En el marco de la crisis económica y política, el director del periódico Le Monde Diplomatique, José Natanson, pasó por el programa El Algoritmo Escondido, emitido por Radio Con Vos. El periodista y politólogo se refirió, en dialogó con Santiago Martínez Laino y Pablo Mercau, a la situación actual y a la emergencia de los movimientos sociales como actor político.
En el artículo “Shoppings llenos, heladeras vacías”, José Natanson reflexiona sobre el momento socioeconómico que vive el pueblo argentino. Al respecto, plantea que históricamente, por su estructura social, cuando la economía nacional se expandía y el desempleo bajaba, como en la actualidad, los salarios tendían a subir.
Sin embargo, la realidad inmediata indica que aún con índices económicos favorables, “los salarios siguen por el piso”. El politólogo explica que esto se debe, principalmente, a la altísima inflación.
Argentina: ¿un país más “latinoamericano”?
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la pobreza alcanza el 37,3% y la indigencia el 8,2%, marcando un descenso con respecto a las anteriores mediciones. La producción industrial lleva un alza del 11,6% en la variación interanual, las exportaciones alcanzan máximos históricos y la economía creció en 2021 el 10,3%. Sin embargo, los salarios se deprimen y el poder de compra disminuye. De todos modos, los niveles de consumo aumentan.
“Yo creo que hay una explicación más profunda, y es que estamos asistiendo progresivamente a la transformación de la estructura social de Argentina. Se está convirtiendo en un país mucho más desigual de lo que era, y por ende en un país más ‘latinoamericano’”, expresó el politólogo.
Según Natanson, el país se parece cada vez más a sus vecinos, donde hay “una élite que consume, globalizada, de salarios altos y empleos formales; y una masa económica empobrecida, de baja productividad”.
¿Crisis política o del peronismo?
Martínez Laino y Mercau se preguntaron si la transformación de la estructura social podría reconfigurar el sistema de representación política en Argentina. Natanson, categórico, señaló: “El sistema ya cambió. Si vemos el mapa de las últimas elecciones vemos una fractura territorial brutal en Argentina: una zona centro que vota a Macri; un Norte y una Patagonia que vota peronismo, un conurbano que vota peronismo y capitales que votan a Macri”.
En ese sentido, agregó una novedad: “Esta reconfiguración social se refleja también en una heterogeneización de los sectores populares”. Al respecto, el periodista indicó que la división entre trabajadores formales e informales expresa una complejidad; y que el peronismo tiene dificultades para articular esos dos sectores. “Más que una crisis de partidos es una crisis del peronismo, que responde a una crisis del electorado peronista”, explicó.
“El peronismo muchas veces estuvo fragmentado y lograba renovarse desde afuera, a partir de un sector disidente. Ahora vemos a toda la superestructura dirigencial del peronismo dentro del Frente de Todos”, destacan los entrevistadores.
A propósito, Natanson opinó que “el ejercicio de crisis sistemáticas que el kirchnerismo viene haciendo no va a dar resultado”. En relación al poder político de Cristina Fernández de Kirchner como “accionista mayoritaria” del frente, se preguntó por qué en un momento de crisis asume el poder Sergio Massa y no un kirchnerista. “Si esto tambalea, todos van a caer”, sentencia.
Los movimientos sociales en tiempos de crisis
Tanto Martínez Laino como Mercau y Natanson coinciden en que esta crisis tiene elementos de las dos anteriores: la de 1989 y la de 2001. Aún así, reconocen que no hay estallidos ni saqueos, como plantea el director de Le Monde Diplomatique: “Shoppings llenos y heladeras vacías”.
Sobre esa situación, argumentan que se debe a las “tecnologías de la contención social” que desarrolló el sistema político argentino después de 2001. “Constan de dos ejes. Uno son políticas sociales amplias y masivas: la AUH (Asignación Universal por Hijo), jubilaciones, Plan Potenciar. Y el otro los movimientos sociales”, expresó José Natanson.
Además, sostienen que son factores de organización para los sectores más pobres; y esa herramienta gremial le permite a la dirigencia política dialogar: “Eso es lo que nos diferencia ahora, lo que no termina de convertir esta en una crisis evidente”.
De todos modos, creen que “no se terminan de interpretar en todo lo que significan: como contención pero también como articuladores de una demanda genuina”. En efecto, refuerzan que hoy el punto de inflexión son las protestas realizadas por los movimientos sociales.
“Son los que verdaderamente ponen en cuestionamiento tanto el acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) como las medidas de ajuste”, confluyen. En este sentido, plantean que han ido reemplazando a la Confederación General del Trabajo (CGT) o a sectores inorgánicos en el lugar de esa protesta social.