Thiago Correa murió este viernes luego de haber recibido un disparo en la cabeza durante un tiroteo en Ciudad Evita. El trágico hecho ocurrió el miércoles 4 de junio cuando el niño esperaba el colectivo junto a su padre, Fabián, y quedó en medio de un enfrentamiento armado entre un agente de la Policía Federal y un grupo de ladrones.
El oficial, Facundo Aguilar Fajardo, de 21 años, intentaba repeler un robo cuando efectuó al menos 11 disparos, uno de los cuales impactó en Thiago. El menor fue trasladado al Hospital Balestrini, en San Justo, donde permaneció internado en grave estado durante dos días.
“Papá”: la última palabra de Thiago
Fabián relató con dolor el momento del tiroteo: “Estaba esperando el colectivo con él. Primero escuché una explosión, pensé que era una moto. Cuando quise tirarlo al piso ya lo había herido una bala. Lo último que me dijo fue ‘papá’. Siento que fue una pesadilla”.
Tras recibir asistencia de un automovilista que los llevó al hospital, Thiago fue atendido de urgencia, pero no logró recuperarse. Su muerte causó conmoción en la comunidad educativa de la Escuela Santa Rosa de La Tablada, que organizó una misa en su memoria.
El policía está detenido y bajo investigación
Facundo Aguilar Fajardo fue indagado este viernes por el fiscal Diego Rulli, de la UFI de Homicidios, y continuará detenido. Está acusado de haber hecho un uso desproporcionado de la fuerza.
Cámaras de seguridad muestran que los delincuentes ya huían al momento de los disparos. Uno de ellos murió, otro fue herido en el estómago y un tercero recibió un balazo por la espalda, reforzando la sospecha de que los disparos no fueron en defensa directa.
Además, la Policía Científica no halló vainas servidas en el lugar, lo que sugiere una posible alteración de la escena del crimen. Sólo se encontró el cargador del arma.
Clamor por justicia
“Esto se tiene que pagar. Necesito justicia”, expresó Fabián, el padre del niño, visiblemente conmocionado junto a la madre de Thiago. El caso genera profundo impacto y pone en debate el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad, así como la necesidad de protocolos claros y efectivos que resguarden a la ciudadanía.