En el Feriado Nacional por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, diversas organizaciones se movilizaron una vez más a Plaza de Mayo. Grandes columnas se concentraron cerca del mediodía para marchar hacia la plaza y oír el documento que redactaron en conjunto Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: “A 46 años del golpe genocida, reivindicamos la lucha”.
Mensajes cruzados
La Cámpora marchó desde la Ex ESMA con una formidable columna encabezada por el hijo de la vicepresidenta, Máximo Kirchner. Andrés “Cuervo” Larroque, Mariano Recalde y Martín Insaurralde también aparecieron en Avenida Libertador junto al ex presidente del Bloque de Diputados del Frente de Todos. Con consignas que apuntaron al ajuste neoliberal ejecutado por el ministro de Economía Martínez de Hoz, el kirchnerismo realizó una clara demostración de fuerza.
Por la tarde, Cristina Fernández de Kirchner posteó en Twitter llamando a la “marcha de todos y todas”, en una clara señal de tregua. Sin abandonar la crítica a las condiciones del acuerdo con el FMI, el kirchnerismo priorizó no romper con el albertismo. Sin embargo, volcó los reclamos en las calles en un día que concentró las miradas de todo un país.
En paralelo, Alberto Fernández realizó un acto oficial en el CONICET junto a organismos de Derechos Humanos, familiares de desaparecides y funcionaries del gobierno. Con un discurso acorde a la consigna “Nunca Más”, el presidente se mostró junto al ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié; el secretario de Derechos Humanos, Horario Pietragalla Corti, el ministro de Ciencia, Daniel Filmus; y el Jefe de Gabinete, Juan Manzur. Este último mencionó, en consonancia con Alberto: “Independientemente de las expresiones políticas y de las diferencias sanas que en democracia se pueden tener, es bueno que estemos todos unidos”.
La calle como terreno de disputa gubernamental
No es la primera vez que las distintas expresiones del Frente de Todos exponen su interna en las calles. Factor de movilización histórico para el peronismo, desde el regreso de Perón en Ezeiza hasta el Día de la Lealtad en octubre del año pasado, las circunstanciales internas se expusieron o incluso se han resuelto de forma violenta.
El 17 de octubre de 2021, en el marco del Día de la Lealtad peronista, el Frente de Todos convocó a movilizar el lunes 18. Esto tras considerar que el domingo coincidió con el día de la Madre y la potencia movilizadora iba a reducirse. El sindicalismo peronista expresado en la Confederación General del Trabajo (CGT), encabezado por Héctor Daer; y el Frente Sindical dirigido por Pablo Moyano, convocaron a una marcha masiva con la consigna de “Desarrollo, Producción y Trabajo”. Asimismo, organizaciones sociales como el Movimiento Evita se sumaron a la jornada.
El kirchnerismo, enemistado con la CGT desde la ruptura de 2013, rechazó la postergación del hecho y convocó a una propia movilización el mismo domingo 17 de octubre. La convocatoria fue en un principio desconocida por el “albertismo”. De hecho, el Jefe de Gabinete Manzur ordenó suspenderla; pero hora antes Alberto Fernández la ratificó con un llamado a la unidad: “Recordemos aquel 17 de octubre, pero sobre todo estemos muy unidos para construir entre todos y todas un futuro mejor”.
En definitiva, el kirchnerismo y sectores políticos asociados como Patria Grande se movilizaron el domingo 17 a Plaza de Mayo. Estuvieron presentes artistas y expresiones del Movimiento Obrero Organizado, como la Corriente Federal de Trabajadores (CFT). Hebe de Bonafini y Amado Boudou formaron parte como oradores y lanzaron críticas al gobierno. Con la consigna “El poder financiero es terrorista”, la referente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo disparó contra el Fondo Monetario Internacional y se mostró disconforme con la incipiente idea de acuerdo.
En aquella ocasión, la movilización se realizaba apenas un mes después de la crisis política del gobierno luego de la derrota en las PASO. Con la exposición de renuncias por parte de funcionarios cristinistas y el llamado de movimientos sociales a marchar “en respaldo al presidente”, la base social y política del Frente de Todos comenzó a exhibir sus divisiones y a desgastar la tan mentada “unidad” que le posibilitó vencer a Cambiemos en 2019. Seis meses después, todo parece indicar que la crisis cobró una forma más profunda aunque el acuerdo por la unidad aún sigue reforzándose.