El pasado miércoles se inauguró en la impactante exposición ‘’Icons’’ de Steve McCurry en el Pabellón Frers de La Rural. La muestra se puede visitar hasta el 19 de marzo; de martes a viernes de 14 a 21 y los sábados, domingos y feriados de 12 a 21, en Av. Sta. Fe 4363, CABA.
El fotógrafo americano lleva más de cuatro décadas captando sentimientos por el mundo.
Su nombre cobró fama después de que su fotografía de una niña afgana apareciera en la portada de National Geographic en 1985. La exposición consta de 100 exquisitas fotografías, seleccionadas especialmente para la muestra, además un video biográfico con varias entrevistas donde el público se puede poner al día del presente del artista, y algunas de las historias que hay detrás de sus imágenes.
Steve McCurry tiene una técnica increíble en sus fotos, y logra que cada una de ellas impacte de lleno sobre el espectador. En algunas de ellas imprime un momento concreto de la vida común de la gente, pero en otras –sobre todo en sus retratos– plasma miradas penetrantes y desamparadas por igual.
Más que un fotógrafo es un cuenta vidas, un narrador que utiliza su cámara como pluma. Cabe destacar que todas las fotografías de la exposición se tomaron con luz natural, ya que el artista no usa flash ni luces artificiales.
Para McCurry, la clave de la fotografía yace en la iluminación, y es por eso que mayormente su trabajo lo hace de madrugada, con los primeros rayos de sol. Su técnica es todo un acierto, porque escapando del blanco y negro, todas sus fotografías contienen colores y contrastes increíbles.
Se trata de un artista con más de 40 años de profesión, que ha visto y aceptado los cambios en la fotografía y hoy sus fotos son en formato digital, ya que hizo la transición del clásico rollo de película a lo digital hace ya unos veinte años.
Incluso si el momento lo requiere, toma fotos con celular, ya que su magia no yace en la tecnología sino en el ojo que toma la fotografía.
Su actual exposición es como un viaje internacional de cuentos visuales por los cinco continentes. No solo cubre zonas de conflicto, sino que va en búsqueda de lugares y personas que lo movilicen. De esta forma, logra trabajos fotográficos únicos que tienen un bagaje cultural de nostalgia y tradición en un mundo que cambia día a día.
La India, una fascinación única de McCurry
McCurry con su propio arte logra contar historias colmadas de coincidencias, donde en muchas se vislumbra el desamparado y la tristeza.
En la muestra se ofrece un video donde en variadas entrevistas el fotógrafo explica que su trabajo depende mucho de su búsqueda inagotable de descubrir lugares. Sin embargo, remarca que todo es cuestión de química o magia. Que la mayoría de las veces la gente que posa para él, lo hace naturalmente sin ser obligada, ni siquiera convencida.
El fotógrafo cuenta que a veces las poses de las personas se dan de casualidad, y él siente algo casi como una atracción animal que lo impulsa a fotografiar esa persona. Un instinto que desde ya, no se ha cultivado solo sino que es el resultado de mucha experiencia en el oficio, muchos momentos de ensayo y error.
En el video y en la exposición se nota que McCurry tiene algo especial con la India. Ha viajado a dicho lugar más de ochenta veces, y posee toda una colección completa de fotografías dedicadas al continente. En el video relata que, más allá de una fascinación propia, allí le resulta más fácil trabajar ya que la gente es como amiga de la cámara. Cuenta que es un pueblo muy abierto a la cultura de la fotografía y el cine. Que no toda esa pobreza y tradición que se muestran en las fotos representan un país, sino que es una mezcla cruda y original de necesidad, indigencia, modernidad y leyenda.
También explica sobre ese retrato famoso en su carrera, esa niña afgana en un campo de refugiados de Pakistán en plena ocupación soviética. Otra jugada del destino, ya que no lo habían asignado para ir allí, sino que su impulso personal lo hizo cruzar la frontera de Afganistán para volver con una serie de fotos asombrosas.
A las nuevas generaciones de fotógrafos les aconseja que la clave es viajar y conocer cada lugar del mundo, y eso se refleja en esta rica exposición de 100 fotografías por varios rincones del planeta, una increíble colección que muestra quizá solo una parte del mundo propio de este magnífico fotógrafo.