Luego de unas breves temporadas regresa al escenario “El aparato”, una creación inquietante sobre el futuro de Carlos Belloso. Este unipersonal se presenta como un faro de reflexión en tiempos turbulentos, ya que ofrece al público una experiencia teatral que trasciende el mero entretenimiento para adentrarse en los terrenos de la crítica social y la introspección política. El espectáculo cuenta con dos únicas funciones los miércoles 18 y 25 de septiembre a las 20:30, en el Chacarerean Teatre, Nicaragua 5565, CABA.
La trama sumerge al público en un futuro cercano en el que un régimen dictatorial, ante la falta de seguidores, recurre a la impresión 3D de personas. En este mundo deshumanizado, un trabajador decide rebelarse imprimiendo al propio dictador, lo que desencadena una serie de eventos que ponen en duda la naturaleza de la realidad y la libertad. Esta historia tiene sus raíces en clásicos como 1984 de Orwell y en textos contemporáneos como Realismo capitalista de Mark Fisher, creando una narrativa que combina sátira y advertencia.
La obra, escrita a finales de 2021 como respuesta al avance de las derechas a nivel global, encuentra en el contexto argentino actual un eco perfecto para sus temas distópicos. Se trata de una propuesta que, más allá de entretener, se convierte en un llamado a la acción disfrazado de comedia negra.
Un dúo certero de actuación y dirección
Bajo la dirección precisa de Hernán Jiménez, amigo y colaborador de Belloso, este unipersonal cobra vida con un ritmo vertiginoso que mantiene al público en tensión. Jiménez extrae lo mejor del texto, combinando hábilmente los momentos de humor negro con los pasajes más reflexivos. Su dirección transforma lo que podría ser una limitación en una fortaleza narrativa.
Por su parte, Belloso da vida a una serie de personajes que parecen multiplicarse. Su habilidad para cambiar de rol con fluidez es impresionante. Cada gesto y tono de voz están llenos de intención, creando un universo completo solo con su presencia. Utiliza el humor como un bisturí, analizando las complejidades de nuestra realidad política y social de manera incisiva. Además, su faceta como escritor brilla con un guion lleno de agudeza y provocación.
La puesta en escena no es solo un telón de fondo, sino que se integra a la historia de manera orgánica. El uso ingenioso de proyecciones de Martín Facundo Gómez y una banda sonora de Bruno Belloso intensifican las emociones de cada escena reflejando así un cuidado meticuloso en la producción. La iluminación de Gonzalo Córdova también juega un papel fundamental, ya que ayuda a crear atmósferas y resalta los contrastes entre la realidad fabricada y los destellos de humanidad que luchan por salir a la luz.
En resumen
“El aparato” es un audaz unipersonal que, en apenas una hora, no solo lanza críticas incisivas, sino que también nos recuerda que, incluso en los escenarios más distópicos, la esencia de la humanidad puede avivar la llama de la resistencia. Esta obra se convierte en un poderoso recordatorio del arte como herramienta para enfrentarnos a nuestras realidades más difíciles y, al mismo tiempo, para soñar con un cambio. En un contexto donde la frontera entre ficción y realidad se difumina cada vez más, propuestas como esta son, sin duda, relevantes e imprescindibles.