Desde el jueves 2 de febrero, una de las exquisitas dramaturgias de Anahí Ribeiro regresó a la cartelera porteña. Brotherhood, una tragicomedia de puesta moderna donde se expone tanto la tensión como las visiones dispares dentro de un particular clan de siete hermanos, se encamina en su cuarta temporada.
Unidos por lazos sanguíneos y distantes por culpas o remordimientos propios, se verán dispuestos a erosionar sus diferencias frente en un principio al deterioro, y posterior pérdida de sus padres. Las funciones son los jueves a las 20 horas, en el Teatro Metropolitan Sura, Avenida Corrientes 1343, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Esta pieza ha logrado trascender el ambiente alternativo luego de pasar por dos grandes salas como Nün Teatro Bar y el Dumont 4040, para llegar al circuito comercial este verano. La obra es una dramaturgia rica en conflictos de lenguaje cotidiano y costumbrista, donde se logra buena química entre sus protagonistas, así como también reina la dinámica y una gran cuota de comicidad. Esa característica bien argentina, con ciertas pincelas de humor negro como pimienta.
“Brotherhood” es la historia de siete hermanos que frente a la enfermedad y pérdida, se apoyaran de sus propias armas para reflexionar y reubicarse en el nuevo núcleo familiar.
La unión, la diferencia, las limitaciones y el desencuentro como condimentos de una historia emocional, van dando forma a un rompecabezas inicial que, sin juzgar estas dispares personalidades, logran encontrar un equilibrio para solventar la pérdida de un ser querido. Todo eso está atravesado por el dolor y la reflexión por los que quedan y cómo repercute en cada uno de ellos.
Anahí Ribeiro, una teatrista amante de su oficio
Actriz, directora, productora y dramaturga, todo eso encierra el alma de Anahí Ribeiro. Una autora de terreno teatral independiente que ya logró su lugar dentro de les grandes autores, gracias a obras como Mamus, La fragilidad del cielo, La cita y Electric Blue. Estas obras no solo cosecharon éxito en Argentina sino que también en España, Chile y Austria, entre otros países.
Su pasión por el teatro la comparte con su oficio de docente de nivel inicial en el Centro de Investigación Cinematográfica (CIC), donde transmite simplemente a sus alumnos que la clave es entender que actuar es jugar, y que ojalá esa premisa la lleven con ellos para siempre o como un gran punto de partida. Además, entiende que cultivar la paciencia y trabajar en equipo es otro pilar de construcción en teatro, ya que siempre se aprende algo nuevo del otro.
También forma parte de la Colectiva de Autoras, un grupo de artistas que escriben teatro, cine y televisión. El colectivo también se preocupa para que exista una paridad de género en todo ámbito desde los subsidios a los premios en el terreno artístico.
El grupo considera que, como todo movimiento popular, el teatro no escapa de ser político. Un hecho artístico siempre moviliza al del frente, es una puerta a una mirada diferente, una invitación a debatir, reflexionar, y generar debate que no se limita solo al ámbito de la sala teatral. Así, el teatro político de seguro permite reflexionar sin límites, sin la mera necesidad de una bajada de línea.
En “Brotherhood”, una obra que nace desde la pérdida personal de la autora de sus abuelos, se construye una rica ficción en donde desde sus raíces denota una forma de intercambio particular dentro de este ámbito de vínculos de hermandad. Es una pieza sencilla donde la trama es un poco el ensamble de siete personalidades distintas que se desnudan en escena.
Siete diferentes realidades bien representadas
Una clave del éxito de esta tragicomedia es el grupo teatral, y sus logradas interpretaciones. Julia Funari, María Forni, Carlos Marsero, Ingrid Mosches, Mariano Sacco, Sebastían Femenia y Bárbara Majnemer, protagonizan esta obra. Cada uno da lo mejor de sí para construir estos personajes que transitan variadas emociones en un texto donde no hay jueces, ni culpables, ni víctimas.
Cada escena está apoyada por imágenes proyectadas de principio a fin en una gran pantalla detrás de les actores, gracias a un solvente trabajo de la dupla Euge Choque y Demián Ledesma Becerra. Además cada acción tiene su marcada iluminación, de la mano diestra de Akira Patiño.
En resumen, “Brotherhood” es una propuesta que ya pasó la prueba con excelente repercusión por variados escenarios. De marcado ritmo y con ricos conflictos al más puro estilo argentino, la platea se siente en todo momento identificada y responde positivamente. En una mezcla entre la risa y la reflexión, es una apuesta teatral que sorprende gratamente.