martes 15 de octubre de 2024

Victoria popular en Sri Lanka, los desafíos de Dissanayake

En un acontecimiento que promete transformar el panorama político y económico de Sri Lanka, el líder marxista y candidato de la coalición Poder Popular Nacional (NPP), fue proclamado presidente de la nación insular.
Dissanayake
Crédito: Noticias PIA.

*Artículo escrito por Tadeo Casteglione para Noticias PIA.

En un acontecimiento sumamente importante que promete transformar el panorama político y económico de Sri Lanka, Anura Kumara Dissanayake, líder marxista y candidato de la coalición Poder Popular Nacional (NPP), ha sido proclamado presidente de la nación insular.

Este triunfo electoral, celebrado el pasado fin de semana, marca el inicio de una nueva era para el país, prometiendo estabilidad, recuperación económica y un papel más prominente en el escenario global.

Con una impresionante victoria que le otorgó más del 42% de los sufragios, equivalente a 5.740.179 votos, Dissanayake, de 55 años, ha recibido un mandato claro del pueblo de Sri Lanka. Esta victoria no solo representa un cambio de liderazgo, sino también una transformación fundamental en la dirección política y económica del país.

Una curiosidad a destacar es que el sistema electoral de Sri Lanka utiliza un formato de votación por orden de preferencia limitada, en el cual los votantes pueden clasificar hasta tres opciones para la presidencia. En las recientes elecciones, Anura Kumara Dissanayake obtuvo un 42% de los votos en la primera vuelta. Como ningún candidato alcanzó más del 50% requerido, se realizó un segundo escrutinio. En esta segunda vuelta, tras la redistribución de los votos de segunda y tercera preferencia de los candidatos eliminados, Dissanayake alcanzó el 56%, asegurando así su victoria definitiva con la mayoría absoluta.

Desafíos futuros

El nuevo presidente asume el cargo en un momento crítico para Sri Lanka, reemplazando a Ranil Wickremesinghe, quien fue elegido en 2022 tras una revuelta civil provocada por una severa crisis económica. La destitución del anterior mandatario, Gotabaya Rajapaksa, acusado de mala gestión económica, sentó las bases para este cambio radical en la política del país.

En su discurso inaugural, Dissanayake enfatizó la importancia de la unidad nacional y la visión colectiva para el futuro de Sri Lanka. Sus palabras, «Estamos listos para reescribir la historia de Sri Lanka», resuenan con la promesa de un nuevo comienzo para todos los ciudadanos del país. El presidente electo reconoció que esta victoria no es el logro de un solo individuo, sino el resultado del esfuerzo colectivo de cientos de miles de personas. Este reconocimiento del esfuerzo colectivo sienta las bases para un gobierno inclusivo y participativo, algo crucial para abordar los críticos e importantes desafíos que enfrenta el país.

La victoria de Dissanayake representa un paso gigante hacia la estabilización de Sri Lanka. Después de años de turbulencia política y económica, el país ahora tiene la oportunidad de embarcarse en un camino de recuperación y crecimiento sostenible. El enfoque marxista de Dissanayake promete abordar las desigualdades estructurales que han plagado la economía del país durante décadas.

A pesar del optimismo que rodea esta victoria electoral, el nuevo gobierno de Dissanayake enfrentará desafíos significativos en su búsqueda por transformar Sri Lanka. La tarea más urgente será abordar la crisis económica que ha afectado al país. Esto requerirá un delicado equilibrio entre implementar reformas estructurales necesarias y proporcionar alivio inmediato a los ciudadanos que luchan con la inflación y el desempleo.

El gobierno deberá trabajar en la diversificación de la economía, reduciendo la dependencia de sectores volátiles como el turismo y las exportaciones de productos básicos. La inversión en educación, tecnología e innovación será crucial para crear empleos de alta calidad y mejorar la competitividad de Sri Lanka en la economía global.

