Esta semana, representantes de Kiev y de Moscú se reunieron en Turquía para sentar las bases de un acuerdo y así darle fin al conflicto comenzado el pasado 24 de febrero en el territorio ucraniano. Según el representante de la delegación rusa, Vladímir Medinski, Ucrania aceptará las condiciones para firmar el acuerdo.
Las exigencias del Gobierno ruso, con el objetivo de lograr la neutralidad política y el desarme militar de Ucrania, son: el rechazo de Kiev de unirse a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte); la renuncia al desarrollo y la adquisición de armas nucleares; y la renuncia a bases y militares extranjeres en el territorio en conflicto.
«Ayer, la parte ucraniana hizo constar por primera vez —y por escrito— su disposición a cumplir una serie de condiciones cruciales para construir unas relaciones normales y, espero, de buena vecindad con Rusia en el futuro», resumió Medinski.
Aunque todavía queda mucho camino para avanzar hacia el cese del enfrentamiento, la disposición de Ucrania a cumplir las demandas del Gobierno ruso es un paso hacia adelante. Luego de que el texto del acuerdo se encuentre redactado, podría realizarse una reunión cara a cara entre las máximas autoridades de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Volodímir Zelenski.
Las demandas de Rusia
La tensión geopolítica entre ambos países se originó a partir del golpe de Estado en Ucrania en 2014. Con posterioridad a que el presidente ucraniano proruso Yanukóvich fuera derrocado, Rusia insistió en llevar a cabo negociaciones para preservar la seguridad y los intereses de ambas naciones. Pero esas demandas no fueron respondidas, y se desató la invasión Rusia en Ucrania.
Más de un mes después de iniciado el conflicto, el mandatario ucraniano afirmó: «Me gustaría dirigirme una vez más al presidente de la Federación Rusa. Se desarrollan combates en toda Ucrania. Sentémonos a la mesa de negociaciones para detener la muerte de personas».
Los conflictos de Crimea y Dombass
Para el Gobierno ruso, la postura frente a la situación de Crimea y la de Donbass se mantiene y no se negociará con Ucrania.
La península de Crimea tuvo influencias de muchos pueblos y culturas a lo largo de los siglos. En el siglo VXIII, el Imperio Ruso intervino en Crimea para ponerle fin a la práctica de esclavitud, lo que más adelante derivó en un acuerdo para anexar Crimea a Rusia.
Sin embargo, en 1954 el mandatario de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, transfirió Crimea a la República Soviética Socialista de Ucrania, lo que afectó a Rusia por poseer una de sus principales bases navales allí.
Cuando el presidente Yanukóvich fue destituido, la población rusa en Crimea (que representa el 58,3% de la población) se manifestó para volver a la constitución de 1992, que contemplaba la independencia de Crimea en la política internacional. Estas manifestaciones fueron reprimidas por el Gobierno ucraniano. En la actualidad, el Gobierno de Putin señala que Crimea es legalmente parte de la Federación Rusa.
Por otra parte, la región de Donbass en Ucrania está en tensión, ya que allí se encuentran las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk. La Justicia rusa investiga desde el 2017 lo que Putin cataloga como un genocidio, donde ciudadanes de origen ruso son discriminades, teniendo que ser evacuades por bombardeos de las tropas ucranianas y más de 300 violaciones al alto al fuego.