La crisis política en Perú se agudizó este martes tras una jornada que culminó con violentas protestas en la capital del país. El Gobierno de Pedro Castillo, que lleva tan solo ocho meses en el poder, enfrenta el momento más difícil desde el comienzo de su mandato.
En este sentido, la derecha peruana, encabezada por el fujimorismo, busca aprovechar el descontento popular para socavar la legitimidad del actual Jefe de Estado del país andino. Si bien la inestabilidad política ha sido la regla en los últimos años en Perú, con la llegada al poder de Castillo, los intentos desestabilizadores se intensificaron.
En ese marco, Nota al Pie dialogó con Grace Baquerizo, abogada y dirigente del Partido Nuevo Perú. La misma dio su mirada sobre las manifestaciones populares, los objetivos de la derecha, las recurrentes crisis políticas de Perú, las debilidades de Castillo y la necesidad de una nueva Constitución Nacional.
Protestas legítimas e intento de golpe.
La semana pasada, en el marco de un considerable aumento del costo de vida en Perú que originó malestar popular, empezaron una serie de protestas en todo el país encabezadas por sectores populares. Sin embargo, luego de que el presidente Pedro Castillo estableciera este lunes el toque de queda por casi 24 horas en las ciudades de Lima – Callao, la tensión se trasladó a la capital del país.
La medida anunciada por Castillo -que también recibió el rechazo de los sectores progresistas aliados a Perú Libre– impulsó a la derecha peruana a llamar a la “desobediencia civil”. Para Baquerizo, que también repudió el toque de queda, la decisión «sirvió para prevenir saqueos en los mercados populares». A causa de que se presentaron rumores de saqueos organizados en los barrios más humildes de Perú.
“En Perú existen dos agendas que se están desarrollando paralelamente. Una tiene que ver con los trabajadores del campo, con trabajadores independientes, con lo que llamamos transportistas, que empezaron a protestar por el aumento del costo de vida producto de la guerra Rusia – Ucrania”, explicó Baquerizo.
“Paralelamente, a su vez, esto se ha desenvuelto en la campaña política que dirige la derecha. Una derecha que no solo se resiste a respetar la voluntad popular sino que tiene como única agenda la vacancia del presidente Castillo”, indicó la militante de Nuevo Perú.
De esta manera, a partir del martes, la violencia se concentró e incrementó en Lima, donde grupos reducidos atacaron lugares públicos, comercios e instituciones. El saldo, además de decenas de herides, fue el fallecimiento de un trabajador agrícola.
Explosión de reclamos
“La marcha, si bien empezó de forma pacífica, con personas que legítimamente rechazan la gestión de Castillo, terminó en caos, con vandalismo, robo y violencia contra las instituciones. Todo eso quedó evidenciado en la televisión”, resaltó.
Las organizaciones sindicales que encabezaron inicialmente las protestas en el interior del país, sin embargo, se desligaron de los actos violentos en la capital del país como así también de las consignas desestabilizadoras que estos grupos impulsan. Desde el oficialismo -como así también desde los sectores progresistas del arco político peruano- denunciaron que el fujimorismo (con sus partidos aliados) organizó grupos de infiltrades en las primeras líneas de las manifestaciones populares.
La inestabilidad política peruana, un problema de fondo.
“La inestabilidad política actual parte de esta posición de la derecha de no reconocer los resultados de las elecciones, pero viene de mucho más atrás”, remarcó la abogada. En ese sentido, a su vez, indicó que han sufrido una serie de cambios de presidente en los últimos años. La historia más reciente es la de Pedro Pablo Kuczynski, “que venía del sector privado, que trabajó para los intereses empresariales y que luego no pudo cumplir con las expectativas de la población, pero que estuvo constantemente acechado por el fujimorismo”.
Para Baquerizo, las constantes crisis políticas en Perú no pueden entenderse sin el rol del fujimorismo debido a que, según la militante, “genera inestabilidad”. Sin embargo, afirmó que esa inestabilidad es estructural: “Es un problema que pasa por el no cumplimiento de las demandas sociales pero también por la corrupción de quienes asumen la presidencia. Nosotros hemos planteado que los problemas de fondo tienen que resolverse con una nueva Constitución”.
En ese sentido, la abogada peruana explicó que la Constitución actual se originó por imposición en la dictadura, sin recoger la voluntad popular. Por lo cual “las reglas que están plasmadas son reglas que favorecen a los grandes intereses privados que, en las últimas décadas, han permitido la formación de monopolios en nuestro país”.
El planteamiento que presentaron en campaña es que se le debe consultar a la ciudadanía si quieren o no un cambio de constitución, como ocurrió en Chile. Sin embargo, a las fuerzas de derecha no les interesa.
La debilidad de Castillo
La complicada situación política que atraviesa el gobierno de Perú Libre también se puede explicar por algunas debilidades del presidente Castillo. Hasta el momento, con un Poder Legislativo cooptado por partidos políticos de derecha, el presidente del Perú no pudo avanzar en la agenda de cambio por la cual fue elegido por los sectores más relegados del país andino.
Para Baquerizo es importante señalar que existe una debilidad en el presidente Castillo, no ha podido conformar un equipo de conducción para su gestión de gobierno. En ese sentido, la militante del Nuevo Perú explicó que en el país existe una ausencia de institucionalidad de partido: “aquí la actividad militante o partidaria es reducida”. Así, afirmó que mientras la derecha actúa como empresas, en el sector de las izquierdas la existencia de partidos competitivos es reducida.
En ese marco, en relación a las internas que aparecen el partido de gobierno, la abogada destacó que observaron a Perú Libre boicoteando a su propio gobierno con tal de pedir más cuotas en los Ministerios. Lo cual es una gran debilidad del Gobierno dado que “lo ha llevado a errores como nombrar a ministros que no tenían nada que ver con la agenda de cambio que prometió”.