
Hace muy pocas semanas María Corina Machado, flamante receptora del Premio Nobel de la Paz, pedía por la intervención militar de Estados Unidos en su propio país. Esa escalada, que no se detiene es vista desde el gobierno de Nicolás Maduro como una “amenaza directa” a la soberanía nacional.
Venezuela está hace mucho tiempo en la mira de Estados Unidos, con diferentes excusas pero con un único objetivo: hacerse del control de un territorio clave en América Latina.
Poseedor de las mayores reservas de petróleo del mundo, Venezuela es desde finales de los años noventa del siglo pasado un problema para el poder imperial y su entramado de negocios.
Primero la figura de Hugo Chávez, presidente desde 1999 hasta su muerte en 2013, a quien intentaron ya en abril de 2002, destituir con un fallido Golpe de Estado, que contó con la combinación CIA, intereses petroleros y socios locales.
Igual que en ese entonces, casi un cuarto de siglo después, aparece la figura “local” que cumple ese rol en nombre de la “democracia” y la “libertad”, configuradas desde las usinas del pensamiento y el accionar de Estados Unidos.
Es María Corina Machado, con su pertenencia y vinculación a la extrema derecha reaccionaria y golpista, su adhesión a las sanciones contra su propio país y su complacencia para la intervención militar de Estados Unidos, era la candidatan perfecta para el Premio Nobel de la Paz.
Un galardón con un historial que puede enorgullecer, como nuestro Adolfo Pérez Esquivel en 1980.
O dar vergüenza, como ocurrió con el presidente estadounidense Barack Obama, que lo ganó en 2009 y que casi “como regalo de bienvenida a la Casa Blanca, pasó todo su mandato en guerra”, según recordaba un artículo de la BBC, al despedir a quien le dejaría su lugar para la primera presidencia de Donald Trump, que sonó como candidato para esta edición.
Es lo que ocurre ahora con Machado, a quien el presidente del Comité, Jorgen Watne Frydnes, la describió como “una figura unificadora de la oposición venezolana” y “uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje civil en América Latina”.
Pero su apoyo a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, además de respaldar intentos de desestabilización y llamados a desconocer resultados electorales, la alejan claramente de esas características elegidas para su premiación.

María Corina Machado Parisca es una política, ingeniera industrial y profesora venezolana, fundadora y coordinadora nacional del movimiento político Vente Venezuela. Ganadora del Nobel de la Paz 2025.
Machado, a disposición permanente de los intereses de Estados Unidos
Machado fue el gran sostén del “gobierno interino” del autoproclamado presidente Juan Guaidó en 2019, que generó una ruptura institucional en Venezuela y consecuencias con impacto económico que siguen sus secuelas hasta estos días, como el congelamiento de activos venezolanos en el exterior, incluyendo CITGO y el oro depositado en el Banco de Reino Unido.
Más acá en el tiempo, el mes pasado, Machado se pronunció públicamente para apoyar el despliegue militar estadounidense en el Caribe. La respuesta provino del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, señaló que estas declaraciones “legitiman una guerra no declarada contra Venezuela”.
En esa línea se conoció que este viernes el Gobierno Bolivariano determinó el despliegue de los Órganos de Dirección para la Defensa Integral (ODDI) en los estados Aragua, Falcón y Zulia como parte de los ejercicios de comando, control y comunicación ordenados por el presidente Nicolás Maduro.
En Venezuela el rebote de la noticia del Premio Nobel de la Paz a Machado fue calificado, en amplios sectores, como una “maniobra política para reposicionar a la oposición venezolana tras su derrota electoral y su falta de unidad interna”.

