Luego de años de reclamos, la plataforma internacional de streaming, Netflix, fue incorporada al Registro Público de la Actividad Cinematográfica y Audiovisual del INCAA.
Esto significa que los aportes que deberá realizar a través de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) serán destinados al Fondo Nacional de Fomento cinematográfico creado por la Ley de Cine (N° 17.741) en Argentina.
Nota al Pie entrevistó a distintas voces del reclamo para entender en profundidad por qué las plataformas de streaming en el país no aportan al Fondo de Fomento Cinematográfico.
En esta línea el abogado Hugo Castro brindó detalles en materia legal sobre esta lucha. En Argentina, el problema que se enfrenta, es que todas las plataformas de streaming generaron un sistema de evasión de estos impuestos.
“A nivel mundial tanto Netflix, como Amazon, como Paramount (como las más importantes) lo que hicieron fue generar sistemas de empresas mamushka. Esto es una empresa dentro de otra empresa, dentro de otra empresa, dentro de otra, para generar sistemas de reducción impositiva”, explicó.
En nuestro país, desde hace 6 años atrás aproximadamente, el Estado Argentino trabajó en esta cuestión. “Se recaudan el impuesto a IVA y el impuesto a ingresos brutos directamente de las tarjetas de crédito”, detalló Castro.
Además, agregó: “Ese es el camino que está en estos momentos empezando a recorrer el INCAA y por eso la importancia de que se haya registrado tanto a Netflix como a Telefónica, Telecom y Walt Disney Argentina”.
Qué dice la Ley
En su artículo 24, la Ley 17.741 creó el Fondo de Fomento Cinematográfico cuya administración está a cargo del INCAA. Este fondo está compuesto por “un impuesto equivalente al diez por ciento (10 %) del precio básico de toda localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país”.
Y, por otro 10 por ciento “aplicable sobre el precio de venta o locación de todo tipo de videograma grabado”. Como explicó Hugo, hace años atrás las películas eran alquiladas en videoclubs, luego en DVD y Blu Ray.
Con el avance y la creación de estas plataformas para ver contenido online y pagar una suscripción a cambio, esto debía ser aplicado.
Defender la Ley, una lucha de años
Por su parte, el productor y parte del sector que llevó adelante la denuncia, Victor Bassuk explicó la importancia de esta inscripción para la producción nacional de cine. “Se pueden hacer más y mejores películas”, sostuvo.
“Hoy estamos acotados por los costados del fondo a esquemas de rodaje y esquemas de preproducción. Tenemos poco tiempo para preparar las películas, poco tiempo para hacerlas y poco tiempo para poder producirlas”.
En este sentido, la lucha es política y cultural porque recaudar a través de impuestos de las empresas transnacionales es poder promover y sustentar la producción nacional. “Nos da una posibilidad de soberanía, lo que se llama soberanía audiovisual”, dijo Bassuk.
Para lograrlo, es clave la intervención de un Estado para fortalecer la industria nacional y porque esto permite “mayor preponderancia de relatos propios de formas propias y menos ligadas a las exigencias del mercado”.
“No queremos que el cine hegemónico desaparezca, queremos que ese cine no nos desaparezca a nosotros”, concluyó.
Este reclamo para financiar la producción nacional de cine lo llevan adelante productores, cineastas y documentalistas de diferentes agrupaciones y organizaciones.
Por su parte, Juan Mascaro de Documentalistas Argentinos (DOCA) dijo que se dio un paso fundamental. “Nosotros estamos averiguando administrativamente que falta cumplir y a quién corresponde cumplirlo”.
Historia nuestra contada por otros
En el año 2020, Reed Hastings, CEO de la compañía Netflix visitó Argentina y dijo que nuestro país estaba entre los 10 países con más usuarios del mundo. Con un total de 4,5 millones de suscriptores.
En la actualidad, el dato no está actualizado pero se habla de millones de personas consumiendo los contenidos que se ofrecen allí. En este contexto, es que productores, guionistas, cineastas y el ambiente de producción audiovisual en su conjunto entran en tensión con los productos culturales.
En especial, los que tienen que ver con la identidad nacional. “En Argentina se dan situaciones muy ridículas como que nos cuenten, quién es Maradona. Quién es Fito (Paéz). Quién es Spinetta. Grandes empresas que no son argentinas y que en todos los casos se quedan con todos los derechos autorales”, dijo.
En la misma línea cuestionó: “hay que adecuar el tipo de cine que nosotros queremos contar y que queremos hacer en relación a lo que es la estructura genérica internacional normalizada de lo que entienden ellos de cómo hay que generar un sentido común audiovisual”.
“Defender al Instituto Nacional de Cine, defender nuestra cinematografía, también tiene que ver con defender la democracia”, concluyó Castro.