En épocas de Milei, Argentina y sus medios hegemónicos generan un mensaje masivo hipócrita y malintencionado, donde todo lo que se informa parece el mundo del revés. Tan es así que desde hace días el gobierno viene llevando adelante una campaña de hostigamiento, allanamientos violentos y persecución política contra comedores populares y diferentes movimientos sociales a quienes acusa de diferentes casos de corrupción y extorsión.
Mientras el país se hunde en la miseria alcanzando a una enorme cantidad de familias trabajadoras como nunca antes, se pierden miles de puestos de trabajo, los precios de alimentos aumentan y el salario no le alcanza a nadie, el gobierno, la justicia y los grandes medios de comunicación que le son afines, te quieren convencer que los culpables están en otro lado, que el gran problema del país hoy está en lo que sucede dentro de un comedor popular. Y así explican que tienen escuchas telefónicas, mensajes de Whatsapp, cuadernos con pruebas “contundentes”.
Los objetivos del gobierno están por demás de claros: cuando el malestar social crece, la economía está peor que nunca, viene de un golpazo por el enorme paro nacional, su Pacto de Mayo se le está muriendo y la Ley Bases navega en la incertidumbre, en medio de todo eso necesita cambiar el eje, llamar la atención con otros temas. Aferrarse a su discurso inicial anticorrupción para afianzar sus bases electorales y desviar con el apoyo de sus medios a toda la opinión pública hacia el tema que el gobierno quiere mostrar: la supuesta corrupción de las organizaciones sociales en los barrios y su relación con la izquierda que según ellos sería culpable de un robo a los pobres.
Como siempre, lo fundamental ante estas situaciones, es esforzarnos por quitar el velo de la campaña criminalizadora y falsa del gobierno, para desentrañar la realidad de lo que pasa en el país y en los barrios. Veamos.
Pobreza y corrupción: males sistémicos con responsables claros
En medio de semejante campaña mediática comencemos entonces por los hechos reales, por esas verdades innegables que hoy merecen ser puestas en su lugar. Los responsables de la creciente pobreza y miseria que existe hoy y de los enormes hechos de corrupción que acompañan esa realidad están en el gobierno y en este régimen capitalista donde también otros partidos han gobernado.
Es este gobierno de Milei, Bullrich y Petovello quien desde hace seis meses cortó el envío de alimentos a miles de comedores populares reales, existentes, ellos definieron así abandonar a los que menos tienen. También eliminaron las Unidades de Gestión y el pago de nexos a miles de trabajadores que habían conseguido cobrar un poco más y para eso cumplir más horas de trabajo semanales. Es este gobierno el que tiene desde el mes de diciembre de 2023 congelado el monto de la ayuda social en $78.000. El mismo gobierno que al meter toda la economía en recesión viene haciendo crecer la desocupación, por lo cual nadie que hoy esté sin trabajo y cobrando una miserable ayuda social tendrá la posibilidad de encontrar trabajo digno, ni siquiera un trabajo temporal en obras públicas paralizadas por decisión de Milei.
Paralelamente a este abandono de millones de personas, estos miserables se vienen aumentando sus sueldos como funcionarios de manera escandalosa, en una danza de varios millones cada uno. El presidente a su vez viaja por el mundo a todo tipo de eventos no oficiales gasta miles de dólares, de esos que son del país, sin rendirle cuentas a nadie. Los jueces acomodados y nombrados por el poder político, quienes cobran altísimos sueldos, son quienes llevan adelante las causas contra organizaciones sociales, jueces que no pagan impuestos y viven de por vida en medio de esos privilegios.
