Luego de dos años de trabajo, en los que las trabas normativas y de mercado fueron superadas, la Comisión Nacional de Valores (CNV) presentó esta semana la colocación de una nueva Obligación Negociable (ON). Se trata del primer bono de género en el nuevo régimen de ON sociales garantizada. Este tiene por objetivo brindarles respaldo a mujeres que necesitan financiar sus micro emprendimientos.
Impulsado por Pro Mujer, entidad encargada de los servicios financieros, de salud y capacitación para mujeres de América Latina, los fondos recaudados se destinarán a créditos para 1.700 mujeres de bajos recursos. Según aclararon desde la CNV, las beneficiarias podrán ser mujeres de 18 y 75 años, propietarias de micro y pequeñas empresas.
Durante la presentación de esta primera colocación, la directora de la CNV, Mónica Erpen, sostuvo que en el éxito de este mercado de bonos sociales “no es tan relevante el monto emitido” sino que el hito está en “la cantidad de beneficiarias al que van dirigidos esos 200 millones de pesos”.
En diálogo con Nota al Pie, la directora de la CNV contó que hasta ahora en Argentina no había bonos íntegramente dirigidos a financiar a mujeres de bajos recursos. “Lo que tratamos de hacer es lograr que el dinero de los inversores de mercados capitales llegara a actores no convencionales”, comentó.
Un hito en Latinoamérica
Erpen, que definió la medida como “un hito en Latinoamérica”, recordó antecedentes previos como el de la asociación civil Techo, que recibió una emisión para la construcción de una fábrica. En ese sentido, aseguró que el éxito en la oferta de los bonos gracias a su impacto, permitió que desde Pro Mujer se empiece a pensar una propuesta similar destinada a quienes están por fuera del mercado de capitales.
“El hecho de que esté destinado a mujeres ya en sí mismo implica para todos los organismos internacionales una condición para ser determinado como un bono con impacto social”, comentó. En tanto, la directora de la CNV se refirió a la recurrente falta de financiamiento a proyectos femeninos y ponderó la posibilidad para las más de mil beneficiarias de acceder a un microcrédito.
Asimismo, destacó que la incorporación de un bono de género no sólo genera un importante impacto social sino que también forma parte de la tendencia que hay en el mundo de las tenencias sostenibles. “Incluso viene de la mano de las nuevas generaciones que piden que las empresas no sólo inviertan su dinero en algo rentable sino también en algo que defienda la sustentabilidad social y ambiental”, expresó.
Mayor transparencia
Con respecto al alcance de las destinatarias, Mónica Erpen aclaró que se tuvo que crear un régimen de información especial para Pro Mujer, a través del cual podrán ingresar a uno de PyMes de manera más sencilla.
De esta manera, las entidades que garantizan la emisión de Pro Mujer son los bancos Galicia, Hipotecario, Comafi y Supervielle; como colocador participa Allaria Ledesma & Cia.
Por su parte, el estudio Mitrani, Caballero & Ruiz Moreno brindó la asesoría legal para la estructuración de la ON bajo el nuevo régimen, y el estudio Beccar Varela asesoró a las entidades de garantía.
Además, la evaluación de impacto fue realizada por la calificadora de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que le concedió a Pro Mujer el Etiquetado Sostenible con la calificación BS2-BUENOS.
Erpen también resaltó la participación de estas entidades de microcréditos que logran acceder a los lugares que muchas veces las entidades bancarias no alcanzan. A su vez, destacó la existencia de un etiquetado y calificadora de riesgo que permite que las operaciones brinden mayor transparencia.
“Esa transparencia es algo que los inversores valoran mucho porque en este caso invertir en una ONG permite que haya un seguimiento de esos fondos”, dijo. Para cerrar, sostuvo que no se trata sólo de invertir dinero, sino también de generar una “transformación cultural”.