El 1ยฐ de Mayo se conmemora internacionalmente el Dรญa de los trabajadores y las trabajadoras. En nuestro paรญs, es un dรญa cargado de significados y que nos remite a las diversas luchas y derechos conquistados por quienes trabajamos, en todas sus acepciones. Las mujeres enfrentamos diversas desigualdades e injusticias a la hora de trabajar. La brecha salarial hace que ganemos menos por realizar las mismas tareas, y las paredes y techos de cristal constituyen barreras para ocupar lugares de decisiรณn y para desempeรฑar tareas en las distintas ramas de actividad, dando existencia a ramas feminizadas y ramas masculinizadas. Por otro lado, parte de nuestro trabajo se encuentra invisibilizado. Realizamos tareas que no son consideradas trabajo y, consecuentemente, no se hallan jerarquizadas socialmente ni valorizadas en la esfera econรณmica como deberรญan. Hablamos, en este caso, del trabajo domรฉstico y de cuidados no remunerado. Esta situaciรณn nos marca un nuevo horizonte de derechos por conquistar y no podrรก ser de otra manera que de la mano de los feminismos.
Brecha laboral y brecha salarial
El indicador mรกs significativo para hablar de brecha laboral entre varones y mujeres es la brecha salarial. Es decir, la diferencia en la remuneraciรณn percibida por unas y otros, ante igual trabajo. Segรบn el Observatorio de Polรญticas de Gรฉnero de la SIGEN, en 2022 la brecha salarial de gรฉnero siguiรณ creciendo y este aรฑo se ubica en un promedio del 30% (menos de ingreso) para las trabajadoras formales y 35,6% para las informales.
Son muchos los factores que influyen en la brecha laboral de gรฉnero. En el caso de la brecha salarial en el trabajo formal, las mujeres suelen ver impactado su ingreso en รญtems como el presentismo, el uso de las licencias por maternidad o por responsabilidades de cuidado, entre otras cuestiones que impactan en la remuneraciรณn final. Pero tambiรฉn son relevantes aspectos como la segregaciรณn ocupacional horizontal que hace que existan ramas laborales masculinizadas, como la industria, que estรกn mejor remuneradas y otras feminizadas, como los rubros vinculados a servicios, salud o educaciรณn que estรกn desjerarquizadas, con peores salarios y mayores grados de precarizaciรณn.
Ademรกs de la segregaciรณn horizontal, que suele graficarse con la imagen de las paredes de cristal (que bloquean el camino para las mujeres hacia las ramas masculinizadas del empleo), estรก el llamado techo de cristal que son las barreras invisibles e invisibilizadas que tienen para acceder a puestos de decisiรณn. Un informe reciente sobre este tema del Centro de Estudios Atenea, mostrรณ que en la categorรญa de jefes y jefas hay un 73% de participaciรณn de varones contra sรณlo un 27 % de mujeres. Esto pasa independientemente del nivel educativo, las mujeres no acceden a los cargos mejor pagos.
Eso que llaman amor
Desde hace tiempo los feminismos y los movimientos de mujeres vienen hablando de la inequidad en el trabajo de cuidados. Estas tareas invisibilizadas y no remuneradas, que son bรกsicamente las que garantizan la reproducciรณn de la vida, por lo tanto, de toda economรญa, recaen mayoritariamente sobre las mujeres. Hay muchos datos para mostrar la gravedad de la situaciรณn.
El jueves pasado el Instituto Nacional de Estadรญsticas y Censos (INDEC) presentรณ los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2021 (ENUT), relevamiento que busca caracterizar y cuantificar el uso del tiempo y la participaciรณn de la poblaciรณn en distintas formas de trabajo, entre ellas el no remunerado -domรฉstico, de cuidado y voluntario-. Los datos del estudio nos permiten un primer acercamiento a la distribuciรณn desigual de estas tareas en nuestro paรญs. En ese sentido, arroja que si bien un 83,1% de las personas de 14 aรฑos y mรกs lleva a cabo tareas de trabajo no remunerado, las mujeres desarrollan este tipo de trabajo en mayor proporciรณn que los varones -91,6% y 73,9%, respectivamente-. A su vez, mientras el porcentaje de mujeres que realiza actividades domรฉsticas asciende a 89,9% el de varones es de 68,3% y en tanto que el porcentaje de mujeres que cuida a miembros del hogar es de un 30,6% el de varones resulta de 18,9%. Por รบltimo, la ENUT tambiรฉn seรฑala que la participaciรณn en las actividades vinculadas al mercado laboral y al trabajo no remunerado varรญa en funciรณn de la presencia de personas que demandan cuidado en el hogar -es decir, de quienes necesitan cuidado o ayuda para realizar las tareas bรกsicas de la vida diaria- especialmente para las mujeres. En este aspecto, la participaciรณn de los varones en el mercado laboral parece no verse afectada por la presencia o no de demandantes de cuidado mientras que la de las mujeres baja del 39,0% al 34,2%, al tiempo que simultรกneamente tambiรฉn aumenta nuestra participaciรณn en el trabajo no remunerado -por casi 4 puntos porcentuales-.
