
El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, dio un nuevo paso en la expansión de las tareas de inteligencia policial con el foco puesto en el entorno digital. Esta semana, mediante resoluciones publicadas en el Boletín Oficial, aprobó el Protocolo de actuación para agentes encubiertos digitales y creó un Consejo Académico para formar a los infiltrados. La medida genera controversia por autorizar identidades falsas en el Renaper y reforzar el control sobre las redes sociales.
Un nuevo frente: redes sociales bajo vigilancia
La figura del agente encubierto no es nueva. Fue introducida en 2016 por la ley 27.319, que regula el accionar de efectivos que, ocultando su identidad, se infiltran en organizaciones criminales para recolectar pruebas. Pero ahora, Bullrich da un giro digital: los infiltrados podrán crear perfiles falsos en redes sociales para vigilar conversaciones, participar en chats y, eventualmente, “revelar” delitos en entornos virtuales.
Según el nuevo protocolo, el proceso incluye el pedido judicial de infiltración, la selección del agente por parte de la fuerza, su aprobación por el abogado Fernando Soto —mano derecha de Bullrich— y la creación de una identidad ficticia que será registrada oficialmente en el Renaper. Esta identidad podrá mantenerse incluso después de finalizada la misión.
Críticas y preocupaciones: ¿más inteligencia sin control?
Organizaciones como la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y la Fundación Vía Libre manifestaron su preocupación. “Están legalizando prácticas que antes eran irregulares y ampliando las potestades de las fuerzas sin control judicial efectivo”, afirmó la referente María del Carmen Verdú.
Beatriz Busaniche advirtió sobre el impacto de registrar identidades ficticias en bases de datos oficiales. “Esto es lo más grave: permitir que existan personas legales que no existen en la realidad. Es un salto preocupante en las capacidades de vigilancia del Estado”, sostuvo.
Escuela de infiltrados: nueva estructura con jueces y aliados del oficialismo
La formación de los agentes encubiertos también se institucionaliza. El flamante Consejo Académico, presidido por el juez Ricardo Basílico, estará integrado por funcionarios de Seguridad y representantes de las fuerzas, pero también por figuras clave del entorno de Bullrich y Villarruel. Tendrá mandato por tres años, garantizando continuidad incluso si la ministra abandona su cargo.
El juez Basílico ya tuvo contacto con el núcleo duro del Ministerio al integrar la comisión de reforma del Código Penal junto a Soto y Carlos Manfroni, actual jefe de gabinete de Bullrich.
Un contexto político tenso
En medio de una feroz interna dentro del oficialismo, el avance de Bullrich genera interpretaciones políticas. “Parece que cada sector del Gobierno arma su propio servicio de inteligencia. Es una amenaza para la democracia”, alertó Myriam Bregman (FIT-U).
El gasto en estas estructuras contrasta con el contexto de ajuste, pobreza creciente y denuncias por represión social. Desde sectores críticos acusan a Bullrich de utilizar el aparato del Estado para perseguir voces disidentes, mientras organismos internacionales siguen de cerca la situación de los derechos humanos en el país.