El agasajo, organizado por la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, reunió a una gran cantidad de legisladores que, a través de su voto, permitieron al gobierno de Milei mantener su objetivo de alcanzar el déficit cero y un superávit fiscal. Entre los presentes estaban como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quienes junto a otros miembros del oficialismo celebraron en el quincho.
Entre los presentes, también estaba Manuel Adorni, el vocero presidencial que ahora tiene rango y sueldo de ministro, que había «explicado» en redes que cada asistente iba a pagar su parte del asado, cotizada en 20 mil pesos, una cifra aún superior a la que se le quitó de recomposición a cada jubilado.
El menú, que incluía una entrada, un corte de carne y bebidas, dejó a muchos preguntándose si la gratitud política debería tener un «precio». En el interior del recinto, Milei no escatimó en elogios y llamó “héroes” a los legisladores que apoyaron la decisión.
Mientras tanto, afuera de la Quinta, los jubilados mantenían su protesta, contra la decisión que afecta a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Carteles y consignas se hacían eco de un descontento creciente, contrastando con el clima de fiesta que se vivió adentro, plasmado en las fotos que la propia Presidencia distribuyó.
Entre risas y brindis, la noche reflejó la tensión entre la política y la realidad social que enfrenta el Gobierno del ajuste con represión. El evento, que pretendía ser un reconocimiento a la lealtad de los legisladores, dejó en evidencia la distancia cada vez más creciente con el pueblo.