Esos mismos jueces y este mismo gobierno jamás investigan ni allanan a las grandes empresas y bancos privados que fugan capitales a otros países, a sus casas matrices o a paraísos fiscales, no investigan ni allanan a grandes empresarios que evaden millonarios impuestos cada mes, no investigan ni allanan a las patronales que en secreto no les realizan sus aportes previsionales a miles de trabajadores. No investigan ni allanan a funcionarios que en pocos años se vuelven ricos y compran varias y lujosas propiedades. No investigan ni allanan a los creadores de la deuda externa bajo el macrismo que hicieron desaparecer todo el último millonario préstamo pedido al FMI por 45 mil millones de dólares. No hacen nada de todo eso, pero sí presentan en la Ley Bases un artículo habilitando el blanqueo de capitales, incluso a familiares de funcionarios públicos actuales. ¿Queres entonces saber dónde hay una enorme y permanente corrupción? En este gobierno y este régimen político que lo sustenta con sus jueces millonarios y cómplices. Esa es la única verdad de lo que sucede. Y de nada de esto de tanta gravedad, tiene la culpa un trabajador desocupado que recibe $78.000 de ayuda social.
Un gobierno de extorsionadores seriales
Entre muchas de las cosas que indignan es escuchar hablar a funcionarios de extorsión hacia los pobres con la ayuda social. Decirles caraduras es muy poco. Cínicos son estos funcionarios y sus periodistas bien pagos.
El gran extorsionador es el gobierno, que desde su primer día de gestión le viene diciendo a miles de trabajadores desocupados “si van a una marcha les cortamos el plan”. Y con carteles publicitarios amenazantes e impulsados por Patricia Bullrich: «El que corta no cobra». Reclamar, movilizarse, es un derecho constitucional. Y este gobierno amenaza y extorsiona a los que menos tienen negándole la posibilidad de llevar adelante su derecho constitucional básico: ir a una marcha en este caso a pedir trabajo.
Extorsionar es eso, congelar la ayuda social, dejar de enviar alimentos, pero prohibir las movilizaciones y amenazar con aplicar un protocolo antipiquetes. Eso si que es “modus operandi” oficial, los permanentes ataques y aprietes, que además no se reducen solo contra las organizaciones sociales. Acaban de abrir una causa contra diferentes dirigentes solo por haber participado en la movilización del 20 de diciembre pasado, detuvieron a trabajadores que en el último paro nacional realizaban actividades legales para organizar su medida de fuerza.
Este gobierno amenaza y extorsiona también a las y los trabajadores estatales y docentes “si hacen el paro no se les pagara el día”. Y amenaza y extorsiona con no aprobar paritarias en el Ministerio de Trabajo si lo acordado entre un gremio y la patronal del sector, tiene un monto que al gobierno no le gusta. Y en última instancia extorsiona también al régimen político actual y a sus supuestos aliados políticos de una parte de la oposición, cuando reiteradas veces Milei dijo que si no le votan las leyes avanzará igual, por decreto o por reglamentaciones. Eso sí que es extorsionar a un país entero.
¿Por que existen los movimientos sociales?
Volviendo sobre el tema en cuestión, para ver la relación entre la ayuda social, los movimientos sociales y los millones de trabajadores desocupados, tenemos que comprender realmente que reflejan y que rol juegan. El desastre capitalista de inicios del siglo XXI generó en una gran cantidad de países un enorme salto de la desocupación estructural dejando a millones de familias trabajadoras por fuera de todo derecho al trabajo digno y a la seguridad social. Nuestro país no fue ajeno a este proceso, por el contrario, desde los 90 en adelante hubo un alto salto en la degradación social y falta de futuro. Un pico máximo de este proceso fue el 2001 con la brutal crisis económica que termino con un estallido popular contra el gobierno de De la Rúa y la evidencia de millones de personas desatendidas por el Estado.
Allí dieron un salto grande la existencia de organizaciones sociales, las cuales ya venían actuando desde la década anterior en diferentes provincias del país y en el Gran Buenos Aires, pero se multiplicaron y crecieron más después del 2001 y con fuertes jornadas de lucha lograron conquistar más y mejor ayuda social para quienes no tienen trabajo.
Es decir; existen porque son el reflejo organizativo de un proceso concreto de lucha en los barrios populares contra la miseria, y durante años han jugado un rol positivo de organizar la lucha, sostener comedores y merenderos, armar proyectos sociales, deportivos, productivos integrando familias y jóvenes, frente al abandono del Estado y el avance del narcotráfico, la complicidad policial en cada barrio y otras decadencias del sistema.
