Para que los ríos y mares sean realmente inclusivos, todes debemos involucrarnos. Así lo hizo la Fundación Lautaro te necesita, a través de su Proyecto PUMA: Por Un Mar Accesible. Mediante convenios con escuelas técnicas y municipios, fabrican sillas de ruedas de traslado sobre arena. Son entregadas a balnearios privados y públicos, quedando a disposición de forma gratuita para quienes las necesiten.
Nota al Pie conversó con Verónica De Pablo, quien en 2014 cofundó, junto a su marido, la Fundación Lautaro te necesita. Cuando su hijo Lautaro fue diagnosticado con leucodistrofia metacromática comenzaron a concientizar sobre esta enfermedad neurodegenerativa.
A través de la fundación buscan mejorar la calidad de vida de las personas afectadas con esta patología y luchan para que puedan acceder a un diagnóstico temprano que permita un tratamiento que frene el avance.
Los padres de Lautaro hicieron siempre hasta lo imposible para que él pudiera disfrutar del mar durante los veranos en la costa atlántica. Hace unos años, un amigo de la familia diseñó una silla de traslado para poder llevarlo hasta la orilla sin hacer tanta fuerza.
En 2017, le propusieron a alumnes de 6to año del Instituto Industrial Pablo Tavelli, que las fabriquen. En esa primera tanda, crearon y entregaron 40 sillas y, desde entonces, las sillas y el entusiasmo empezaron a multiplicarse.
Para que la costa de ríos o mares sea accesible debe contar con ciertos requisitos. Entre ellos se encuentra una rampa de acceso con la inclinación adecuada por reglamentación, descansos y pasamanos. También debe haber sillas anfibias para ingresar al mar, sillas de traslado y sanitarios accesibles, lugares de sombra, duchas al aire libre y menú pictográfico en restaurantes. Así lo explicó De Pablo, para quien es muy importante abarcar todos los tipos de discapacidad.
Por más accesibilidad en la costa
Desde la Fundación Lautaro te necesita articularon con diferentes municipios para que tanto el mar como el río sean accesibles para todes. En Mar del Plata, una vez más, les alumnes de la Escuela Técnica Tavelli fabricaron 20 sillas de traslado para la playa.
Las sillas fueron entregadas a la Dirección de Discapacidad durante el acto de fin de año educativo y ya se encuentran en distintos balnearios listas para ser utilizadas. De esta forma, sumando las sillas entregadas años anteriores, la mayoría de los 32 kilómetros de costa marplatense ya están cubiertos.
Además, cada vez más hay bajadas públicas, como en el balneario Horizonte, donde hay une guardavidas destinade a la accesibilidad y también se puede estacionar el auto. Otras zonas donde ya hay sillas de traslado son Punta Mogotes, Playa Varese, Playa Grande, Costa Galana y Perla Norte, entre otros.
En diciembre, Mar del Plata aprobó una propuesta presentada por la Fundación para que en los estacionamientos de la costa haya lugares identificados con el logo azul y reservados para personas con discapacidad. Lo mismo va a aplicarse en las plazas de la Ciudad. En el caso de restaurantes y cafés, la Fundación presentó un proyecto para que haya una mesa accesible reservada a personas con discapacidad.
Pinamar es otra ciudad inclusiva donde la mayoría de los balnearios cuentan con rampa de acceso, sillas anfibias, se puede ingresar con perro guía y los menúes de los restaurantes tienen pictogramas para personas no videntes.
Allí, las sillas fueron confeccionadas por alumnes de 6to año de la Escuela Técnica N°1. Las 10 sillas están disponibles en Cariló, Pinamar y Ostende.
Por su parte, Necochea también posee sillas de traslado, rampa de acceso de material y una bajada pública en el puerto de Quequén. En Villa Gesell y Miramar cada vez hay más inclusión con bajadas públicas, sillas anfibias y de traslado. “Creo que se está avanzando, que se está tomando conciencia, falta todavía educar más”, señaló De Pablo.
Ríos inclusivos: el caso de Cura Brochero
Las sillas accesibles también llegaron a Cura Brochero, en el Valle de Traslasierra, Córdoba. Les alumnes de la Escuela Industrial local fueron les encargades de confeccionar cinco sillas que ya se están utilizando. “Es la primera ciudad que tiene una rampa de acceso a río, uno siempre piensa en la costa atlántica y el mar. El municipio está muy comprometido”, contó De Pablo.
Según expresó la cofundadora de la Fundación, “la idea es continuar en 2023 con la confección de 20 sillas más que van a ser donadas a otras ciudades y pueblos del Valle de Traslasierra. También hay tentativas de donarlas al Valle de Punilla y otras localidades para que esto se multiplique, se entusiasmen y contagien otros colegios”.
Cura Brochero cuenta con una particularidad: en la entrada al balneario hay una pasarela que conecta con un polideportivo y con un parque temático. “Toda la información turística está señalizada en braille, para que sepan cuál es la oferta cultural y recreativa de la ciudad”, indicó. “Es muy importante abarcar todos los tipos de discapacidad, por ejemplo las baldosas podotáctiles para personas ciegas”, agregó.
Educación en valores
“Los alumnos que trabajan en este proyecto están sumamente entusiasmados. Ellos mismos se sienten orgullosos de ser útiles a la sociedad. Cuando dan testimonios de lo que hacen se les nota en la cara ese entusiasmo”, describió. Este proyecto, además de fomentar la solidaridad, el compromiso, forma ciudadanes críticos y responsables, capaces de actuar en el medio y de modificarlo.
También ejercitan prácticas del lenguaje, al tener que explicar lo que están haciendo y justificar por qué lo hacen, y matemática, al contabilizar medidas y hacer cálculos. “El objetivo de este proyecto es solidario y también pedagógico. Entusiasma a las familias de los alumnos porque ven lo que hacen, a los docentes y directivos porque es un proyecto muy lindo”, señaló.