Desde hace cinco años, Casa Diversa es un centro comunitario para la diversidad sexual, con énfasis en las personas trans. Trabajan el empoderamiento, fortalecimiento y liderazgo de la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti, Intersexual, Queer y demás minorías (LGBTIQ+) en Paraguay.
“Apuntamos a las personas trans por el hecho de la vulneración en la que vivimos en este país”, explicó Yren Rotela Ramírez, una de las creadoras del proyecto. Además, agregó que viven “sin ninguna protección legal” y “con una estadística alta de suicido, asesinato y violencia” dentro de la comunidad.
Todas las mujeres que fundaron y organizan Casa Diversa fueron trabajadoras sexuales. El espacio nació con el propósito de brindar “esa seguridad, esa protección y refugio cuando las personas trans necesitan o están en situación de riesgo”, aseguró Ramírez.
Nota al Pie dialogó con Yren Rotela Ramírez para que nos explique las funciones de Casa Diversa y cómo fueron sus inicios.
“Ayudar a una compañera trans”
Sobre los inicios de este espacio, Ramírez mencionó que se dio a partir de la incomprensión: “No comprendían nuestra identidad. Algunas terminamos huyendo de nuestras casas, otras fuimos expulsadas. Entonces, todas pasábamos por una situación de necesidad y de desprotección total por parte de la familia o por parte del Estado”.
Ramírez relató que muchas de las integrantes de Casa Diversa han sido abusadas al momento de rebuscárselas en la calle con la prostitución. Por esta razón, el espacio “nace ahí con la idea de ayudar a una compañera trans que en ese momento era una niña que estaba en situación de calle”.
En sus comienzos alquilaron una casa. En un primer momento, “una piecita para responder a un intento de femicidio de una compañera trans que fue apuñalada doce veces”, explicó la fundadora de Casa Diversa. Todas pusieron un poco de dinero y lograron alquilar el cuarto. Así, fueron creciendo a la par de las demandas.
Hoy, el espacio funciona en una casa que Yren Rotela Ramírez heredó de sus padres. Sin embargo, ella le destinó un predio donde se va a construir un lugar propio de la organización a futuro.
Aprender y educar
El mayor trabajo del lugar es la capacitación y la educación. “Si vos no trabajas, las compañeras vuelven a las calles. Nosotras apuntamos a que ellas puedan aprender un oficio”, reflexionó la fundadora.
A su vez, cuenta que el 97% de ellas no ha terminado la educación. Es por eso que, desde 2018, Casa Diversa tiene una escuela popular. Si bien recalcó que allí no reciben una educación formal con título del Ministerio de Educación, explicó que la idea es que puedan aprender herramientas para la vida.
Por ejemplo, se dictan cursos de idiomas: como italiano, español; cursos de oficios: como peluquería; gastronomía; corta y confección. Sin embargo, explicó que sin un capital económico les es muy difícil emprender por su cuenta.
Por otro lado, también trabajan mucho la protección. Actualmente, la organización tiene un albergue para diez personas: “Cuando una persona está en situación de riesgo, enferma o no puede cubrir su alquiler, nosotras hacemos la primera intervención y le damos techo, abrigo y cuidados”, contó Ramírez.
Del mismo modo, cuentan con un espacio para el arte y la cultura, las cuales resultan un “modo de sanación y transformación”. Tienen programas de teatro, danza, manualidades y percusión. “El arte nos ha ayudado a sanar”, aseguró.
A futuro, Casa Diversa sueña con tener un emprendimiento propio que permita, por un lado, mantener el espacio; y por el otro, brindar trabajo y un salario a las compañeras. Respecto a cómo se solventan, Yren Rotela explicó que es todo en base a la solidaridad y contribución de quienes las ayudan,sin ningún aporte del Estado.
Derecho a la identidad
Una de las creadoras del lugar advierte que “en Paraguay, no existe ninguna política, ninguna ley, que garantice el acceso a nuestros derechos”. El país vecino no posee políticas en materia de género y diversidad: allí no hay Ley de Identidad de Género, ni de Cupo Laboral para personas trans; como tampoco una Ley de Matrimonio Igualitario. “Estamos invisibilizadas como personas LGBT”, denunció Ramírez.
Uno de sus mayores reclamos es el derecho a la identidad. “Otra compañera y yo estamos hace cinco años demandando al Estado el cambio del nombre; cosa que es posible hacer en mi país, porque somos víctimas de discriminación”, sostuvo la fundadora de Casa Diversa. En estos días, presentarán una demanda a instancias internacionales.
En el mismo sentido, Rotela denunció que “sin nombre, es como que no existimos”. A la vez, explicó: “A mí no me pasa nada por el nombre que está en mi cédula. Todo lo que me hicieron es por el nombre que yo he asumido y cuál es mi identidad con la que yo me presento al mundo”.
Otra de las falencias que ella ve en Paraguay es la educación para las personas trans, quienes se ven obligadas a abandonar la escuela por ser expulsadas de su casa, o discriminadas por la propia institución.
“¿Cómo el Estado pretende que no usemos las calles o seamos trabajadoras sexuales? Es inaceptable que una niña de trece años inicie en las calles su transición”, reflexionó Yren Rotela Ramírez. Por eso, exigen capacitación y educación para que las personas trans puedan tener oportunidades.