a quienes documentan y dan testimonio—, Israel está silenciando la guerra”, declaró el CPJ.
En este escenario, Reporteros Sin Fronteras (RSF) presentó al menos cuatro denuncias ante la Corte Penal Internacional para que se reconozca a los periodistas palestinos como víctimas de crímenes de guerra cometidos por el ejército israelí en los últimos 22 meses. La organización reclama, además, que puedan participar en los procesos judiciales como “víctimas” y no solo como testigos. Sin embargo, la Corte aún no inició ningún procedimiento formal, mientras que Israel tampoco ofreció respuestas concretas sobre las indagaciones que dice tener en curso.
En la misma línea, mientras la ONU ya declaró oficialmente la existencia de hambruna en Gaza, el portavoz de la oficina de derechos humanos, Thameen Al-Kheetan, señaló que la organización exige investigaciones sobre los asesinatos cometidos por Israel. “Las autoridades israelíes han anunciado en el pasado investigaciones sobre este tipo de asesinatos. Aún no hemos visto resultados ni medidas de rendición de cuentas. Aún no hemos visto los resultados de estas investigaciones y exigimos rendición de cuentas y justicia”, afirmó el 26 de agosto.
La versión de Israel y la “Célula de Legitimación”
Aunque las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sostienen que sus operaciones respetan el derecho internacional y que los periodistas no son objetivo de ataque, una investigación de +972 Magazine y Local Call reveló que el ejército israelí creó una unidad especial llamada “Célula de Legitimación”. La unidad, establecida después del 7 de octubre de 2023, tenía como objetivo reunir información para reforzar la imagen de Israel y contrarrestar la indignación internacional por los ataques a la prensa.
Según el informe, la célula de inteligencia israelí se centraba en identificar a periodistas con sede en Gaza que pudieran ser retratados como “agentes encubiertos de Hamás”, con el objetivo de debilitar la condena mundial por el asesinato de quienes cubrían la guerra. “Si los medios globales hablan de que Israel mata a periodistas inocentes, entonces inmediatamente hay un impulso para encontrar a un periodista que podría no ser tan inocente, como si eso de alguna manera hiciera aceptable matar a los otros 20”, explicó una de las fuentes.
Entre los ejemplos citados en la investigación está Anas al-Sharif, periodista de Al Jazeera asesinado el 10 de agosto de 2024. Las FDI lo calificaron como “terrorista de Hamás bajo apariencia de periodista”, aunque los documentos presentados como prueba —no verificados de manera independiente— indicaban que su vinculación con Hamás había terminado en 2017, lo que, según las fuentes, “incluso si los documentos fueran exactos, sugiere que no participó en la guerra actual” como parte del grupo terrorista.
También se menciona el caso de Ismail Al-Ghoul, otro reportero de Al Jazeera, asesinado junto a su camarógrafo en julio de 2024. Un mes después, el ejército israelí lo presentó como “operativo del ala militar y terrorista de Nukhba”, citando un documento de 2021 supuestamente recuperado de una computadora de Hamás. Sin embargo, ese mismo archivo indicaba que Al-Ghoul había recibido su rango militar en 2007, cuando tenía apenas diez años, lo que evidencia inconsistencias en la acusación.
El informe, a su vez, indica que, en al menos una ocasión, la célula tergiversó información de inteligencia para vincular falsamente a otro periodista con Hamás. “Decían: de día es periodista, de noche es comandante de pelotón. Todos estaban entusiasmados. Pero hubo una cadena de errores y atajos. Al final se dieron cuenta de que realmente era un periodista”, relató una fuente. Estos casos evidencian un mismo patrón: la intención de Israel de etiquetar a periodistas como “terroristas” sin pruebas, justificando así los ataques.
El ataque al Hospital Al-Ahli
Uno de los primeros operativos de mayor esfuerzo por parte de la “Célula de Legitimación” se produjo tras la explosión en el Hospital Al-Ahli, ocurrida el 17 de octubre de 2023. Medios internacionales, citando al Ministerio de Salud de Gaza, informaron inicialmente que un ataque israelí había provocado la muerte de unas 500 personas. Israel, por su parte, negó la autoría y atribuyó el hecho a un cohete fallido de la Yihad Islámica, asegurando además que la cifra de víctimas era menor.
Al día siguiente, el ejército israelí difundió una grabación de audio obtenida por la célula a partir de interceptaciones de inteligencia, presentada como una conversación entre dos supuestos miembros de Hamás que responsabilizaban a la Yihad Islámica por la explosión. Varios medios internacionales consideraron verosímil la grabación y reprodujeron la versión israelí, lo que debilitó la credibilidad del Ministerio de Salud de Gaza y fue interpretado como una “victoria” de la célula dentro del ejército.
Las tres fuentes consultadas por la investigación de +972 Magazine y Local Call también remarcaron que el Ejército de Israel considera a los medios de comunicación parte del campo de batalla, lo que justificaría el uso de inteligencia clasificada con fines propagandísticos. “El objetivo era simplemente encontrar la mayor cantidad de material posible para contribuir a los esfuerzos de hasbará (propaganda)”, resumió una de ellas.
Un llamado global por la prensa en Gaza
En medio de la situación crítica que atraviesa la Franja de Gaza, RSF y el movimiento global Avaaz convocaron este lunes a una movilización internacional que reunió a más de 250 medios de 70 países. La iniciativa, que se dio pocos días después de los últimos ataques mortales del ejército israelí contra periodistas palestinos, tuvo como objetivo exigir la protección y evacuación urgente de los reporteros, así como solicitar el acceso independiente de la prensa extranjera al territorio.
En paralelo, The Guardian difundió una lista, basada en datos del CPJ, con los nombres y rostros de los periodistas asesinados. “Los nombres de esta lista no sólo representan la pérdida de vidas, futuros y familias en duelo, sino también la pérdida de una generación de periodistas asesinados mientras hacían su trabajo en los entornos más aterradores y devastadores y cuya valentía y dedicación al cubrir este conflicto no pueden ser reemplazadas”, señaló el diario británico.
Pese a las numerosas críticas y el rechazo internacional a las violaciones del derecho humanitario, la lista de periodistas asesinados en Gaza podría seguir creciendo a medida que se registren nuevas muertes. No existen cifras exactas: los conteos se basan en estimaciones y varían según la fuente, pero tanto RSF como el CPJ coinciden en que se trata de un escenario inédito. RSF calcula más de 210 periodistas asesinados en menos de dos años, mientras que el CPJ advierte que Israel está “llevando a cabo el intento más mortífero y deliberado de asesinar y silenciar a periodistas que el CPJ haya documentado jamás”.