
Una estrategia silenciosa pero poderosa se extiende por Estados Unidos. La censura de libros, lejos de ser un fenómeno aislado impulsado por padres preocupados, se ha transformado en una maquinaria política aceitada que amenaza la libertad de expresión, la diversidad de contenidos y el acceso a la educación. Así lo advierte el informe La aceleración de la censura (The Censorship Acceleration), publicado en junio de 2025 por el EveryLibrary Institute.
Según el estudio, el crecimiento de las campañas de censura no es espontáneo ni desorganizado: está impulsado por grupos con poder político y financiamiento millonario, que promueven leyes estatales restrictivas y presionan a escuelas, bibliotecas y editoriales para que eliminen títulos considerados “controversiales”. La mira está puesta especialmente sobre libros que abordan temas de género, sexualidad, racismo o historia crítica.
De la preocupación individual a una operación nacional
Una de las principales revelaciones del informe es que el nuevo rostro de la censura ya no responde a reclamos individuales, sino a una red organizada que articula a grupos como Moms for Liberty con cargos electos y legisladores. Esta alianza impulsa proyectos de ley, crea listas negras de libros y vigila a docentes y bibliotecarios.
En los últimos tres años, más de 160 leyes estatales fueron propuestas para restringir el acceso a libros en contextos educativos. Además, se crearon grupos locales entrenados para asistir a reuniones escolares, impugnar lecturas y presionar autoridades siguiendo manuales de acción estandarizados.
Cifras que alarman
- En 2024, se intentó censurar 4.190 títulos, frente al promedio de solo 46 por año entre 2001 y 2020.
- El 72% de las peticiones para prohibir libros fueron impulsadas por grupos de presión, administradores o funcionarios electos.
- El informe advierte sobre el “efecto enfriador”: muchas bibliotecas optan por autocensurarse para evitar conflictos.
- También las editoriales limitan publicaciones o circulación en ciertos estados, creando una censura silenciosa.
Un fenómeno que impacta en toda la cadena del libro
La censura ya no solo recae sobre el contenido visible. Está afectando toda la cadena: desde la producción y adquisición de libros, hasta la programación cultural, la formación docente y el acceso juvenil a materiales diversos. La presión sobre editores, curadores y distribuidores genera un efecto cascada que condiciona qué se publica, qué se recomienda y qué llega al lector.
¿Cómo enfrentarla?
El informe no solo describe el fenómeno: también propone estrategias para combatirlo. Entre ellas:
- Construir coaliciones amplias que incluyan bibliotecarios, docentes, padres, editores y activistas por los derechos civiles.
- Exigir transparencia en el financiamiento de las campañas de censura.
- Usar herramientas legales y comunicacionales para visibilizar y defender el derecho a leer.
No se trata solo de libros: está en juego el modelo de sociedad
El estudio es contundente: lo que está en juego no son únicamente los títulos eliminados de las estanterías, sino el tipo de sociedad que se construye a partir del acceso a la cultura y la educación. La censura ya no se esconde: se organiza, se financia y se acelera. Por eso, entender sus mecanismos y resistir sus consecuencias es más urgente que nunca.