El presidente ruso, Vladímir Putin, ha puesto en marcha una estrategia para incorporar a Rusia cuatro regiones ucranianas: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Todas tienen una fuerte influencia de sectores separatistas prorrusos.
La votación, que se llevará a cabo del 23 al 27 de septiembre, ha sido duramente cuestionada por la Unión Europea (UE) y la OTAN. Hasta el momento, no se conocen resultados oficiales, y Turquía ya advirtió que no los reconocerá.
Reacciones internacionales
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, calificó los referéndums de “falsos” y aseguró que “no cambian la naturaleza de la agresión”. A su vez, instó a la comunidad internacional a “condenar esta flagrante violación del derecho internacional” y a reforzar el apoyo a Ucrania.
Francia, Alemania y Estados Unidos también rechazaron la medida. El presidente francés, Emmanuel Macron, la tildó de “parodia” y afirmó que los referéndums no serán reconocidos. Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, los tildó de “farsa” y definió a la iniciativa como “parte de un intento de agresión imperialista” del Kremlin.
Desde Washington, el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, afirmó que EE.UU. “nunca reconocerá” las anexiones y que los referéndums son una “afrenta a la soberanía e integridad territorial”. En la misma línea, el presidente Joe Biden anunció sanciones económicas “rápidas y severas” contra Rusia y ratificó el apoyo a Ucrania.
En tanto, el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, reiteró que Ankara no reconocerá los resultados de los referéndums, manteniendo la misma postura adoptada en 2014 tras la anexión de Crimea.
¿Un nuevo panorama para Rusia?
Si Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia se unieran a Rusia, el país experimentaría cambios demográficos y geopolíticos significativos. Según el medio ruso Vesti.Ru, su población aumentaría entre cinco y seis millones de personas.
Para una parte de la sociedad rusa, esto representaría un “triunfo histórico” al incorporar territorios que consideran propios, una postura fuertemente cuestionada por la OTAN. Desde Moscú, en cambio, defienden los referéndums como una oportunidad para dar voz a quienes, según ellos, han sido ignorados tanto por Europa como por Ucrania.
En tal sentido, el presidente ruso aseguró: “Garantizaremos la seguridad de los referendos” y que “haremos todo lo posible para que la gente pueda expresar su voluntad”.
Además, la adhesión de estos territorios reforzaría el poder económico y estratégico de Rusia en la guerra con Ucrania. La región de Jersón, por ejemplo, es clave para la agricultura y cuenta con hasta dos millones de hectáreas de cultivos.
La importancia de estas regiones
Donetsk y Lugansk, conocidas como el Donbás, se ubican en el este de Ucrania y, aunque están fuera del control de Kiev desde 2014, siguen siendo un polo industrial clave. Su economía se basa principalmente en la minería del carbón y la producción de acero, sectores estratégicos para la región.
Por su parte, Zaporiyia, en el sur de Ucrania, es un centro energético de gran relevancia. Allí se encuentra la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y la tercera más grande del mundo, con una producción estimada de 40 mil millones de kilovatios por hora.