Y si a este y otros gobiernos le preocupara el tema de verdad, en lugar de hacer campañas falaces y persecutorias sobre referentes y sobre el modo de repartir la comida y otras conquistas que se logran, la solución real y coherente es una sola, la que ningún gobierno, y menos este reaccionario de Milei quiere ni quiso hacer; universalizar toda la ayuda social. Hacer que todas y todos los trabajadores desocupados reciban una ayuda social digna, hacer que se envíe mensualmente alimentos de calidad y masivamente a los barrios garantizando todo (incluso el traslado y gastos de movilidad desde el Estado). Y paralelamente ir generando verdaderos planes de trabajo genuino. Todo eso sí se podría hacer tocando los intereses y los recursos de los que más tienen, por ejemplo poniendo un impuesto permanente a los grandes banqueros, empresarios y dueños dela tierra. Pero nadie quiere hacerlo porque no les interesa terminar con la pobreza, al contrario, la generan permanentemente con sus planes de ajuste. Y entonces prefieren apoyarse en sus medios de comunicación amigos para demonizar a las organizaciones sociales que vienen haciendo, dentro de la crisis y falta de ayuda social, lo mejor que pueden con un gran esfuerzo, aciertos y seguramente también errores y cosas a mejorar.
Campañas falsas, organización verdadera
Para mejor confundir a la población, desde el gobierno y los grandes medios se difunden campañas de mentiras todo el tiempo. “Miente, miente, que algo quedará” decía el ideólogo y responsable de la propaganda fascista Joseph Goebbels, mano derecha de Hitler. Hoy el gobierno y sus medios, están llevando adelante ese concepto: instalar mentiras, frases, denuncias y darlas a todas por hecho como si fueran verdades. A partir de ahí masifican la noticia, a partir de ahí no hay vuelta atrás, lo que ellos dicen es “la verdad” aunque no esté demostrada realmente en ningún lado. Eso es lo que estamos presenciando estos días: una campaña de falsedades, macartista, apuntada hacia las organizaciones sociales y políticamente contra la izquierda. Una campaña antipobres que tiene el objetivo que los que menos tienen no puedan siquiera organizarse en sus barrios para reclamar por sus derechos. Buscan con tanta campaña y falsedades asustar, desorganizar, desmoralizar y confundir. Y generan sospechas en delicados temas como el agitar en los medios: “te obligan a marchar”, “solo le dan comida al que marcha”, “si no vas a las marchas te quitan el plan” y “te obligan a poner un aporte económico mensual”.
Quitemos del medio esta propaganda reaccionaria para desinformar y confundir y vayamos a los hechos. ¿Cómo es realmente la organización en los barrios?
Primero: no hay programas sociales universales, es decir por culpa del gobierno no hay ayuda social para todos. Entonces ahí se organizan las y los vecinos y se movilizan, y cada vez que se consigue por ejemplo una tanda de nuevos planes sociales, lógicamente se reparte entre quienes sí fueron parte de la lucha y de las acciones: Eso no solo no tienen nada de malo, sino que es muy democrático: lo que se consigue luchando se reparte entre las familias que fueron a la lucha.
Segundo: algo similar sucede con la entrega de alimentos (que recordamos el gobierno no realiza hace 6 meses abandonando su responsabilidad). Cuando llegaban alimentos la cantidad enviada no era para todo el barrio, porque de nuevo, no hay universalización de la ayuda social. Son las organizaciones sociales con su lucha en la calle, la que han ido arrancando conquistas parciales. Entonces los alimentos se utilizan y reparten entre las familias que ayudaron con su organización y lucha a conseguirla. De nuevo, es la forma más democrática y debatida en asambleas.
Tercero: Por esa razón no hay ninguna extorsión ni amenaza de quitar el plan, ya que además solo el gobierno puede quitar un plan social, porque es quien deposita el dinero directamente a la gente, no le deposita a las organizaciones. Lo que hay es un llamado firme y convencido de las y los referentes en cada barrio a impulsar la lucha con fuerza y a participar de las medidas para conseguir alimentos y programas sociales. Diciendo con claridad que quien no participa en asambleas, reuniones y en las marchas, lógicamente luego no podrá ser parte de lo que hayan conseguido quienes si participaron e hicieron el esfuerzo. Algo muy obvio.
