Se está construyendo una base militar estadounidense en la provincia de Neuquén financiada con fondos del Comando Sur. El proyecto es definido por Estados Unidos como una base de ayuda humanitaria y el gobierno neuquino plantea que tiene como objetivo la defensa civil. Mientras la gestión nacional mantiene conversaciones con el Departamento de Defensa norteamericano, desconoce la construcción de la base militar.
Continúa la construcción, crecen los reclamos
El Centro de Operación y Coordinación de Emergencias, según denomina al proyecto el propio gobierno de Estados Unidos, inició su proyección en 2018. La firma del contrato fue puesta por Mauricio Macri en favor del Comando Sur. A finales del año pasado las actividades en el terreno llamaron la atención de la población, que ahora es testigo de una gran obra cercada con alambres y en franco avance. La estructura se estima en unos 600m2 y cuesta alrededor de 1,3 millones de dólares. Está ubicada cerca del aeropuerto de la capital neuquina y de los ríos Neuquén y Limay.
En noviembre de 2021 la comunidad neuquina presentó una acción de apoyo a través de la Multisectorial NO a la base yanqui en Neuquén. Exigieron documentación sobre el acuerdo que los denunciantes plantean como un “camuflaje”. Lucas Arias, integrante de la Multisectorial, señaló: “No tenemos ni un papel que diga si se cedió, por cuánto, cuál es la contratación. No tenemos ningún convenio porque la provincia se niega a entregar la documentación”. Arias denunció la irregularidad del asunto y el interés político en revelar información. “Si no hay convenio, es un delito enorme. Y si hay convenio, es traición a la patria”, sentenció.
Estados Unidos y su patio trasero
Elsa Bruzzone, historiadora y especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional, comenta que la iniciativa expresa una lógica histórica de Estados Unidos. Con el objetivo de abrir nuevos frentes de lucha por la apropiación de los recursos naturales en América Latina, el Departamento de Defensa y sus agencias de inteligencia señalan presencia de enemigos que legitimen asentamientos militares. De este modo, se expanden en espacios estratégicos como la Amazonía, el Acuífero Guaraní o Vaca Muerta.
La lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, los desastres naturales, las migraciones y la ayuda humanitaria son algunos de los formatos utilizados. Durante el gobierno del PT en Brasil se interrumpieron acuerdos militares sobre el Amazonas que luego Bolsonaro decidió retomar. Neuquén representa el acceso a Vaca Muerta, pero también la confluencia de dos ríos caudalosos sobre los que hay seis represas hidroeléctricas. “Donde están las bases, están nuestra riquezas naturales”, advierte la historiadora, que observa una profundización de la presencia estadounidense tras su debilitamiento geopolítico.
Antecedentes y resistencia
En el año 2012 Estados Unidos ya había intentado instalar dos bases militares: una en Neuquén y otra en Chaco. Sin embargo, ambas se vetaron tras el repudio popular y el respaldo de algunas figuras del gobierno de la época. El 26 de abril del mes pasado, la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, se reunió en Argentina con el Ministro de Defensa, Jorge Taiana, para debatir sobre cooperación militar. Aún así, la base estadounidense en Neuquén no entró en el temario y el propio ministro la desconoció.
“Estamos trabajando con el objetivo de informar a la sociedad sobre esta situación y lo que significa la presencia del Pentágono en cualquier país”, destacó Leonardo del Grosso, vecino neuquino y miembro de la Multisectorial. Por su parte, Lucas Arias indicó que “para detener al gobierno de la provincia y al ejército norteamericano necesitamos una movilización masiva”. Reconoció que si bien en la población existe un rechazo genérico a esta clase de iniciativas, aún hace falta “instalar esto en la agenda pública, política y estratégica de la Nación”.