El chino mandarín o “Putonghua” (普通话) es el idioma oficial de la República Popular de China, Taiwán y Singapur. También es una de las seis lenguas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Lo hablan más de 1400 millones de personas.
En Argentina existe una importante comunidad china y taiwanesa, diseminada por todo el territorio nacional. Es uno de los grupos inmigratorios que más creció en el último tiempo. En 2014 la población china en el país era de 130 mil personas y la taiwanesa de 30 mil habitantes. De elles, el 80 % vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense. También se concentran en las ciudades de Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán.
Es en esas provincias donde se encuentran la mayor cantidad de asociaciones destinadas al estudio del idioma. Los motivos de quienes concurren son diversos: ya sea para aprender a traducir, para presentarse a becas en el exterior, para rendir exámenes internacionales o simplemente para conocer más sobre la cultura.
Nota al Pie dialogó con Agustina Sztelmak, quien es profesora del idioma en diferentes institutos y colegios de la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. Además, estudia chino desde hace nueve años. En la siguiente entrevista, contó un poco de su experiencia con esta cultura milenaria, y por qué cree que es esencial estudiar el idioma.
¿Cómo comenzó tu interés por la cultura china?
Siempre me generó curiosidad esta cultura que tiene más de 2000 años de antigüedad, hay muchos aspectos para aprender e indagar sobre ella. También me parecía alucinante que una fiesta tan tradicional de un país como el Año Nuevo chino, se celebrara más allá de sus fronteras.
Eso, sumado a lo diferente y original de su idioma, con esa escritura tan única que son los caracteres chinos, despertó en mí un gran interés.
¿Porqué te decidiste a estudiar el idioma?
Buscaba estudiar un idioma que me brindara alguna beca que me permitiera viajar. Me enteré que estudiando chino podía acceder a varios tipos de becas, entre ellas una llamada “Summer Camp”, que te permitía vivir por tres semanas la experiencia de estudiar en una universidad china. En ese momento solo era necesario tener el primer nivel del examen internacional de chino conocido por sus siglas como HSK. Con un año de estudio era posible alcanzar la puerta de acceso a pisar suelo chino.
¿Cómo fue comenzar a estudiar chino?
Empezar a estudiar un idioma siempre es un desafío. Pero creo que la dificultad más grande de este es, por un lado, la escritura de los caracteres que tienen un determinado orden de trazos, y que son radicalmente diferentes a nuestro alfabeto. Por otro la pronunciación, ya que al ser un idioma tonal, posee cinco tipos de tonos que marcan la manera que se debe pronunciar correctamente el caracter. Si uno se equivoca de tono dice una palabra totalmente distinta.
¡Finalmente pudiste viajar a China! ¿Cómo fue esa experiencia?
Conocer una cultura tan distinta a la nuestra es un choque cultural muy interesante. Cuando pisás una calle china y ves los carteles escritos en caracteres literalmente sentís que estás en la otra punta del mundo. Pero sin lugar a dudas la mejor manera de aprender un idioma y de conocer su cultura es visitando su país. Por más que no tenía en ese entonces suficiente conocimiento del idioma como para manejarme sola, siempre uno encontraba la manera de comunicarse, con el diccionario en el bolsillo y la predisposición de la gente para ayudarte uno podía llegar a donde quisiera. Por ejemplo, cuando no sabías que micro tomar para regresar a la universidad, siempre te encontrabas con alguien predispuesto a ayudarte.
Si tuviera que elegir un momento trascendental en el viaje fue la visita a la gran Muralla China. Con más de 21 kilómetros de longitud, este gigante que atraviesa 9 provincias fue construido hace más de 2300 años; así que fue increíble poder pisar un lugar con tanta historia. Hubo un momento de la subida a la muralla que quedé por unos minutos sola, en ese instante me tomé el tiempo de mirar alrededor y tomar dimensión de que estaba conociendo una obra arquitectónica increíble y considerada como una de las siete maravillas del mundo moderno.
¿Cómo es pasar de ser alumna a ser profesora?
Poder transmitir aquello que a uno lo apasiona es una experiencia enriquecedora. Es un gran desafío enseñar el idioma, siempre busco inspirar en aquellos que se acercan a estudiarlo, el mismo entusiasmo que a mi me genera no solo el idioma sino también de la cultura de China. Que conozcan más sobre las fiestas más importantes, lugares turísticos o comidas típicas también es una parte fundamental del aprendizaje.
¿Hay más interés ahora en estudiar el idioma? ¿A qué crees que se debe?
Si, hay mucho más interés que cuando comencé a estudiarlo. Hace varios años atrás no éramos tantos los que nos acercabamos a estudiar chino, año a año este número fue creciendo. Las razones por las cuales cada uno se acerca a estudiar el idioma son muy variadas, algunos por la posibilidad de obtener una beca, otros porque les suma para sus carreras conocerlo, y algunos otros simplemente por curiosidad.
¿Qué es lo que más le interesa a tus estudiantes?
A algunos les interesa más la escritura del idioma chino, los caracteres son realmente un arte, trabajar los trazos, aprender a escribirlos correctamente es un trabajo muy arduo e interesante. Conocer lo cultural también interesa muchísimo, desde las fiestas tradicionales hasta los lugares turísticos. Con 55 sitios declarados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, China tiene muchos lugares increíbles por conocer, como la gran Muralla China, los Guerreros de Terracota, el Palacio de Verano, solo por mencionar algunos.
¿Qué recomendación le darías a alguien que quiere arrancar sus estudios en el idioma?¡Que se anime! Estudiarlo es una puerta de entrada a conocer una cultura milenaria. A pesar de que China se encuentre a miles de kilómetros de Argentina conociendo su idioma uno puede acortar un poco esa brecha, y las oportunidades para trabajar o estudiar que puede tener sabiéndolo son numerosas. Hay una frase muy popular de un filósofo chino llamado Lao Tse que dice “un viaje de mil millas comienza con un paso”. Empezando a estudiar este idioma, están precisamente dando ese primer paso.