Se aรฑade, segรบn la versiรณn anterior de la Encuesta del aรฑo 2013, que permitiรณ dimensionar por primera vez la carga y la composiciรณn del trabajo no remunerado en la Argentina, que las mujeres le dedicamos mรกs tiempo a estas tareas: en promedio 6,4 horas diarias, en comparaciรณn a los varones que les destinan 3,4 horas. Es decir, casi el doble.
La inequidad en la distribuciรณn del trabajo de cuidado es la base de la desigualdad de gรฉnero. No sรณlo por la falta de autonomรญa econรณmica que genera entre las mujeres, haciรฉndolas mรกs vulnerables a la violencia econรณmica; sino tambiรฉn porque es una de las principales causas que explican el fenรณmeno que se conoce como la feminizaciรณn de la pobreza, impactando incluso en la infantilizaciรณn de la pobreza.
Por eso, es necesario que el Estado intervenga, tanto con regulaciones propias del campo laboral (como las licencias, por ejemplo), asรญ como promoviendo la corresponsabilidad en los cuidados y dotando a los territorios de infraestructura y servicios. Pero ademรกs es urgente intervenir en el reconocimiento del valor econรณmico y social de ese trabajo con medidas materiales concretas, llevando adelante una polรญtica de gรฉnero y tambiรฉn una polรญtica redistributiva que reduzca la desigualdad social.
Reconocer (el valor econรณmico)
Ya es posible, entonces, saber la composiciรณn, la magnitud y la distribuciรณn del trabajo domรฉstico y de cuidados no remunerado. Pero, ademรกs, tambiรฉn sabemos que constituye la actividad que mรกs aporta a la economรญa: representa un 15,9% del PIB de acuerdo con la Direcciรณn de Economรญa, Igualdad y Gรฉnero. Como decรญamos, es imprescindible y justo que ese aporte sea reconocido.
En la pandemia, la crisis de los cuidados, de la que se venรญa hablando en los feminismos y los movimientos de mujeres, se volviรณ una realidad palpable en nuestro cotidiano. Especialmente en el contexto de aislamiento y suspensiรณn de las clases presenciales para los niรฑos, niรฑas y adolescentes. Por esto, en julio de 2020, presentamos en la Cรกmara de Diputados y Diputadas de la Naciรณn por primera vez el proyecto de Asignaciรณn por Trabajos de Cuidado junto a las compaรฑeras: Paula Penacca, Gabriela Estรฉvez, Cristina รlvarez Rodrรญguez y Mรณnica Macha. Como no tuvo tratamiento volvimos a ingresarlo el mes pasado, con la convicciรณn de que รฉsta sigue siendo una necesidad prioritaria y concreta para las mujeres argentinas. El proyecto establece una Asignaciรณn por Trabajos de Cuidado con alcance nacional y obligatorio con el objetivo de reconocer el valor econรณmico de los trabajos de cuidado no remunerados para todas las mujeres e identidades feminizadas de entre 18 y 65 aรฑos -las que no estรกn cubiertas por la Asignaciรณn Universal por Hijo/a ni por la jubilaciรณn- y establece topes de ingresos para las beneficiarias y sus hogares de hasta dos Salarios Mรญnimo Vital y Mรณvil (SMVM) para las destinatarias y hasta tres SMVM en sus hogares. Para todas las que cumplan con estos requisitos, fija un monto para la asignaciรณn equivalente a un SMVM. Se trata, asรญ, de una polรญtica de gรฉnero, pero tambiรฉn de redistribuciรณn, porque impacta directamente en la desigualdad social.
Asimismo, se suele decir que las mujeres que realizan tareas remuneradas en el mercado de trabajo tienen una doble jornada laboral, asumiendo la suma de cargas vinculadas al empleo, pero tambiรฉn las de la familia y el hogar. En este sentido, es un hito el reconocimiento del valor econรณmico de las tareas de cuidado en Hurlingham, Provincia de Buenos Aires. Anunciado el pasado mes abril por el intendente Damiรกn Selci, por primera vez en la historia del paรญs un municipio remunera las tareas domรฉsticas y de cuidado a travรฉs del pago de una suma fija en el salario de las trabajadoras municipales, constituyendo al mismo tiempo una medida de recomposiciรณn salarial. Se trata de un enorme avance y tambiรฉn de un camino a seguir. En esta senda, PAMI ha comunicado recientemente la implementaciรณn de una asignaciรณn adicional mensual a las trabajadoras de la instituciรณn, bajo el mismo principio.
Finalmente, es importante subrayar que no hay trabajos de primera y trabajos de segunda. Nosotras trabajamos, y la mayorรญa de las veces lo hacemos doblemente. Ahora que sรญ nos ven, es urgente que se reconozca el valor econรณmico de todo lo que hacemos para que el mundo siga girando.