
La Franja de Gaza atraviesa una situación humanitaria crítica y de rápido deterioro tras la reciente confirmación oficial de hambruna en la ciudad y sus alrededores. Así lo indicó un informe publicado este viernes por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), el cual prevé que la emergencia se extienda en las próximas semanas a las zonas de Deir al-Balah y Khan Younis.
El sistema de monitoreo alimentario, respaldado por la ONU, informó que más de medio millón de palestinos —casi una cuarta parte de la población— enfrentan condiciones catastróficas, caracterizadas por el hambre, la indigencia y la muerte, situación que se corresponde con la Fase 5, el nivel más grave de inseguridad alimentaria, según el informe.
Se trata de la primera confirmación oficial de hambruna en Gaza desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás.
El reporte, además, advirtió que 1,07 millones de personas —el 54 % de la población— se encuentran en emergencia alimentaria (Fase 4), mientras que otras 396.000 —el 20 %— atraviesan una crisis alimentaria aguda (Fase 3). Estos datos representan el deterioro más grave documentado por el IPC desde que comenzó a monitorear el territorio en 2023.
Las proyecciones del IPC para los próximos meses
El análisis sobre la situación en Gaza prevé que las condiciones empeoren aún más entre mediados de agosto y finales de septiembre. Según el informe, “se proyecta que la hambruna se extienda a Deir al-Balah y Khan Younis”, ubicadas en el centro y el sur de la Franja, respectivamente, y dos de las zonas más afectadas por la intensificación de los ataques israelíes en las últimas semanas.
En el mismo escenario, se estima que casi un tercio de la población —641.000 personas— enfrentará condiciones catastróficas (Fase 5), mientras que quienes se encuentran en emergencia alimentaria (Fase 4) podrían aumentar a 1,14 millones, es decir, el 58 % de la población. También se proyecta que 132.000 niños menores de cinco años sufran desnutrición aguda hacia junio de 2026.
No obstante, el IPC señala que en julio el hambre ya había superado los umbrales técnicos de hambruna en Gaza (36 %), Deir al-Balah (33 %) y Khan Younis (22 %).
La alerta de la ONU y rechazo de Israel
António Guterres, secretario general de la ONU, calificó la crisis como “un desastre provocado por el hombre, una crítica moral y un fracaso de la humanidad”. A su vez, subrayó que la hambruna “no tiene que ver con la comida; es el colapso deliberado de los sistemas necesarios para la supervivencia humana”, refiriéndose a la destrucción o bloqueo intencional de infraestructuras, rutas de suministro y servicios básicos que impiden el acceso a alimentos y otros recursos a Gaza.
Por su parte, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, aseguró que “utilizar la inanición como método de guerra es un crimen de guerra”, e instó a Israel a garantizar el acceso inmediato de ayuda humanitaria. “Las autoridades israelíes deben tomar medidas inmediatas para poner fin a la hambruna en la gobernación de Gaza y evitar más pérdidas de vidas en toda la Franja (…)”, afirmó.
Tom Fletcher, coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU, denunció la obstrucción de Israel al ingreso de alimentos y suministros esenciales, calificando la situación como “una hambruna que ocurre a pocos cientos de metros de la comida”. Además, afirmó que esta crisis podría haberse evitado si se hubiera permitido el acceso del personal y los recursos vitales de la ONU.
“Los alimentos se acumulan en las fronteras debido a la obstrucción sistemática de Israel. Es una hambruna a pocos cientos de metros de la comida, en una tierra fértil”, reiteró Fletcher en conferencia de prensa en Ginebra.
En respuesta, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu rechazó categóricamente el informe, calificándolo de “mentira descarada”. Netanyahu afirmó que Israel “no tiene una política de hambruna” y destacó que desde el inicio del conflicto se han permitido ingresar dos millones de toneladas de ayuda humanitaria a Gaza, más de una tonelada por persona.