Este sábado 1 de octubre a las 19 se estrenará Cocanis: Camino al Carnaval en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). El film, producido y dirigido por Fabián Duek, tendrá funciones los jueves y viernes a las 19, y sábados y domingos a las 17 y 19.
En su sinopsis explica que la obra trata sobre un grupo de inmigrantes bolivianos que viven y trabajan en Buenos Aires. Entre sí comparten un vínculo apasionado con el carnaval de Oruro y su cultura originaria.
“Los personajes retornan un año más a manifestar su orgullo y devoción a la Virgen del Socabón, en esta fiesta milenaria”, anuncia. Así, el carnaval se despliega otra vez con sus majestuosos ritos y colores.
Nota al Pie dialogó con el director y productor del film, Fabián Duek, quien resaltó la importancia de la cultura boliviana y cómo surge este carnaval folklórico en el país.
¿Por qué elegiste “Cocanis” como título de la película?
La película trata sobre un grupo de inmigrantes bolivianos que viven y trabajan en Buenos Aires y que vuelven cada año a bailar al carnaval de Oruro. Ellos bailan dentro de lo que se llama una fraternidad, que son los distintos grupos y organizaciones folklóricas que participan en el carnaval.
Esto sería como si fuese una “escola” en Brasil; “fraternidad” es en Bolivia. La fraternidad a la que ellos pertenecen es la de los Cocanis. Muchos de estos grupos folklóricos fueron fundados por gremios en la década de 1940, cuando hubo una mayor expansión económica en Oruro.
Los Cocanis son un grupo de carnaval creado por los que comerciaban la hoja de la coca, de allí viene el título. Es como su rasgo característico, lo que los unifica y los hace diferentes; incluso sus historias y el apego a esas tradiciones.
¿Qué te atrajo de esta historia para llevarla al cine?
Lo que a mi me atrajo de la historia es básicamente lo que tiene que ver con el origen, con los nombres, los rituales, las ceremonias (por ejemplo de dónde vienen, cómo se construyen). En este caso, el carnaval que es un rito global y ancestral. Es el festejo de la cosecha de los bienes recibidos de la tierra después de un año de trabajo.
Es una de las fiestas más maravillosas, ya que Oruro tiene un carnaval muy particular y muy importante con la cantidad de historias que se cuentan, son impresionantes.
Esta era la oportunidad de conocer de primera mano, a través de un grupo en particular, qué es la fraternidad de los Cocanis. Incluso, creo que para eso llevé a cabo la película, quizás para aprender sobre esta fiesta y sobre su gente.
¿Cómo fue vivir la fiesta de aquel carnaval en carne propia?
La grabación comenzó en Buenos Aires durante varios meses y después se trasladó a Bolivia, donde habíamos realizado un viaje en diciembre para presenciar lo que es el inicio real y formal del carnaval; a lo que ellos llaman “primer convite”, que es el primer encuentro. El mismo es como si fuese el primer ensayo general de todo lo que se fue planeando durante todo el año, visualizando sobre cómo van a ser las canciones, los vestuarios y de cómo se van a organizar.
En este primer convite se llevan a cabo esas cuestiones y comienza generalmente en noviembre. Nosotros luego fuimos en diciembre y en aquel momento había sido el golpe en Bolivia, luego fuimos a grabar el carnaval y fue una experiencia intensa donde fueron tres semanas de convivir con ellos a su ritmo que es muy intenso.
El carnaval es un evento que tiene su punto muy emotivo. Luego del último convite vinieron todos los demás eventos donde se pueden ver ceremonias hasta terminar en el sábado y domingo de carnaval, hasta el lunes de “Moreno” que es una fiesta específica de esta fraternidad.
¿Qué podés destacar de este “Patrimonio de la humanidad”?
A mis ojos, creo que lo que hace relevante al carnaval de Oruro de estas 54 fraternidades o 56 que participan del evento, es que cada una cuenta una historia y una identidad. En el caso de los Cocanis ellos relatan la historia de los esclavos negros, llevados a Bolivia para trabajar en las minas en mano de los españoles, acompañados de los Aymaras que compraron su libertad con el comercio.
Entre sus propias tradiciones, como contaban lo que les pasaba y les transmitían otras, fue surgiendo este carnaval, tan particular y tan folklórico. Los bolivianos tienen una conciencia muy fuerte de su folklore, donde todo el mundo canta y baila desde la escuela. Este folklor cuenta una historia, y eso es tremendo.