La disputa por la construcción de un orden global multipolar no se desarrolla solo en el ámbito militar, sino que, especialmente, se puede observar en la dimensión económica. Las sanciones impuestas por Occidente (EEUU – Unión Europea) contra Moscú, como respuesta a la operación militar rusa en territorio ucraniano, no solamente convirtió a Rusia en el país más sancionado del mundo, sino que, también, profundizó la crisis en la economía internacional.
El país liderado por Vladimir Putin, desde el comienzo del conflicto con Ucrania, recibió al menos 3.000 sanciones unilaterales. El objetivo, ante la imposibilidad de la OTAN de ganar en el terreno militar, fue agudizar los problemas de la economía rusa e intentar aislarlo en el ámbito internacional. En consecuencia, Rusia planificó una serie de medidas para contrarrestar los efectos de las sanciones.
Una alternativa al SWIFT
Rusia e India, el pasado jueves, completaron la elaboración de un sistema de pagos internacionales para poder ofrecer servicio al comercio bilateral. Esta medida, más que importante en términos políticos, responde a la exclusión parcial de Rusia del sistema SWIFT, una red internacional de mensajería financiera entre bancos internacionales que hace posible el comercio mundial.
Según el diario The Economic Times, se estima que la nueva plataforma comience a operar en las próximas semanas, con sedes en el Banco de Reserva de la India y del VEB (Banco Ruso de Desarrollo), con el objetivo de permitir la transmisión fluida de documentos de exportación e importación para las operaciones que sean a través de las monedas nacionales de ambos países.
En el 2014, luego que EEUU amenazó con excluir a Rusia del SWIFT, el Banco Central de Rusia desarrolló el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPS), plataforma que se encuentra en uso desde entonces, pero con un alcance limitado debido a que es de escala nacional.
Otra alternativa, que según diputados rusos se está trabajando, es la de conectarse a la plataforma de pagos CIPS de China, que utiliza la moneda de ese país como método de pago. En la actualidad, este sistema cuenta con 19 bancos, tanto chinos como extranjeros, e incluso 176 participantes indirectos en todos los continentes, alcanzando a 47 países.
La estrategia de la desdolarización
Más allá de la caída que sufrió después de las sanciones internacionales, la estabilización del rublo ruso es un hecho. La respuesta de Putin a la estrepitosa caída que sufrió su moneda nacional luego de que se concretara la operación militar en Ucrania fue no solo aumentar, a través del Banco Central, las tasas de interés al 20% sino también imponer duros controles de capital para quienes quisieran cambiar sus rublos por dólares o euros.
En este sentido, hace tan solo unos días, el Kremlin anunció que todos los miembros de la UE deberán tener cuentas en rublos para poder comprar gas ruso o que los contratos firmados serán suspendidos. Según detalló Vladimir Putin, las empresas que suministran gas tendrán que solicitar al banco ruso Gazprombank la apertura de cuentas en rublos, convirtiendo así el pago que harán en su propia moneda a la moneda rusa. La medida, que en principio provocó resistencia, preocupa a toda la Unión Europea.
El Banco Central de Rusia, a su vez, determinó una paridad fija del rublo con el oro con el objetivo de equilibrar la oferta-demanda en el mercado interno de metales preciosos. Esta medida resulta importante porque Rusia también podría empezar a aceptar oro como forma de pago de las exportaciones de gas, petróleo o cualquier otra materia prima. Esto impacta no solo en su moneda nacional, sino en la disputa global por un nuevo orden monetario internacional que termine con la hegemonía del petrodólar.
La primacía del dólar, aunque no se termine en el corto plazo, está fuertemente discutida. Las sanciones a Rusia, más allá de polémica sobre qué tan efectivas fueron, también fueron una alerta para muchos países que empiecen a buscar alternativas al dólar como divisa de cambio internacional, luego de observar cómo este puede convertirse en un arma de guerra capaz de devastar económicas por tensiones geopolíticas.
Rusia, en camino a la estabilización
Como dijimos anteriormente, una de las medidas rusas para estabilizar la economía nacional fue la imposición de un duro control de capitales. En este sentido, el gobierno de Putin decretó que los exportadores rusos tiene que convertir el 80% sus ganancias en divisas en rublos. Sin embargo, no fue la única medida tomada.
Las ventas en corto, en la Bolsa de Moscú, fueron prohibidas. Por un tiempo, además, los no residentes no pueden vender acciones.
El Banco Central, por otro lado, estableció una comisión del 12% para la compra de divisas extranjeras a través de agentes de bolsa por parte de personas físicas.
Dos factores importantes, más allá de las medidas tomadas, hacen que la estabilización de la economía rusa sea posible a pesar del sinfín de sanciones impuestas por Occidente. Por un lado, la resistencia histórica de la producción rusa a funcionar sin tener acceso a importaciones; por otro, también, la continuidad del suministro de hidrocarburos a Europa, abastecimiento que no pierde regularidad a pesar del conflicto con Ucrania.