La inteligencia artificial generativa ha revolucionado la producción de contenido, pero también ha generado preocupación en la comunidad artística. Herramientas como ChatGPT han permitido la creación de imágenes en el estilo de reconocidos autores sin su consentimiento, abriendo un debate sobre derechos de autor y ética en el uso de la IA.
Daniel Benchimol, director de Proyecto451, señala que la tecnología ha permitido a los usuarios recrear imágenes en el estilo de Hayao Miyazaki, cineasta japonés reconocido por obras como Mi vecino Totoro y El viaje de Chihiro. Sin embargo, en una entrevista de 2016, Miyazaki calificó el uso de la IA en la creación artística como «un insulto a la vida misma».
El uso indiscriminado de estas herramientas desató un alboroto en redes sociales cuando usuarios de la versión premium de ChatGPT comenzaron a generar imágenes inspiradas en el Studio Ghibli. Aunque OpenAI asegura que respeta los derechos de autor basándose en la doctrina de «uso justo», la legalidad de esta práctica sigue siendo un tema de debate.
El escándalo de Meta: uso de libros pirateados
A la controversia sobre el uso de imágenes se suma el escándalo de Meta y su modelo de IA, LLaMA 3. Según información revelada en documentos judiciales, la empresa habría utilizado millones de libros de la biblioteca pirata Library Genesis (LibGen) para entrenar su inteligencia artificial, en un proceso aprobado por la propia compañía.
Irina Sternik, en Lado B News, explica que Meta evaluó adquirir licencias de libros y artículos de investigación, pero finalmente optó por extraer datos de LibGen debido a los altos costos y la complejidad del proceso legal. Esta práctica fue denunciada por autores como Sarah Silverman y Junot Díaz, quienes demandaron a Meta por infracción de derechos de autor.
El caso también involucra a OpenAI, que habría utilizado LibGen en el pasado, aunque la compañía sostiene que dejó de hacerlo en 2021. A su vez, el Sindicato Nacional de Editores de Francia emprendió acciones legales contra Meta por el uso masivo de obras protegidas sin autorización.
La respuesta de la industria editorial
Las reacciones no tardaron en llegar. María Pallante, directora ejecutiva de la Asociación de Editores Estadounidenses (AAP), declaró en la Feria del Libro de Londres: «Detener la proliferación de sitios piratas es una prioridad. No podemos permitir que el desarrollo de la IA se base en el robo de propiedad intelectual».
Por su parte, Catriona MacLeod Stevenson, de la Asociación de Editores del Reino Unido (PA), exigió que Meta y otras grandes tecnológicas sean transparentes sobre el material utilizado y establezcan negociaciones justas para la obtención de licencias.
Desde Cambridge University Press, también se pronunciaron: «Meta debería pagar por el contenido que ha robado. La falta de regulación sobre la IA y los derechos de autor permite que las grandes tecnológicas se beneficien sin compensar a los creadores».
El avance de la inteligencia artificial abre nuevas posibilidades creativas, pero también plantea desafíos éticos y legales. Mientras la industria tecnológica sigue explorando sus límites, creadores y editores exigen medidas para proteger la propiedad intelectual y garantizar una retribución justa a los autores.