El Día Mundial de la Población, celebrado todos los 11 de julio, busca concientizar sobre la situación demográfica a nivel global. El mismo fue instaurado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1990, luego de que la población mundial alcanzará los 5.000 millones de habitantes. Esta fecha vuelve a poner en tema el derecho a la planificación familiar, lo que abarca, por ejemplo, el acceso e información sobre métodos anticonceptivos.
En nuestro país se calcula que, para 2050, 2 de cada 10 personas tendrán más de 65 años. De esta manera, la población mayor de 65 años en Argentina se habrá duplicado para este año, en comparación a los valores de 2010. Les adultes mayores representarán el 19% de la población total nacional, un nivel que supera la media regional y mundial.
Esto fue determinado por diferentes proyecciones de instituciones en un informe del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral. Según sus cálculos, las personas mayores en 2010 representaban el 10,2% de la población total, lo que equivalía a 5.725.838 individuos. Para el 2025, se espera que la cifra ascienda al 12,7%, con 8.000.000 de personas mayores.
Para 2050, se habrá duplicado la cantidad de adultes mayores
En diálogo con Télam, la secretaria académica del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral y autora del informe, Dolores Dimier, explicó: “El envejecimiento demográfico es un proceso de cambio de la estructura por edad de la población”. “Se caracteriza por el aumento del peso relativo de las personas en edades avanzadas, y la disminución de las cohortes jóvenes”, detalló.
En el caso puntual de Argentina, sostuvo que se está desarrollando una transición demográfica avanzada. Según explicó, esto es “debido a los bajos niveles de natalidad unidos al descenso de mortalidad temprana”. En este sentido, para 2050 se estima un aumento considerable del envejecimiento, con indicadores superiores a la media regional y mundial.
A nivel global, se prevé que la población mayor de 65 años sea del 16,5% para 2050, mientras que para nuestro país esa cifra rondará el 19% de ciudadanes. A su vez, esta situación trae aparejada una “economía envejeciente” en los ámbitos económicos, laboral y de capital humano. Por eso, son necesarias políticas públicas que generen una mayor participación de las personas mayores en la actividad, para no sobrecargar a la población activa.
Mayor independencia de la población adulta
Argentina es el tercer país de la región con menos “dependencia funcional” entre personas mayores de 65 años. Es decir, con mayor “capacidad de vivir de manera independiente y de desarrollar actividades instrumentales de la vida cotidiana. Este es un factor importante para medir la calidad de vida”, indicó Dimier.
Por otra parte, la autora del informe sostuvo que “a nivel social, se trata también de generar una mayor consciencia de los aportes significativos que pueden proveer las personas mayores desde un cambio de enfoque, entendiendo al proceso de envejecimiento como una ‘nueva longevidad’”. “Nuestra población mayor de 60 años es un gran dinamizador de soporte y apoyo para las dinámicas de las familias y generaciones más jóvenes”, afirmó.
Sin embargo, las nuevas realidades en la vida familiar de esta población, develan nuevos desafíos. Entre ellos, “los hijos adultos que habitan prolongadamente bajo el techo de sus padres sin lograr la emancipación”. Esto incluye la “fase de crianza prolongada”, también llamada “adultez emergente”.
A su vez, están les hijes adultes mayores que cubren las necesidades y cuidados de sus padres muy ancianos, denominada la “generación sándwich”.
Además, se menciona a les abueles que cumplen con funciones de crianza y tutela de menores. Entre las razones se encuentran la gran cantidad de padres institucionalizados por delitos, consumo o abuso. Como así también a que les hijes adultes se resguardan en el hogar paterno luego de una crisis de la familia de la generación más joven.
La economía plateada
Para enfrentar esos desafíos, para Dimier se debe adoptar el enfoque de “economía plateada”. Se trata de comenzar a ver esta etapa de la vida “como una oportunidad para la innovación, el emprendimiento y la inclusión”.
Dicha perspectiva propone un triple desafío ante la cultura edaísta acerca de este grupo etario frecuentemente considerado como una “carga adicional para la sociedad”, explicó. Esto se debe “al estar centrado en las necesidades y las demandas crecientes de pensiones, servicios de salud y servicios de atención a la dependencia de los adultos mayores para promover una nueva visión”, amplió.
Para finalizar, sostuvo que “antagónicamente, se propondría generar oportunidades de desarrollo económico integral, junto con la promoción de nuevos emprendimientos y propuestas laborales”. De igual modo, podría haber una mayor y mejor contribución de los adultos mayores, ya que “las mejoras de las condiciones de salud permiten una longevidad más productiva, que engloban actividades proactivas capitalizadas por sus experiencias y realizadas por los mismos mayores”, concluyó Dimier.