Hoy, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), realizada en Glasgow, Escocia, apareció una activista caracterizada como Evita. Se trató de una acción llevada adelante por distintas organizaciones ambientales. El objetivo fue reclamar a los países desarrollados que cumplan su promesa de dar ayudas financieras a los países más pobres. De esta manera, podría destinarse un mayor presupuesto a medidas ambientales.
«Evita» le dejó un mensaje a les líderes y delegades: que pidan una «una compensación de deuda financiera por acción climática», indicó la organización Avaaz, que impulsó la intervención junto a Jóvenes por el Clima Argentina.
«Hemos traído a Evita aquí a Glasgow porque es un ícono de Argentina”, señaló Luciana Weyne, la mujer disfrazada. De esta manera, se proponen «enseñar al mundo que si los países ricos no van a cumplir con sus promesas; también existe la posibilidad de esa cancelación» de la deuda.
Los colectivos socioambientales reclamaron la implementación de un sistema internacional de compensación de las deudas financieras de los países emergentes por las ecológicas de los países desarrollados.
Argentina a favor de un canje de deuda externa por acción climática
Así lo solicitó también el presidente Alberto Fernández durante su intervención en la Cumbre de Líderes Políticos del G20. El mandatario sostuvo que la Argentina necesita de la «atención y sensibilidad» de la comunidad internacional para «superar el obstáculo» en materia «de endeudamiento externo con el Fondo Monetario Internacional». Y reiteró que el país está «dispuesto a vincular parte del pago a las imprescindibles inversiones en infraestructura verde».
Fernández aseguró que la acción climática y ambiental llevada adelante en la Argentina «ocupa un lugar central en las políticas públicas». Y reiteró la posición argentina a favor de un canje de deuda externa por acción climática.
El presidente también hizo hincapié en la importancia de «avanzar en acuerdos sostenibles en materia de deuda externa». En ese sentido, dijo que «sin financiamiento sostenible no habrá desarrollo sostenible». A la vez que señaló que «los recursos para la implementación del Acuerdo de París siguen siendo insuficientes, especialmente para los países más desfavorecidos».
«Los países que produjeron la mayor huella ambiental son los mismos que dominan las tecnologías que pueden reducir el impacto de la producción sobre el medio ambiente y esa transición tendrá sobre ellos un efecto positivo, no solo en materia ambiental, sino sobre la producción y el empleo», dijo. Y aclaró que, en cambio, el desafío «es enorme para los países en desarrollo y de renta media», apuntó