Un informe por parte del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH–UNESCO), reveló que 7 de cada diez argentines afirman tener serias complicaciones para conseguir su talla en locales de indumentaria tradicionales.
Los datos relevados se recolectaron entre el 15 de enero al 15 de febrero de 2022, en todas las capitales provinciales del país. La investigación cuantitativa involucró un total de 675 locales físicos de venta de ropa y calzado; relevamiento en sitios web de las principales marcas de ambos rubros; y encuestas en vía pública y sondeos telefónicos sobre un total de 10.256 personas, de entre 12 y 75 años.
Las cifras se vuelven más relevantes si se tiene en cuenta que ya existe una Ley de Talles, Ley N° 27.521, sancionada en 2019 y reglamentada en junio de 2021. Sumado a lo anterior, según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) existen otras 12 leyes, ya sean de carácter provincial o municipal, vigentes.
En diálogo con Nota al Pie, la directora ejecutiva del CIPDH–UNESCO, Fernanda Gil Lozano, explicó que el centro desde hace un año está observando los efectos de la post pandemia.
“Nos dimos cuenta que una de las opiniones más reiteradas era que la gente dice que ha engordado y simultáneamente estaba la queja de que costaba mucho conseguir ropa”, informó Gil Lozano y prosiguió: “Ya ni siquiera hablo de los costos, sino de conseguir una prenda que siente bien a las personas que por ahí no tienen mucho dinero o no son extremadamente delgadas”.
Datos relevantes
El CIPDH–UNESCO informó que el 70,8 % de les consultades reconoció sentirse excluido del acceso de las prendas que le gustaría adquirir, quedando fuera de los estándares normativos con los que se rige la industria textil. A su vez, el 86,6% afirmó encontrar con frecuencia prendas solo en «talle único».
Sobre el total, el 66,7 % mencionó que es una situación habitual, mientras que el 33,7 % restante reconoció que fue ocasional. Además, de quienes enfrentan tal problemática, el 70,3 % lo asocian a la adquisición de ropa deportiva; el 12,4 % a prendas formales; y el 17,3 % al calzado.
Asimismo, el estudio reveló que el 67 % de las afectadas son mujeres y el 33 % hombres. En cuanto al rango etario, muestra indicativos inversamente proporcionales, es decir a menor edad, mayor dificultad. El 78,7 % de les damnificades por la falta de talles se encuentra en el rango de 15 a los 44 años, mientras que el 21,3 % entre los 45 a los 75 años.
“Cuánto más joven se es, más cuesta conseguir talles si no se encaja en los cánones de las empresas y comercios”, afirmó Gil Lozano. “Esta situación termina afectando la autoestima e incluso el bienestar físico de los más jóvenes, aparejando grandes trastornos psicológicos y alimenticios”, continuó.
Esto condice con el relevamiento ya que el 65,6 % de las personas que enfrentan la dificultad reconocen sentir tristeza y cuestionar sus cuerpos.
Falta de oferta
El estudio expuso que el 85 % de los locales afirman trabajar prendas de hasta el talle 5 (xsmall, small, medium, large, xlarge) y el 15 %, hasta el talle 4. A pesar de ello, en el 87,9 % de los comercios se observó faltante de los talles más grandes.
La situación del calzado es similar, aunque el 86,4 % de las casas de deporte y zapaterías reconocieron trabajar con calzado hasta el número 43, sólo en el 9,6% de los locales se encontró stock. En suma, en el 93 % de los comercios consultados no había stock de calzado femenino de número 40.
“Por un lado, cuando hablamos con los negocios nos dicen que se venden más rápido todo lo que es talla grande o que ya pasó la temporada y por eso no tienen las tallas. Pero por el otro, los reclamos que hace la gente a los negocios es que por ejemplo existe el talle único comprendido por un estándar que no es el real o el mayoritario”, mencionó la entrevistada.
Complementar para mejorar
La directora ejecutiva del CIPDH–UNESCO entiende que la ley de talles fue un paso enorme, pero cuestionó que si bien establece la creación de un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti), no regula aspectos vinculados con la oferta. Es por ello que afirmó que necesita ajustes sobre todo en la reglamentación.
Informó que, desde el Centro, se está trabajando en una carta con sugerencias concretas para anexar a la norma. En la misma se expone la exigencia para que las empresas se vean obligadas a ofrecer todas las medidas y también aparece la idea de talles especiales porque se observan que son los más solicitados.
“Los talles especiales en líneas generales son más caros y en realidad no hay una diferencia tan grande”, aseveró la entrevistada. Por ello considera que en la reglamentación de la ley de talles habría que poder acordar con los diferentes negocios en que tengan una oferta generosa en cuanto a la talla y a los tamaños.
Sumado a ello, también entiende que existe la necesidad de estandarizar los talles y ajustarlos mejor. “Si vos, por ejemplo, pedís un talle 38 de calzado en distintas casas; tienen medidas diferentes”, criticó.
“Para nosotros la ropa no es la frivolidad de la indumentaria de moda o de los desfiles. Es precisamente uno de los derechos humanos básicos, nosotros todo lo que hacemos lo hacemos vestidos. Por eso pensamos que era importante alertar sobre esta situación” concluyó Gil Lozano.