A casi 50 años del fallo de Roe vs. Wade, el cual enmarcaba dentro de la ley la interrupción legal y segura del embarazo, la Corte Suprema de Estados Unidos ha revocado el derecho constitucional al aborto. En una votación de 6 a 3, les jueces que conforman la Cámara tuvieron opiniones divididas. No obstante, este viernes 24 de junio la salud reproductiva de todas las mujeres y personas gestantes que habitan suelo estadounidense ha sido puesta en peligro.
Si bien la decisión no anula por completo el derecho al aborto, la normativa retrocede al momento previo a 1973, donde cada estado tenía la libertad de autorizarlo o no. La filtración del documento que intentaba derogar la sentencia de casi medio siglo fue revelada al público en el mes de mayo del corriente año. Desde entonces, miles de organizaciones y civiles se manifestaron en las calles para defender una conquista histórica para el feminismo del país norteamericano.
El avance de los conservadores sobre el derecho al aborto
En contraposición al resto del mundo y hasta de su propio emblema de ser el “país de la libertad”, Estados Unidos demuestra una vez más que su núcleo sigue siendo conservador. Acorde a CNN, este es el resultado de años de puja de parte de los sectores y actores estadounidenses más tradicionalistas. La Corte refleja este pensamiento con la mayoría de votos a favor de la derogación de la normativa vigente hasta el momento. Tres de les nueve jueces que participaron de la derogación de Roe Vs Wade fueron propuestos por el ex presidente, Donald Trump.
El juez Samuel Alito, impulsor principal del proyecto que desamparó a las mujeres norteamericanas, manifestó que la sentencia Roe profundizó la fragmentación social. “Roe estaba terriblemente equivocado desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre el tema del aborto, Roe y Casey han inflamado el debate y profundizado la división”, denunció.
Con el apoyo de los movimientos “Pro-Life”, que cada vez proliferan con más fuerza y vigor, los conservadores se han armado de valor para atentar contra las libertades civiles. “Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo”, expresó Alito.
La contrapulseada
Mientras tanto organizaciones como Planned Parenthood, que siempre han bregado por el derecho a elegir cómo y cuándo maternar han alzado la voz. Alejandra Soto, directora de la rama latina de comunicación, aseguró que “se está perdiendo la autonomía a decidir sobre el propio cuerpo”. Y denunció que el fallo condena a las mujeres y cuestiona su capacidad de tomar decisiones por sí mismas.
En esta misma línea, Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, reclamó que se está en “una cruzada para radicalizar la libertad de la salud”. Asimismo, declaró que desde el Congreso están trabajando en una forma de revocar la sentencia y continuar protegiendo la salud de las ciudadanas. Luego, recalcó que “ahora las mujeres tienen menos derechos que sus madres o predecesoras”.
La aplicación de Rode v. Wade no sólo descriminalizó la decisión de interrumpir el embarazo, sino que aseguró que quienes así lo requiriesen pudieran acceder a uno. Con la derogación comienza una etapa difícil para todas las mujeres y personas gestantes, no sólo por la vuelta a la clandestinidad, y todos su riesgos, sino por el retroceso, otra vez, a ciudadanas de segunda.
El derecho al aborto en Estados Unidos y en el mundo
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ya ha asegurado su firma para seguir garantizando la interrupción legal en su estado. Asimismo, alrededor de quince estados han declarado que continuarán permitiendo la decisión de detener la gestación.
Estados con inclinación más republicana como Louisiana, Tennessee, Missouri, Dakota del Norte, Dakota del Sur o Texas sin duda se servirán de esta ley para activar las limitaciones de las mujeres a abortar.
De esta manera, Estados Unidos queda a medio camino entre países con una ley amplia que protege a las personas gestantes como Canadá, Australia, España y Argentina; y países con una regulación más cerrada en los casos de, por ejemplo, Brasil, Corea del Sur y México, o totalmente prohibitiva como Egipto.