
Varios militares entrevistados por Haaretz aseguraron que sus superiores les ordenaron disparar contra concentraciones de civiles que aguardaban ayuda, aunque no representaban amenaza alguna. Los testimonios relatan que se abrió fuego sistemáticamente para dispersar a quienes llegaban a los centros de emergencia.
Un soldado describió la situación como un colapso total de los códigos éticos del IDF en Gaza.
Víctimas en los puntos de ayuda
Según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, desde el 27 de mayo al menos 549 personas fueron asesinadas y más de 4.000 resultaron heridas cerca de estos centros. No está claro cuántos fueron víctimas directas del fuego israelí.
Investigación interna en marcha
El Fiscal Militar ordenó que el Mecanismo de Evaluación de Hechos del Estado Mayor investigue posibles crímenes de guerra. Mientras tanto, el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz rechazaron estas denuncias, calificándolas de «libelos de sangre».
Centros de ayuda bajo control militar
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) instaló cuatro centros de distribución – tres en el sur y uno en el centro–, con personal palestino y estadounidense, protegidos desde varios cientos de metros por el IDF. Sin embargo, las entregas fueron caóticas: se registraron al menos 19 incidentes de disparos cerca de los sitios, incluso antes de su apertura o luego del cierre.
Un soldado describió:
“Es un campo de exterminio. Donde yo estaba, mataban entre uno y cinco cada día. No usaban gases, solo fuego real… Luego, cuando abría el centro, dejaban de disparar”.
Disparos para disuadir civiles
Los testimonios revelan que el IDF empleaba fuego de advertencia con morteros, tanques y ametralladoras para evitar acercamientos. Aunque supuestamente no había amenaza, los civiles eran tratados como si fueran una fuerza enemiga.
Algunos rangos superiores habrían incautado lanzagranadas de tropas en retiro para continuar disparando a quienes se acercaban aún después de dispersados.
Contratistas y demoliciones agresivas
Decenas de contratistas privados que operan en Gaza recibían pagos por demoler casas, y solían actuar cerca de los puntos de ayuda. Para proteger sus áreas de trabajo, las fuerzas disparaban a civiles, según un combatiente veterano:
“Para derribar una casa y ganar dinero, está ‘justificado’ matar a quienes solo buscan comida”.
Acusaciones directas a mandos del IDF
Se señala al general de brigada Yehuda Vach, al mando de la División 252, como responsable de estas crueles medidas. Soldados de reserva confirmaron operaciones bajo su mando donde se disparó intencionalmente sobre civiles.
En un caso, una orden de disparar un proyectil contra una multitud provocó varias muertes. “No había ninguna razón de seguridad”, aseguró un oficial.
Crítica al mando y a la moral institucional
Un alto oficial denunció que los rangos superiores habían normalizado la violencia contra civiles, argumentando que las víctimas «no son combatientes» y que el Ejército “ha perdido su brújula moral”.
Las cifras siguen aumentando
Las muertes se han intensificado: 57 civiles muertos el 11 de junio, 59 el día 17 y cerca de 50 el 24 de junio, según el Ministerio de Salud. En una reunión interna, los oficiales debatieron si continuar usando artillería para dispersar multitudes, ya que no cuestionaron la legitimidad moral del acto.
Implicación de milicias pro-Israel
Sectores militares informaron que algunas víctimas habrían sido alcanzadas por milicias armadas, como el grupo Abu Shabab, protegidas y promovidas por el IDF.
La respuesta oficial
El IDF afirmó que respalda el GHF y que no permite disparos intencionales contra civiles. Aseguraron que se realizaron mejoras operativas (cercos, señalética, rutas auxiliares) y que no se autorizaron ataques directos a civiles.
Además, informaron que los incidentes están siendo investigados por la unidad de evaluación de hechos.