El pasado martes, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó Taiwán. Este viaje elevó, de manera significativa, la tensión con China. Pese a las advertencias del gigante asiático, la llegada de la funcionaria, representó la visita diplomática estadounidense en Taiwán más importante desde 1997.
Pelosi, que es la tercera autoridad más importante del país norteamericano, expresó que “el mundo enfrenta una elección entre democracia o autocracia”. En un encuentro con la presidenta de la isla, antes de concluir la visita, sostuvo que “Estados Unidos ha venido para dejar claro que no abandonaremos a Taiwán”.
La provocación de EEUU generó la alarma e indignación en China, que considera a Taiwán como una parte inseparable de su territorio. La nación asiática denunció que la visita dañó severamente la base de las relaciones sino-estadounidenses. Asimismo, anunció masivas maniobras militares cerca de la isla.
Taiwán, un punto clave en la relación EEUU – China
En 1949, cuando la guerra civil termino con la victoria del Partido Comunista Chino (PCCh), el Partido Nacionalista o Kuomingtang se replegó en Taiwán. Desde ese entonces, la isla, que se encuentra separada de China por el Estrecho de Taiwán, se comporta como un Estado independiente.
Sin embargo, aunque posee todas las características de una nación políticamente constituida, solo 14 países lo reconocen como un Estado soberano. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció la soberanía de China sobre las islas a través de la resolución 2.758.
En este marco, a pesar de que en la actualidad no lo reconoce oficialmente como un Estado Soberano, EEUU es el principal aliado internacional de Taiwán. En 1979, con la aprobación de una serie de normativas que establecen las relaciones con Taiwán, Washington comenzó a vender armamento a la isla. Desde entonces, se ha convertido en el proveedor de armas más importante de Taiwán.
De esta manera, a lo largo de las décadas, por las tensiones geopolíticas que implica, EEUU ha mantenido una política de “ambigüedad estratégica” frente a la cuestión Taiwán.
No obstante, bajo la administración de Joe Biden, las tensiones han ido escalando: hace tres meses, el presidente demócrata advirtió que Estados Unidos responderá militarmente una invasión china sobre el territorio insular. En este sentido, el viaje de Pelosi representó una peligrosa provocación.
Una línea roja para China
Desde la fundación de la República Popular China, las autoridades del PCCh han establecido como postura oficial el “Principio de una sola China”. Este concepto establece que Beijing es el único Gobierno legítimo de todo el territorio del gigante asiatico, representando a todo el pueblo chino.
En base a este principio, que a su vez se relaciona con el respeto a la integridad territorial de los “Cinco Principios de Coexistencia Pacífica”, China desarrolló a lo largo de los años su política exterior.
De esta manera, la potencia se niega a mantener cualquier tipo de vínculo diplomático con quienes reconozcan la existencia de un Estado paralelo a Beijing. En otras palabras, rechaza a cualquier país que establezca relaciones oficiales con la isla.
El Gobierno chino, a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, sostuvo que la visita de Pelosi “es una seria violacion al principio de una sola China y las estipulaciones de los tres Comunicados Conjuntos entre China y EEUU”. En palabras de las autoridades de la nación asiática, “la cuestión Taiwán es lo más importante, más esencial y más sensible de las relaciones entre China y EEUU”.
Considerando al territorio insular como una línea roja, China manifestó que “defender resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial es la firme voluntad de los más 1.400 millones de chinos”.
En este sentido, a su vez, el gobierno chino expresó que “la reunificación completa de la patria es no sólo la aspiración común sino también la responsabilidad sagrada de todas las hijas e hijos de la nación china”.