Producto de la guerra que aún no cesa entre Rusia y Ucrania, Vladimir Putin había decidido cortar la provisión de gas a toda Europa. El 26 de septiembre de 2022, los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que pasan por el mar Báltico entre Rusia y Alemania, comenzaron a tener pérdidas y fugas sospechosas.
Las mismas fueron detectadas después de varias explosiones grabadas cerca de la localidad de Bornholm, frente a las costas de Suecia y Dinamarca. Desde entonces, las acusaciones cruzadas no pararon. Entre ellas, la posibilidad de un sabotaje por parte de Estados Unidos a Rusia.
En su investigación periodística, Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer, afirmó que EE.UU. voló los gasoductos entre Rusia y Alemania. El artículo publicado hace unos días fue titulado: “Así eliminó Estados Unidos los gasoductos Nord Stream”.
En el mismo advierte: “La Administración de Joe Biden cumplió sus amenazas: un grupo de buzos de la Marina aprovechó unas maniobras de la OTAN en el Báltico para colocar explosivos en los oleoductos y la Armada noruega los hizo detonar tres meses después”.
Asimismo, explica todo el procedimiento del Centro de Buceo y Salvamento de la Marina estadounidense. Allí asegura que el Centro lleva décadas formando a buceadores de aguas profundas altamente calificados y “asignados a unidades militares estadounidenses por todo el mundo”.
Citando a una fuente con conocimiento directo de la planificación de la operación, Hersh aseguró: “El pasado mes de junio, los buzos de la Armada, que operaban al amparo de un ejercicio de la OTAN ampliamente publicitado y conocido como BALTOPS 22, colocaron los explosivos que, al ser activados por control remoto tres meses después, destruyeron tres de los cuatro gasoductos Nord Stream”.
Reacciones de ambas partes
En la investigación, el periodista indica que le pidió un comentario sobre ello a la Casa Blanca y solo recibió negativas. Adrienne Watson, portavoz del gobierno, dijo: “Esto es falso y una completa ficción”. Por otro lado, Tammy Thorp, portavoz de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), respondió: “Esta afirmación es total y absolutamente falsa”.
Luego de la publicación, la Casa Blanca hizo un descargo el pasado miércoles desacreditando el artículo y calificándolo como “ultra falso y una ficción”. Por su parte, Noruega también negó cualquier tipo de participación.
Por otro lado, desde Rusia recogieron el guante y apoyaron las acusaciones por el presunto sabotaje de los gasoductos. El presidente Vladimir Putin había acusado a las potencias «anglosajonas» de volar los gasoductos Nord Stream, un proyecto diseñado por el Kremlin para no pasar por Ucrania y exportar su gas directamente a Alemania y más allá a Europa.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo: «Algunas cosas [en esta publicación] son discutibles, otras deben probarse, pero el artículo es notable por su análisis profundo y presentación armoniosa».
Además, aseguró que el artículo demuestra “una vez más la necesidad de una investigación transparente sobre este ataque sin precedentes”.
Quien también habló al respecto fue el presidente de la Duma Estatal rusa Viacheslav Volodin. «Los hechos publicados deben convertirse en la base de una investigación internacional que lleve a Biden y a sus cómplices ante la justicia», sentenció.
Un antecedente en 1971
Cabe mencionar que Seymour Hersh respalda su investigación con una operación muy similar ejecutada por Estados Unidos en la década del 70. La operación fue llamada “Ivy Bells”, en la cual la CIA se enteró que la Armada Rusa se comunicaba a través de un cable submarino en el Mar de Okhotsk.
Una vez descubierto, un equipo de agentes de la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad, elaboró un plan utilizando buzos de la Marina, submarinos modificados y un vehículo de rescate submarino profundo que tuvo éxito después de varios intentos.
Apoyándose en esto, Hersh explica que no es la primera vez que Estados Unidos hace una operación en secreto en las profundidades del mar. “El plan de volar Nord Stream 1 y 2 pasó repentinamente de ser una operación encubierta que requería informar al Congreso a considerarse una operación de inteligencia altamente secreta con apoyo militar estadounidense” explica el periodista.