Cada 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, pero este 2025 la fecha llega atravesada por un dilema urgente: la inteligencia artificial ha alcanzado un nivel tal de sofisticación que desafía la noción misma de autoría. Lo que hace apenas un año podía identificarse con herramientas de detección, hoy es prácticamente imposible.
“La IA ha borrado sus huellas artificiales”, afirma Bernabé Crena, especialista de F5. “Antes, por patrones de comportamiento, se podía saber si un texto era artificial. Hoy, escribe espectacularmente bien y de manera humana”.
El error, única huella humana
La paradoja crece: cuanto más perfecto es un texto, más sospechoso resulta. Ya no se trata de detectar fallas, sino de reconocer lo inverosímil de su excelencia. Crena lo resume con contundencia:
“Cuando algo está excelentemente bien escrito, ahí hay duda. Porque el error es humano”.
Esta situación abre una caja de Pandora legal: ¿cómo se certifica la autoría? ¿Quién es el verdadero creador de un contenido generado por IA: el usuario que da las instrucciones o el desarrollador del modelo? ¿Y qué pasa cuando el texto reproduce, sin intención directa, una obra protegida?
¿A quién pertenece una obra creada por IA?
El especialista de F5 señala que la IA ya no ignora el copyright, sino que lo reconoce y lo sortea con inteligencia. Llega incluso a ocultar las “réplicas” que genera si detecta un conflicto de derechos.
“Analiza la estética y, si copiás una identidad visual o narrativa, entra en conflicto con el copyright. Lo borra al instante. Sabe que lo está violando”.
Sin embargo, en Argentina la legislación sigue desactualizada. “Nuestra ley está en la época de las cavernas”, sentencia Crena. El vacío legal complica tanto a los autores humanos como a las plataformas que intentan proteger sus contenidos.
Estados Unidos comienza a judicializar el conflicto
Mientras tanto, en otros países como Estados Unidos, los primeros juicios ya buscan trazar límites legales. Las grandes marcas y editoriales comienzan a presentar demandas cuando la IA utiliza sus estéticas sin consentimiento, lo que ha obligado a las desarrolladoras a responder ante posibles perjuicios económicos.
Por su parte, los filtros de copyright empiezan a bloquear el acceso a determinados datos para proteger la propiedad intelectual, generando nuevos debates sobre el acceso libre a la información y la creatividad en la era digital.
¿Qué futuro le espera al derecho de autor?
El 23 de abril nos invita a celebrar los libros, pero también a reflexionar. En un mundo donde las máquinas escriben sin errores, sin pausa y sin firma, ¿cómo garantizar el reconocimiento a quien crea, innova o inspira? Mientras el mundo avanza hacia un nuevo paradigma, la legislación argentina aún no logra actualizarse. La protección del autor, del lector y de la cultura es hoy más urgente que nunca.