
Amnistía Internacional emitió una contundente advertencia sobre los peligros que representa el uso de ciberpatrullaje en Argentina y en el mundo. Según la organización, estas prácticas de monitoreo de redes sociales y plataformas digitales, utilizadas por fuerzas de seguridad o agencias gubernamentales, pueden constituir una grave amenaza a los derechos humanos si no están sujetas a estrictos controles legales, transparencia y supervisión independiente.
En su página oficial, Amnistía subrayó que “el ciberpatrullaje indiscriminado puede poner en riesgo la libertad de expresión, el derecho a la privacidad y la protección de datos personales”, especialmente en contextos donde no existe una regulación clara ni mecanismos de rendición de cuentas.
La vigilancia masiva como amenaza a la democracia
El informe de Amnistía Internacional remarca que el monitoreo de publicaciones, conversaciones y contenidos en internet puede ser utilizado con fines de persecución política, discriminación o control social. Este fenómeno preocupa en Argentina, donde el gobierno ha admitido realizar tareas de ciberpatrullaje con el supuesto objetivo de prevenir delitos o detectar amenazas.
Sin embargo, la organización advierte que sin una legislación específica que limite su alcance y garantice el respeto a los derechos fundamentales, estas prácticas pueden derivar en censura, autocensura o estigmatización de sectores críticos de la sociedad.
Recomendaciones para evitar abusos
Amnistía Internacional recomienda a los Estados, incluido el argentino, que adopten las siguientes medidas:
- Regulación clara y específica: Las tareas de ciberpatrullaje deben estar reguladas por leyes transparentes, que definan objetivos, límites y salvaguardas para la protección de los derechos humanos.
- Supervisión independiente: Todo monitoreo digital debe ser fiscalizado por órganos autónomos y ajenos al poder político o policial.
- Transparencia pública: Los gobiernos deben informar periódicamente sobre el uso, alcance y resultados del ciberpatrullaje, garantizando que no se vulneren libertades básicas.
- Respeto al derecho a la protesta y la expresión online: Las actividades de vigilancia no deben usarse para inhibir el debate público, la disidencia ni la organización de movimientos sociales.
El desafío para Argentina
En el contexto local, organizaciones de la sociedad civil y especialistas en derechos digitales ya manifestaron su preocupación por el uso creciente del ciberpatrullaje sin control parlamentario ni judicial. En este sentido, Amnistía Internacional subraya la importancia de actualizar los marcos legales para garantizar que estas herramientas no sean utilizadas de manera arbitraria o abusiva.
El uso de tecnologías de vigilancia debe ser compatible con los estándares internacionales de derechos humanos, advierte la entidad, para no erosionar la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas.