Desde el pasado viernes 5 de abril, el aclamado unipersonal «Suavecita», escrito y dirigido por Martín Bontempo, ha iniciado una nueva temporada luego de su éxito arrollador en el circuito off de Buenos Aires. Esta obra divertidísima se sostiene en dos pilares fundamentales: el talento de su creador y la increíble actuación de su protagonista, Camila Peralta. Peralta brilla en el papel de una madre soltera que, con valentía para sostener a su hija, se transforma día a día en una trabajadora explotada por el sistema de salud en un hospital. Las funciones son los viernes y sábados a las 20hs en el teatro Caras y Caretas, Sarmiento 2037, CABA.
En el universo de los unipersonales, pocos logran armar una producción que sorprenda no solo por su personaje, sino por una historia capaz de mantener la atención del espectador. Bontempo y Peralta, una dupla creativa destacable, previamente colaboraron en la exitosa obra «En la piel», donde ya demostraban su brillantez en el ámbito teatral alternativo de Buenos Aires. Esta vez vuelven a acertar con una pieza sin fisuras, centrada en la historia de una mujer común con habilidades extraordinarias.
Conocida como «Suavecita» en el hospital, esta joven madre de una niña, de escasos recursos, es contratada por un médico para satisfacer sexualmente a pacientes terminales. Durante estas atenciones, ella entra en un estado de trance, poseída por los recuerdos de vida de estos sujetos, a quienes, mediante su peculiar don, libera una energía vital que los salva de la muerte. Con estos logros asombrosos, esta simple mujer se convierte en un símbolo de esperanza y devoción, casi religiosa para los desahuciados que se cruzan en su camino, tanto enfermos, parientes y vecinos del barrio y sus alrededores. Y así sin querer, poco a poco se convierte en la heroína inesperada de la zona, dueña de un poder que no buscaba y un destino que jamás imaginó.
Una historia y un personaje sorprendente
En el vibrante off de Buenos Aires, la obra «Suavecita» ya se había convertido en las últimas dos temporadas en una joyita en el Nün Teatro Bar, ejemplo de la creatividad y diversidad que caracteriza a esta escena. Ahora este unipersonal, escrito y dirigido por Martín Bontempo, salta al circuito comercial en su nueva temporada. Una tragicomedia que se potencia aún más en manos de Camila Peralta, una actriz que sorprende para bien con cada personaje que construye en una carrera ascendente.
Desde el momento en que este increíble personaje aparece en escena, logra una química inmediata con el público. Peralta es verdaderamente impresionante, realiza una interpretación magistral, moviéndose con destreza entre diversos personajes y logrando una personificación impactante. La trama oscila entre el costumbrismo, la fantasía y una leyenda popular fantasiosa, que permite que esta historia atrape al espectador de principio a fin.
En este unipersonal, la platea se sumerge en una dimensión popular de creencias, y se convierte en testigo de la fundación de un mito; el nacimiento oscuro de una santa popular. Cada elemento de la puesta escénica contribuye a la historia, desde el vestuario, hasta el uso sugestivo de luces y sombras a través de una tela, creación de Fernando Chacoma. La escenografía logra convertir rápidamente una fría habitación de hospital en un laboratorio de libido y desenfrenadas emociones.
Lejos de ser una mera anécdota, la pieza encierra un mensaje profundo, gracias a sorprendentes situaciones y a un personaje que sorprende escena a escena, entre momentos divertidos, condimentados con un pizca de drama, erotismo y hasta ciencia ficción. Una mezcla poco habitual que Bontempo ha logrado plasmar con una dirección impecable.
En resumen
«Suavecita» es un unipersonal completamente distinto, cautivante, divertido y provocador de reflexiones. Tanto Bontempo como Peralta han logrado crear una obra que refleja con maestría la esencia del teatro off porteño. Una actuación extraordinaria respaldada por un excelente guión. Es sorprendente cómo, con recursos limitados, se logra crear una obra de arte de una calidad tan excepcional.