Cuarto: Por último, sobre los aportes mensuales. El gobierno quiere demonizar y atacar a las organizaciones con la mentira de que le sacan plata a la gente. Falso. Toda organización sea social, barrial, deportiva, sindical, política, religiosa o de cualquier tipo, tiene gastos de funcionamiento de locales, pagos de impuestos, de traslados, impresiones, eventos y tantos otros gastos cotidianos. Por eso es obvio que si alguien decide ser parte de una organización, en este caso social, tiene derechos y responsabilidades, entre ellos colaborar con un aporte mensual. Quien es parte de la organización lo sabe y lo realiza. Y como integrar la organización es un derecho voluntario, quien no está de acuerdo no participa y se va. Así de sencillo y normal es el mecanismo, tan sencillo como pagar la cuota mensual de un club si queres usar sus instalaciones. Bien claro y trasparente. Y muy diferente a Milei, que tuvo que reconocer que le cobraba más de 10 mil dólares a empresas y entidades financieras para darles una conferencia y si le pagaban bien, después recomendaba en las redes sociales hacer negocios con esas entidades. Eso sí que es bastante oscuro e ilegal. Pero de eso no se habla en los medios.
Del lado de los que menos tienen, siempre
Queremos por todo esto ser muy claros con cada trabajadora, trabajador, vecina y vecino y con los jóvenes que leen Periodismo de Izquierda: no hay neutralidad posible en este debate ni le damos la razón en lo absoluto a este gobierno reaccionario ni a su justicia. Estamos absolutamente del lado de la lucha de las y los trabajadores desocupados para que puedan lograr mayor asistencia social y planes de trabajo digno, sin ningún tipo de represión ni criminalización. Por eso repudiamos todos los allanamientos, secuestros de materiales y campañas mediáticas y macartistas contra diferentes organizaciones sociales.
Y si la realidad mostrara que en algún lugar estuviera habiendo algún hecho de corrupción o hubiera integrantes de organizaciones que así lo denuncian, estamos a favor de que la propia organización y los vecinos del lugar investiguen y resuelvan todo, apelando si es necesario a personalidades independientes, de DDHH y otros referentes sociales que ayuden a encaminar el tema y sancionar o separar a alguien si es necesario. Pero no le damos a este gobierno ni a esta justicia de ricos y cómplice del desfalco completo sobre el país, el derecho a enjuiciar y penalizar a luchadores sociales y a sus organizaciones. Y por eso llamamos a toda la izquierda política y social y a miles de trabajadores y jóvenes a ser solidarios frente a este ataque y contra estas campañas que como decíamos, solo buscan debilitar al máximo la organización popular y de lucha en cada barrio.
Medidas urgentes por las cuales luchar
La pobreza, falta de trabajo y los bajos salarios ya hacen imposible la vida cotidiana. En el fondo todo esto es lo que quieren tapar y es lo que no tenemos que dejar que suceda. Más que nunca hay que defender la organización en cada barrio, cada lugar de trabajo y de estudio, entre las y los jubilados, en cada frente cultural, de DDHH, de género y de la lucha socioambiental. Todas esas peleas hay que unir y desarrollar al máximo.
Para que haya trabajo digno y mientras tanto la mejor asistencia social para quienes la necesitan, tenemos que exigir aumento inmediato de la ayuda social, el envío urgente de alimentos a los comedores y ante el avance de la desocupación que se abran nuevos cupos de proyectos sociales y se reactive la obra pública para dar trabajo. Hay plata para hacerlo si se deja de beneficiar a grandes empresarios, banqueros y al FMI y se redirigen recursos a favor de los que menos tienen.
Y mientras exigimos esas medidas de emergencia tenemos que unir ese reclamo a la pelea contra todo el plan económico de Milei. Por eso además de las acciones que decidan las organizaciones sociales, convocamos con fuerza a ser parte en unidad de una masiva movilización al Congreso el día que se trate la Ley Bases en el Senado. Y a que eso sea parte de un plan de lucha con nuevos paros y movilizaciones hasta derrotar todo este plan macabro de ajuste, represión y persecuciones.
*Por Sergio García, Director de Periodismo de Izquierda y dirigente nacional del MST*