A la misma vez Sri Lanka sigue lidiando con las secuelas de una larga guerra civil. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de promover una verdadera reconciliación nacional, abordando las quejas de larga data de las minorías étnicas y religiosas del país. Esto será esencial para mantener la estabilidad política y social a largo plazo. Para cumplir sus promesas de transformación, el gobierno de Dissanayake necesitará emprender reformas institucionales significativas. Esto podría incluir medidas para combatir la corrupción, fortalecer el estado de derecho y mejorar la eficiencia de la administración pública.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta

Uno de los aspectos más prometedores de esta victoria electoral es la perspectiva de una integración más profunda de Sri Lanka en la Nueva Ruta de la Seda, la ambiciosa iniciativa de infraestructura y desarrollo liderada por China. Esta asociación estratégica tiene el potencial de catalizar una recuperación económica sustancial para Sri Lanka. La participación en la Nueva Ruta de la Seda podría traer inversiones masivas en infraestructura, mejorando las conexiones de transporte, energía y comunicaciones de Sri Lanka. Esto no solo impulsará el comercio y la industria locales, sino que también posicionará nuevamente a Sri Lanka como un centro estratégico en el Océano Índico, aprovechando su ubicación geográfica única en la que Sri Lanka se posiciona como un nodo clave en las rutas comerciales que conectan el Este y el Oeste, consolidando su rol en la expansión del Sur Global y el auge del Mundo Multipolar.

Para Dissanayake, la colaboración con China no es solo una cuestión económica, sino también un rechazo categórico a las imposiciones neoliberales de instituciones como el FMI y el Banco Mundial. Su gobierno pretende desvincularse de las deudas asfixiantes y las políticas de austeridad que han empobrecido a la población, para enfocarse en un modelo de desarrollo que priorice la soberanía nacional y el bienestar del pueblo.

La victoria de Dissanayake también señala un cambio significativo en la relación de Sri Lanka con las instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Durante mucho tiempo, estas instituciones han sido criticadas por imponer condiciones estrictas y políticas de austeridad que han exacerbado las dificultades económicas de los países en desarrollo.

El nuevo gobierno tiene la oportunidad de renegociar los términos de los acuerdos existentes y buscar alternativas de financiamiento más favorables. Esto podría incluir una mayor cooperación con los bancos de desarrollo regionales dirigidos por China y los socios de la Nueva Ruta de la Seda, permitiendo a Sri Lanka perseguir políticas económicas más alineadas con sus propias prioridades de desarrollo.

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Crédito: Noticias PIA.

La Lucha Electoral: India vs China

La reciente contienda electoral en Sri Lanka no solo fue una lucha entre candidatos internos, sino también un enfrentamiento entre dos grandes potencias mundiales que buscan influir en el destino económico y geopolítico de la isla: India y China. Durante las elecciones presidenciales, quedó claro que los intereses de ambos países estaban en juego, y los candidatos representaban dos visiones opuestas sobre el futuro de Sri Lanka. Por un lado, estaban los sectores pro-India, que abogaban por mantener una relación más estrecha con Nueva Delhi, y por otro, el sector pro-China, que promovía una mayor integración con la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda liderada por Beijing.

Finalmente, la victoria de Anura Kumara Dissanayake representa el triunfo de la visión de una unión económica más fuerte con China, destacando la importancia de la infraestructura naval para el desarrollo económico y estratégico del país. Sri Lanka, como una nación isleña en una ubicación crucial en el Océano Índico, necesita contar con puertos de gran capacidad para asegurar su papel en el comercio global y consolidar su soberanía. El apoyo de China, que ya ha invertido en proyectos clave como el puerto de Hambantota, será vital para la ampliación de estas infraestructuras estratégicas que colocarán a Sri Lanka en una posición geopolítica más fuerte.

El programa de Dissanayake no solo se enfoca en la recuperación económica, sino también en aprovechar al máximo las oportunidades que brinda la cooperación con China en términos de inversión en infraestructura y logística. Mientras que India sigue siendo un socio importante para Sri Lanka, la victoria del sector pro-China refleja la apuesta por una visión de desarrollo que permitirá a la nación avanzar en la construcción de una economía más integrada y autónoma, alineada con el auge del Sur Global.

Este triunfo representa no solo una decisión estratégica en cuanto a la infraestructura naval, sino también una apuesta por el crecimiento sostenible y la recuperación de una soberanía económica real, lejos de las imposiciones externas de Occidente o India.

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Crédito: Noticias PIA.

El Auge del Sur Global y el Rol de Sri Lanka

La elección de Dissanayake posiciona a Sri Lanka para desempeñar un papel más importante en el auge del Sur Global y en la conformación de un mundo multipolar. Este cambio geopolítico representa una oportunidad para que Sri Lanka diversifique sus alianzas y participe más activamente en foros internacionales que promueven la cooperación Sur-Sur.

El gobierno ejecutivo en Colombo puede ahora buscar fortalecer de manera potencial sus lazos con otros países de la región, como India, Bangladesh y las naciones del sudeste asiático. Esta cooperación regional mejorada podría manifestarse en áreas como el comercio, la seguridad marítima, la gestión de desastres y el intercambio cultural.

