El jueves 24 de agosto llegó una de las mejores películas de terror del año, producida por Seth Rogen y Evan Goldberg. Se trata de TOC TOC TOC, el sonido del mal (Cobweb), bajo la dirección de Samuel Bodin y cuenta como guionista a Chris Thomas Devlin.
La oscura historia gira alrededor de un niño pequeño protagonista, que tiene que lidiar con la negligencia de sus padres y algo tan misterioso como espeluznante que lo acecha en su propia habitación. Un buen thriller de terror que sumerge al espectador en los secretos de una familia disfuncional.
Esta película de terror no es para aquelles que buscan el susto en la primera escena. Su dinámica raspa la lentitud, es de aquellas donde va creciendo la tensión en su trama antes de dar el golpe de suerte hacia el final. Tiene su cuota de sustos muy bien logrados, pero primero presenta bastantes momentos dramáticos.
Y resulta ser de esas cintas que abordan diversos tópicos como la soledad, el control indebido y la sombra que emerge cuando las personas no cuentan con el respaldo de sus allegades. De seguro mantiene atrapado al espectador gracias a esa dualidad de descubrir quién es el villano, si los padres o un ente siniestro encerrado en la casa. Nada mal para una película que trata de diferenciarse en su género.
TOC TOC TOC y una premisa interesante
De estética de Halloween, su premisa resulta algo desconcertante. Peter es un chico de ocho años que cada noche se despierta por unos golpes que escucha en una de las paredes de su habitación. Como todo pequeño corre a sus padres y les cuenta lo que pasa, y nunca le creen. Todo el tiempo le dicen que es obra de su imaginación. Pero cuando estos golpes nocturnos se convierten en el sonido de la voz de una nena, este pequeño comienza a sospechar que sus padres tan sobreprotectores no son sinceros y les pierde la confianza.
Esta situación es algo que no sorprende mucho al público ya que en las primeras escenas, lo llamativo es justamente cómo se comportan estos padres. Ya que mientras el padre es el clásico hombre estricto, jefe de familia, su madre se aprecia como traumatizada y distraída todo el tiempo.
En la escuela, el niño mediante un trabajo de dibujo expresa sus miedos y logra captar la atención de una maestra sustituta con su pintura. La cual lo interroga y descubre lo que está pasando. Le cree y decide visitar a la salida del trabajo la casa de Peter para hablar con sus padres. Sin embargo, ya en el hogar lo que más le llama la atención es el comportamiento de la madre, y cómo se relaciona con su hijo.
Durante una noche, el pequeño experimenta cómo una voz se dirige a él, asegurando ser su hermana. Esta voz alienta a Peter a confrontar a unos niñes que lo acosaban en el colegio. Y también le aconseja que ignore a sus padres, alegando que son malignos.
Al otro día Peter descubre la manera de liberar a su hermana de lo que él percibe como una especie de encierro, pero al hacerlo, se da cuenta de que ella no es exactamente como él había imaginado. Y desde allí comienza el verdadero terror en el film.
Un elenco mayor desafiante
Inspirada en una historia de Edgar Allan Poe, esta historia atrapante es ideal para los amantes de thrillers de terror. Su guionista Chris Thomas, quien fue el creativo detrás del reinicio de un clásico como “Texas Chainsaw Massacre” vuelve a cometer el mismo error, ya que su cuento resulta entretenido pero carece de una verdadera identidad.
El film tiene como protagonista a Woody Norman como el pequeño niño llamado Peter. Su personalidad representa las consecuencias de las equivocaciones cometidas por sus padres, las cuales siguen causándole dolor a lo largo de su existencia. Y es quien descubrirá algo más de lo que las paredes hablen. Su interpretación está bien, y logra transmitir ese miedo que tiene mayormente a sus padres. Pero estos últimos encarnados por Lizzy Caplan y Antony Starr, son los que mejor están en el film ya que ambos hacen un trabajo muy sólido. Otro papel destacable también es el personificado por Cleopatra Coleman como la maestra sustituta Miss Devine, quien le cree a su alumno y lo ayuda hasta donde puede.