«Dear Patagonia», la novela gráfica del historietista Jorge González, publicada originalmente en 2011 por la editorial madrileña Sinse Ntido, está disponible en comiquerías desde principios de 2024. Este es el primer libro editado por el sello Sector Editorial, con la producción de Hotel de las Ideas. El tomo cuenta con un total de 280 páginas a todo color, en formato de 17 cm por 23 cm, y con tapa blanda.
Aunque el guion y el dibujo de los nueve capítulos que componen la obra son de Jorge González, el libro también cuenta con colaboraciones de los reconocidos guionistas Alejandro Aguado, Hernán González y Horacio Altuna, además de un epílogo escrito por Sebastián de Caro.
¿De qué se trata Dear Patagonia?
Comienza la historia y González nos ubica en Tierra del Fuego, a fines del siglo XIX. Un grupo de ovejas se hace presente para perturbar lo que parece un paraje en el medio de la nada, en algún lugar de la Patagonia más austral.
Mucho aire y mucho viento se funde en un paisaje desértico y desolador, donde abunda el silencio. Un hombre ‘blanco’, a caballo, parece disfrutar de la quietud y de la soledad de ese mundo que parece estar allí, solo para él.
Tan solo una viñetas después, vemos a un grupo de onas reunidos bajo un árbol, muy tranquilos. El hombre, junto con otros hombres ‘blancos’ cabalgan y a punta de pistola los corren sin ningún tipo de miramiento. Luego de corridas y situaciones de mucha violencia que se entremezcla con el paisaje patagónico y su infinita inmensidad, un cura y un grupo de monjas parece intentar ‘evangelizar’ a les onas.
El capítulo termino con un grupo de pueblos originarios exhibidos como abominaciones y caníbales al mejor estilo de un circo cruel en lo que parece la Torre Eiffel, en París.
Las primeras páginas marcan el tono de toda la obra, en la que no faltarán situaciones de violencia explicita y racismo. La perversión de los colonos, sumada a su ignorancia respecto de los usos y costumbres de culturas diferentes a la propia, llevará al hostigamiento y el maltrato de los pueblos originarios de maneras imaginables. Al respecto, intentarán evangelizarles y ‘civilizarles’ al punto de vestirles con su ropa de ‘gente blanca’ de manera irónica y lúdica.
Si bien el primer capítulo se ubica temporalmente a finales del siglo XIX, los hechos se remontarán hasta principios del siglo XXI. En un intento por mostrar hechos relacionados que acontecen en diferentes escenarios, la novela gráfica se moverá principalmente entre un pueblito al sur de la provincia de Chubut llamado Facundo, Buenos Aires y algunas ciudades de Europa.
Un relato generacional por partes
En los siguientes capítulos, Dear Patagonia presentará a algunes de les personajes clave de la historia: onas, tehuelches, una pareja de alemanes, Karl y Alicia, instalades en el pueblo y que tienen un boliche. La mujer está embarazada, de Julián, a quien veremos más adelante en su adultez como un director de cine.
A partir de allí, página a página, el libro nos presentará historias que parecen ser independientes. Sin embargo, los capítulos construirán un todo, esto es, una única historia transgeneracional y transcultural a través del tiempo y del espacio patagónico y rural como hilo conductor.
Al respecto, entre algunos de los temas que toca la novela gráfica se encuentra la pertenencia a la tierra, exilios, genocidios -que también puede pensarse como un etnocidio-, los machismos de la época, el racismo, la violencia, el miedo. Entre otras cuestiones, aparece por momentos, la idea de lo que significa vivir lejos de los centros urbanos para permanecer largos periodos de tiempo en zonas rurales completamente alejadas.
Todo muy patagónico
Más allá del gran rompecabezas que supone la lectura de la novela gráfica, lo que sobresale de la obra es la capacidad de González de llevar a las viñetas el paisaje patagónico. Todo en Dear Patagonia recuerda al sur: el viento, la inmensidad, un horizonte desolador, la escasa vegetación achaparrada, los boliches en el medio de la nada, los animales sueltos.
La paleta de color que destaca es la de los marrones acuarelados, lo que tiene mucho sentido cuando se trata de representar a la Patagonia. Sin embargo, también hay lugar para los tonos grises, como también, ya hacia el final de la obra, para abarcar un espectro de color más ancho del círculo cromático, asi como el uso de otras técnicas como la del boceto.
Los vacíos y silencios lo son todo desde la estética y por tanto, desde la narrativa. La viñetas proponen una experiencia inmersiva y diferente que aunque por momentos parezca que la lectura en lenta, en realidad se trata de expresar un contexto en el que habrá bastante acción más adelante.
¿Quién es Jorge González?
González es un historietista argentino nacido en Buenos Aires en 1970 y radicado en España desde hace más de una década. En un principio, se dio a conocer por sus colaboraciones con Horacio Altuna. Tras ganar un premio convocado por la editorial española Sinse Ntido con su obra Fueye, ganó muchas más popularidad dentro del entorno de la historieta nacional e internacional.
Además de Dear Patagonia y Fueye, entre otras de sus obras destacables se encuentra ¡Maldito Allende! y Llamarada, obra editada por ECC Comics, en la que cuenta la historia de su familia. También ha publicado obras para dirigidas al público infantil con Bang Ediciones.