El Sur Global, impulsado por alianzas estratégicas como BRICS y la Nueva Ruta de la Seda, está forjando un nuevo orden mundial multipolar, en el que las naciones del sur de Asia, América Latina y África desempeñan un papel central. Con esta nueva administración, Sri Lanka no solo se beneficiará de la cooperación con estas naciones, sino que también contribuirá activamente al desarrollo de este nuevo paradigma global.

La integración del país en la Nueva Ruta de la Seda, su desvinculación de las élites financieras internacionales y su rol en el auge del Sur Global ofrecen una oportunidad sin precedentes para la nación insular. Si Dissanayake y su gobierno logran materializar esta visión, Sri Lanka podría convertirse en un modelo a seguir para otras naciones que buscan liberarse de la opresión económica y construir un futuro más justo y próspero.

Un nuevo capítulo

La victoria de Anura Kumara Dissanayake marca el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de Sri Lanka. Con una visión clara de transformación y un mandato popular fuerte, el nuevo gobierno tiene la oportunidad de reposicionar al país como un actor dinámico y revolucionario en el escenario mundial. El enfoque marxista de Dissanayake sugiere un compromiso con los intereses mas profundos del pueblo. Esto podría traducirse en políticas que prioricen la protección de la justicia social y el crecimiento económico inclusivo. Sri Lanka tiene el potencial de convertirse en un modelo de desarrollo sostenible para otras naciones insulares y en desarrollo en toda la región.

Para asegurar su lugar en la economía global del siglo XXI, Sri Lanka necesitará invertir fuertemente en infraestructura, innovación y tecnología. De esta manera la asociación estratégica con el sudeste asiático y una integración de mayor escala con la República Popular China toma dimensiones sumamente importantes en su magnitud para salvar al país.

La nueva administración tiene la oportunidad de adoptar una postura diplomática más proactiva, equilibrando cuidadosamente sus relaciones con potencias como China, India y el sudeste asiático, librándose del lastre occidental que solo ha traído división y zozobra a la identidad nacional. Esta diplomacia equilibrada será crucial para maximizar los beneficios de la participación de Sri Lanka en iniciativas como la Nueva Ruta de la Seda, al tiempo que mantiene su autonomía y persigue sus propios intereses nacionales.

La elección de Anura Kumara Dissanayake como presidente de Sri Lanka representa mucho más que un simple cambio de gobierno. Es un momento decisivo que ofrece la promesa de una transformación profunda y duradera para la nación. Con su compromiso de reescribir la historia de Sri Lanka, Dissanayake y su gobierno tienen la oportunidad de abordar los desafíos estructurales que han obstaculizado el progreso del país durante décadas. La integración más profunda en iniciativas globales como la Nueva Ruta de la Seda, combinada con un enfoque en el desarrollo y la justicia social, podría catapultar a Sri Lanka hacia un futuro más próspero y equitativo.

Sin embargo, el éxito no está garantizado. Requerirá un liderazgo hábil, una planificación cuidadosa y la participación activa de todos los sectores de la sociedad de Sri Lanka. El mundo observará con interés cómo este pequeño país insular navega por los desafíos y oportunidades que tiene por delante.

A medida que Sri Lanka se embarca en este nuevo capítulo, es crucial reconocer las amenazas inminentes que provendrán de Occidente. Al ver los intereses geopolíticos y económicos en peligro, tanto Estados Unidos como la Unión Europea podrían intentar desestabilizar al nuevo gobierno, promoviendo una revolución de color y convirtiendo al país en un estado fallido.

Por ello, es imperativo que el presidente Anura Kumara Dissanayake acelere la cooperación estratégica con China, fortaleciendo alianzas clave en la Franja y la Ruta y aumentando su base popular. Solo mediante una rápida consolidación de su apoyo interno y externo, Sri Lanka podrá resistir las conspiraciones extranjeras y avanzar hacia un desarrollo soberano en el marco del ascendente Sur Global.

El triunfo de Dissanayake no es solo una victoria para su partido, sino una señal de que Sri Lanka está dispuesta a romper las cadenas impuestas por las élites económicas occidentales y sus instituciones, como el FMI y el Banco Mundial. A medida que el país avanza hacia un nuevo amanecer, será fundamental consolidar su soberanía, alejarse de las influencias neocoloniales, y posicionarse como un actor clave en el Mundo Multipolar.

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