Este martes, en la ciudad de Washington, el canciller Santiago Cafiero dio inicio a su gira oficial por Estados Unidos al reunirse con el secretario del Departamento de Estado norteamericano, Antony Blinken. El encuentro, que duró aproximadamente una hora, se enmarca en la intención del gobierno de conseguir los respaldos internacionales que permitan fortalecer la postura argentina frente al Fondo Monetario Internacional.
Según reza el comunicado oficial, además de destacar las buenas relaciones entre ambos gobiernos, en la cumbre se trabajaron “aspectos vinculados a la consolidación de la democracia, la promoción y protección de los DDHH, la salud global y la lucha contra la pandemia, la relación comercial, la cooperación científico-tecnológica y la lucha contra el terrorismo y narcotráfico”.
En este sentido, asimismo, Blinken felicitó al país por la presidencia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; al mismo tiempo que se conversó sobre el rol de la Argentina en la CELAC. Sin embargo, el funcionario norteamericano manifestó la preocupación de la administración estadounidense por la visita a Nicaragua durante la asunción de Daniel Ortega del Vicepresidente irani Mohsen Rezai, acusado por el atentado a la AMIA en 1994.
Balances
Si bien en el encuentro se trataron diversos temas que corresponden a una agenda de trabajo bilateral; el foco estuvo puesto en las tratativas que lleva adelante el gobierno argentino con el Fondo Monetario Internacional. El 22 de marzo de este año se cumple un nuevo vencimiento de deuda, según el acuerdo firmado por Mauricio Macri en el 2018. De modo que Argentina deberá desembolsar 2.800 millones de dólares.
Luego de que el gobierno argentino denunciara que la posibilidad de llegar a un nuevo acuerdo con el FMI se encuentra demorada debido a que el organismo pretende imponer un programa de ajuste; Cafiero afirmó en la reunión con Blinken que “es necesario un mensaje de la autoridad política al Tesoro para contar con el apoyo de EEUU en el Fondo Monetario Internacional y, que de este modo, no se restrinja el crecimiento de la Argentina”.
El mensaje de Cafiero respecto a la necesidad de contar con el apoyo del Departamento de Tesoro no es casual: uno de sus asesores más importantes es David Lipton, un ex funcionario del FMI que fue clave en el acuerdo firmado por el gobierno de Mauricio Macri y que, en la actualidad, representa la visión más dura y crítica en la administración demócrata para con Argentina.
Sin embargo, según afirmó la cancillería, “Blinken sostuvo que apoya firmemente las negociaciones con el FMI y aspira a una pronta resolución positiva”. Por su parte, en un comunicado de prensa publicado por el Departamento de Estado, el portavoz de la agencia Ned Price afirmó que el funcionario estadounidense “alentó a la Argentina a presentar un marco de política económica sólido que devuelva el crecimiento al país”.
La importancia de EEUU en las negociaciones con el FMI
La trascendencia de la cumbre Cafiero – Blinken reside en el rol que ocupa EEUU dentro del FMI; muchas veces más preponderante que el propio staff del organismo o que, en la actualidad, la mismísima Kristalina Georgieva. Esto se debe a que dicho país posee un 16,5% de cuota de votación en el directorio; siendo el Estado que más influencia tiene en la organización.
Dicho porcentaje se desprende de un cálculo que tiene en cuenta el PBI de cada nación; como así también sus reservas e, incluso, los aportes financieros que hacen a la institución. En este sentido, para lograr cambios en las condicionalidades vigentes, se requiere del 85% de los votos del directorio. Si bien el respaldo de muchas de las naciones que tienen peso en el FMI se encuentra garantizado, es difícil lograr un nuevo acuerdo si no se cuenta con el visto bueno del país del norte.
En este marco, el gobierno argentino busca contar con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. De hacerlo, contaría con los consensos internacionales necesarios para fortalecer la posición argentina frente al Fondo; hecho que es absolutamente necesario para lograr un acuerdo distinto al que pretende imponer el organismo.