
El 26 de junio de 2002, un hecho trágico marcó un antes y un después en la historia reciente de la protesta social en Argentina. Ese día, durante una movilización de organizaciones de desocupados hacia el Puente Pueyrredón, dos jóvenes militantes Maximiliano Kosteki, de 22 años, y Darío Santillán, de 21, fueron brutalmente asesinados por la Policía Bonaerense.
A 23 años de aquella masacre, familiares, compañeres y organizaciones sociales vuelven a concentrarse en Avellaneda para recordarlos con una jornada cultural, una vigilia y un corte simbólico en el mismo lugar donde fueron asesinados. La consigna que guía este año la convocatoria es “Memoria para resistir, organización para vencer”.
Una vigilia que renueva la memoria
La estación de tren de Avellaneda, rebautizada oficialmente como “Estación Darío y Maxi”, será el punto de encuentro para múltiples actividades culturales que comenzarán hoy por la tarde. Desde las 16:00h, se llevarán a cabo paneles de reflexión política, expresiones artísticas, murales, ferias de publicaciones y artesanías.
Además, se erigirá un escenario por el que pasarán artistas como La Delio Valdez, el Quinteto Negro La Boca y otros grupos comprometidos con las causas populares. A partir de las 19:00h se organizarán ollas populares y asambleas transfeministas, con transmisión en vivo de medios alternativos. Ya entrada la noche, hacia la medianoche, se dará inicio a la vigilia con corte en el Puente Pueyrredón, en una ceremonia cargada de mística y memoria.
Los asesinatos de Kosteki y Santillán ocurrieron durante una feroz represión policial desplegada con la participación de fuerzas federales, bonaerenses, Gendarmería y Prefectura. Aunque en un primer momento se intentó instalar la versión de un enfrentamiento entre piqueteros, las fotos tomadas por la prensa ese mismo día demostraron que ambos jóvenes fueron ejecutados por la policía.
Maximiliano fue baleado por la espalda dentro de la estación, y Darío fue asesinado cuando intentaba asistirlo. Las imágenes recorrieron el país y el mundo, generando una profunda conmoción social y precipitando el fin del gobierno interino de Eduardo Duhalde.
Legado, justicia y organización popular
En 2006, los comisarios Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados a prisión perpetua por su responsabilidad en los asesinatos. Sin embargo, les familiares y militantes denuncian hasta hoy que los responsables políticos nunca fueron juzgados. En este sentido, la jornada de hoy no solo tiene un carácter conmemorativo, sino que también busca mantener vivo el reclamo de justicia y la denuncia contra la impunidad.
El legado de Darío y Maxi sigue presente en las luchas de las nuevas generaciones. Su compromiso con la construcción de una sociedad más justa y solidaria los convirtió en símbolos de la resistencia popular. Cada año, la conmemoración de la masacre de Avellaneda no solo rememora lo ocurrido, sino que también reaviva el debate sobre la criminalización de la protesta social, el rol represivo del Estado y la necesidad de seguir organizándose desde abajo.
A 23 años de la masacre, las calles de Avellaneda vuelven a teñirse de memoria, cultura y lucha. El recuerdo de Kosteki y Santillán no se apaga, y la estación que lleva sus nombres se transforma, una vez más, en un faro colectivo que interpela al presente y proyecta esperanza.