Santiago Stelcaldo, surgido en el Centro Social y Deportivo Brinkmann de Córdoba, quedó en la historia del fútbol argentino al anotar el gol 90.000 del profesionalismo. El ex jugador del Club Vélez Sarsfield estudia una carrera universitaria y podría ponerle punto final a su etapa como futbolista.
El pasado domingo se cumplieron seis años de aquel gol de Stelcaldo en el triunfo de Vélez frente a Rosario Central en el Gigante de Arroyito. Con motivo de conmemorar dicha efeméride, Nota Al Pie dialogó con el futbolista cordobés, quien contó sobre su vida actual y sus recuerdos de aquel logro.
¿Cómo fueron tus comienzos en el fútbol y cómo llegaste a Vélez?
Empecé a los cinco años en un pueblito que se llama Brinkmann del interior de Córdoba. Allá se hace un torneo provincial de liga donde se seleccionan varios jugadores, se forman equipos entre los departamentos y las ligas. Luego, van a un lugar que se llama embalse en Río Tercero donde se cruzan las ligas y recurren varios captadores de Boca, River, Independiente y hasta de la Selección Argentina. Ahí me vieron gente de Vélez y quedé con edad de quinta, desde ahí comenzó mi carrera en Buenos Aires.
De ahí también surgieron los hermanos Chicco, Ignacio está en Colón y Julián en Sarmiento..
Sí, son de acá, son amigos míos también desde muchos años. Ellos tuvieron mucha trayectoria porque empezaron desde chicos en inferiores. A mí me tocó llegar un poco más grande, ellos tienen una linda carrera y estoy orgulloso de ellos.
Debutaste en la primera de Vélez en 2016 en un ambiente cálido. En tu primer partido frente a Gimnasia marcaste un golazo en el último minuto..
Tuve esa suerte de que debuté e hice el gol. El clima en ese momento no era de lo mejor. Se jugaba el “campeonato económico” como lo dijo el presidente, Raúl Gámez. El semestre que me tocó estar no nos fue mal, hicimos una buena cantidad de puntos, pero no era lo que se pretende para que Vélez siempre esté peleando arriba por lo que es Vélez. Las cosas que te dan y que te brindan todo son de primera calidad. No tuvimos la suerte de estar en un buen momento como para aprovechar las oportunidades que se daban.
¿Qué recordás de aquel gol frente a Rosario Central?
Fue un lindo momento. Me acuerdo que fue un día de lluvia, la cancha llena y me tocó hacer el gol. Al enterarme de que fue el gol 90 mil en el fútbol argentino me puse muy contento al quedar un poco grabado. Todavía me lo recuerdan y capaz que me lo sigan recordando. Es lindo que te lo recuerden y sentir que estás ahí presente.
¿Es verdad que te enteraste de la cifra en el micro?
Sí, me bajaron otros periodistas que me querían hacer una nota. Ahí me dijeron que había llegado al gol 90 mil, el número redondo. No sabía nada, ni siquiera de que estábamos cerca. Me tomó todo por sorpresa, es lindo quedar ahí grabado.
Tuviste un paso por el fútbol peruano: ¿Cómo fue esa experiencia?
El paso por Perú fue una de las mejores experiencias que tuve como futbolista. Llegar a un club como César Vallejo que estaba en segunda división. Me acomodé a un fútbol totalmente diferente, menos físico y más técnico. Por ahí me favoreció bastante jugar en otra posición, no era de delantero, ni enganche, me tocó de 5 de marca y de juego. Logramos el ascenso, ser campeones y jugar un buen fútbol. Fue una experiencia muy linda.
¿Qué es de tu vida en la actualidad?
Ahora estoy en el club en que nací, el Centro Social y Deportivo Brinkmann. Este año tuve algunas ofertas para irme, pero decidí quedarme. El fútbol me dio cosas lindas, pero también no tan buenas. La pandemia no me ayudó mucho, por ahí tuve problemas de salud que tampoco me ayudaron en estos momentos puntuales.
Lo tomé por otro lado por el tema del estudio. Este año comencé a estudiar administración de empresas, pero sigo jugando al fútbol, es lo que me gusta. Tenía la espina de no haber estudiado nada. Este año me dediqué más a lo que me servía y no tanto a lo que amo. Es por este año, vemos que pasa. Después veré si el fútbol me da cosas lindas o por ahí cerrar esa etapa como futbolista profesional y dedicarme a otra cosa.
¿Qué significa Brinkmann para vos?
Brinkmann para mí es todo. Cuando me tocó irme fue muy difícil, porque tengo amigos, familiares y gente que me conoce. Brinkmann es una ciudad chiquita, pero llevamos una vida de pueblo. Toda la gente te conoce y te saludan. Para mí es mi casa. Me tocó irme y extrañar, ahora que volví me cuesta irme. Eso me hace pensar.
¿Seguís a Vélez?
Sí, sigo a Vélez porque todavía hay personas que me marcaron mucho. Tuve esa suerte de tenerlos en mi camino. Como club me dieron todo para triunfar y que me vaya bien. Soy una parte simpatizante de Vélez.
En Vélez tuviste a muchos referentes dentro del campo de juego y también entrenadores: ¿Qué significa para vos haber compartido momentos con ellos?
Tuve la suerte de compartir plantel con gente que la verdad le fue muy bien, otros tenían un carácter que al grupo le hacía muy bien como Cubero, Somoza, Pavone, Nasuti y Barcos. Son gente con mucha experiencia que vivieron cosas muy grosas en el ambiente del fútbol.
Era siempre escucharlos, tomar ejemplo de lo que ellos hacían, los consejos y tenerlo en cuenta a futuro. Me sirvió mucho. No tuvimos el mejor ambiente, pero esas experiencias también sirven, porque si estás en un ambiente así, ya sabes cómo tomarlo en los entrenamientos y en los partidos. La verdad me sirvió mucho y tomar siempre ejemplos de los más grandes.
De técnico también lo tuve al Coio Almandoz, al Negro Gómez, Walter Pico, Esposito, quien me dio mucha confianza. En primera a Christian Bassedas y a Omar De Felippe. Omar por ahí no me tuvo en cuenta, pero fue uno de los que más me enseñó, también estoy agradecido a ellos.
¿Algo que te quedó pendiente en tu carrera?
Mantenerme más en primera división. Siento que podría haber dado un poquito más. Las cosas se dieron así, tampoco me pongo a pensar mucho en lo que me quedó pendiente. Trato de disfrutar lo que tengo ahora, porque es lo que me toca. No pienso en el pasado, ni en lo que va a venir, estoy siempre en el presente, creo que se disfruta más las cosas así.