
Durante décadas, los controles médicos de las mujeres se centraron casi exclusivamente en lo ginecológico. Sin embargo, una nueva perspectiva médica empieza a cuestionar esa lógica y pone el foco también en las enfermedades cardiovasculares. En esa línea, la cardióloga Rosina Arbucci impulsa una estrategia que ya bautizó como “PAP cardíaco”: un conjunto de estudios preventivos que busca instalarse con la misma naturalidad y regularidad que el tradicional Papanicolaou.
De acuerdo a la Sociedad Argentina de Cardiología, el 45% de las mujeres mayores de 20 años tiene algún tipo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, sólo un tercio lo percibe como una amenaza real. Además, los datos indican que 1 de cada 3 mujeres muere por enfermedad cardiovascular, una proporción más alta que el riesgo femenino de cáncer de mama (1 de cada 8 mujeres).
Al respecto, Rosina Arbucci, médica cardióloga y líder del equipo diagnóstico de Bioimágenes, expresó: “Cuidamos a todos, pero nos olvidamos de nosotras, por eso denominé a estos estudios básicos del corazón como ‘PAP cardíaco’, ya que todas las mujeres tienen muy incorporado los estudios ginecólogos pero relegan al órgano más importante. Nuestro cuerpo merece ser escuchado antes de que sea tarde”. “La salud cardiovascular femenina sigue estando subdiagnosticada. Las mujeres postergan el control del corazón, y eso tiene consecuencias«, agregó.
En 2023, cerca de 100.000 personas murieron por enfermedades cardíacas en Argentina, el 30% del total de muertes. En mujeres, el diagnóstico suele llegar tarde. La menopausia, la hipertensión, el sedentarismo, el estrés crónico y los embarazos con complicaciones aumentan el riesgo, pero no siempre se contemplan en los chequeos de rutina.
Pero esto no ocurre solo en el país, sino que es una tendencia a nivel mundial. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte de mujeres en todo el mundo, según la Federación Mundial del Corazón. Pese a ello, las pacientes siguen estando infratratadas debido a ideas erróneas y a la falta de concientización tanto de pacientes como de médicos.
La importancia del “PAP cardíaco”
El protocolo propuesto incluye tres estudios fundamentales: Eco Doppler Cardíaco, Eco Doppler de Vasos de Cuello, y Eco Estrés (ejercicio de esfuerzo). Además se recomienda complementarlos con un análisis de laboratorio de rutina para poder tener una evaluación completa. Estos estudios permiten detectar alteraciones eléctricas, placas de ateroma y signos de esfuerzo cardíaco excesivo, incluso antes de que aparezcan síntomas.
En ese sentido, la Dra Arbucci remarcó la necesidad de realizar estos chequeos. “Así como las mujeres nos hacemos el PAP ginecológico, deberíamos naturalizar el chequeo cardíaco. Es la mejor forma de prevenir infartos y enfermedades que no siempre avisan. El cuerpo no grita de un día para el otro, pero si no lo escuchamos puede ser tarde”, explicó.
La recomendación general es comenzar con los controles a partir de los 40 años, o antes si hay antecedentes familiares de hipertensión, colesterol alto o diabetes. También es muy importante prestar atención a los avisos que da el cuerpo, ya que a diferencia del estereotipo masculino del infarto (dolor súbito en el pecho), en mujeres los síntomas suelen ser sutiles o confusos.
Los síntomas y cómo cuidarse
El cuerpo suele advertir cuando el corazón no está en su mejor momento, pero con señales que a veces puede percibirse como otra cosa. Un cansancio persistente sin causa aparente puede ser la primera alarma. A ello se suman las palpitaciones o sensación de opresión, la falta de aire al subir escaleras o caminar, e incluso dolores torácicos “atípicos” que muchas mujeres minimizan. No menos importante, episodios de ansiedad sin explicación clara pueden esconder un origen cardiovascular. Escuchar y registrar estas señales es clave: frente a ellas, es imprescindible consultar al médico.
La prevención viene de la mano de hábitos saludables. Caminar al menos 30 minutos al día, no fumar, evitar el estrés crónico reducen drásticamente el riesgo coronario. También es importante incorporar frutas y verduras frescas en la dieta y desplazar los ultraprocesados. El descanso es un factor clave cuenta: dormir entre siete y ocho horas de calidad favorece la regulación de la presión y el ritmo cardíaco. Y, por último, realizar estudios cada año para conocer el estado de salud integral.