En el marco del XXVII Congreso Mundial de la Unión Internacional Cristiana de Empresarios (UNIAPAC), el Papa Francisco recibió en el Vaticano a varies participantes. Con el eje “Una economía para el bien común”, el Papa les convocó a trabajar por una economía “con rostro humano”. Una vez más, tomó de referencia la labor de los movimientos sociales.
Economía con rostro humano
El Papa Francisco organizó su papado, entre otras cosas, a partir de la lucha contra la economía de la timba financiera, que despoja de trabajo digno a millones de humanes. En ese sentido, no solo ha denunciado al “Dios Dinero”, como él lo caracteriza, sino que también ha producido diversos textos orientados a proponer otra salida.
En la Encíclica Papal “Laudato si”, el Papa plantea el “Cuidado de la Casa Común” y convoca a generar un equilibrio entre el ser humano, la sociedad y la naturaleza. Exponiendo la fragilidad del planeta y del ser humano, Francisco denunció la cultura del descarte impuesta por el capitalismo financiero. En ese sentido, propone el “Destino Común” de los bienes para alcanzar la Justicia Social.
En la audiencia con la UNIAPAC, el Papa ordena nueve consejos para ejercer como empresaries comprometides con el Bien Común. En el número cuatro les indica: “Actuar como fermento para el desarrollo de todas las personas, especialmente las marginadas”. Con el propósito de que la economía contribuya al crecimiento humano integral, Su Santidad recuerda la labor de los “sectores informales” durante la pandemia. Destacó que, a pesar de la interrupción de la economía formal, “mantuvieron las actividades económicas básicas”. Y esto fue a partir del suministro de bienes pero también el cuidado de los seres más vulnerables.
El bautismo de “poetas sociales” del Papa
Francisco es reconocido, tanto por sus adeptes como sus detractores, por ser un Papa que trabaja en favor de los movimientos sociales y sindicales. Su acentuada mirada sobre “las periferias” no solo es discursiva, sino que también se expresa en hechos concretos. Es el que más ha viajado por fuera de Europa, sobre todo a regiones dónde reina la desigualdad; por ejemplo África, América Latina y Medio Oriente.
Como Jefe de la Iglesia Católica ha organizado ya cuatro Encuentros de los Movimientos Sociales, instancia donde convoca a organizaciones de todas las latitudes. En el año 2015, viajó a Bolivia y realizó un espacio de debate junto al expresidente Evo Morales y los movimientos sociales de aquel país.
A su vez, notable fue la Carta a los Movimientos Sociales que se publicó el 12 de abril de 2020. Les agradeció por la labor realizada en favor del “Cuidado de la Casa Común” en medio de la coyuntura de pandemia, que castigó a les más humildes. “Tal vez sea tiempo de pensar en un Salario Básico Universal”, les convocó el Papa; como herramienta para combatir la miseria planificada.
En su enfrentamiento directo contra el capitalismo financiero, que desordena la vida y condena a la miseria, Francisco apuesta por los movimientos sociales, a quienes considera “poetas sociales”. Los denomina “artífices de la paz”, por trabajar por el desarrollo humano integral que pone en el centro la dignidad humana; a partir del desarrollo de la organización.
Y el reconocimiento es mutuo: los movimientos sociales de todo el mundo se han movilizado por él, a quien consideran un referente cristiano que lucha por les descartades del sistema.
La comunidad como destino y dignidad humana
En sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia, que el Papa León XIII consolidó a fines del siglo XIX, Francisco condena la usura. Rechaza los paraísos fiscales y la timba financiera, que canalizan las riquezas generadas a partir del trabajo humano hacia guaridas de las personas más ricas del mundo. La concentración mundial de la riqueza le preocupa al Sumo Pontífice y por eso convoca a los empresaries a trabajar por el Bien Común.
Corría el segundo año de la pandemia cuando Francisco realizó la histórica oración en una vacía Plaza de San Pedro. En un contexto de pandemia en el que la vida humana fue degradada, planteó que “nadie se salva solo”, fortaleciendo la mirada de organización social, que teje redes humanas. La ecología integral, el diálogo social, el destino común de los bienes y la centralidad del sufrimiento humano son aspectos centrales en el pensamiento del Papa.
Cuando Francisco plantea la necesidad de atender principalmente a les más humildes, no sólo expresa una concepción humanista de “optar por los más pobres”, propia de los sacerdotes tercermundistas. También concibe enfrentarse al capitalismo financiero, que impone condiciones desde hace, por lo menos, cuatro décadas, despojando a sectores sociales de un elemento dignificante: el trabajo.